Fue destituido tras la revelación periodística hecha por el equipo de MVS, dirigido por Carmen Aristegui, de una red de prostitución pagada con dinero público. Pero su partida no la reconocen ni ex trabajadores priistas ni observadores políticos. Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre sigue en el PRI-DF, dicen, tan intocado como siempre. La prueba de su figurada permanencia se encuentra en el nombre de quien hoy ocupa la silla principal del organismo político: Laura Elena Arellano Gilmore. Se trata de la dueña de una breve trayectoria política hecha sólo en la sombra del Gutierrismo. “Dejar hacer, dejar pasar” es una frase que la define, según personal que reconstruye lo que ocurrió en la entraña de la oficina de Puente de Alvarado, cuando “El Príncipe de la Basura” era el líder. Mientras, en el transcurso del escándalo, el PRI-DF, el esqueleto político por el que el ex dirigente y su grupo emprendieron sus violentas batallas, no halla el rumbo ante la proximidad de las elecciones de junio de 2015.
Ciudad de México, 23 de abril (SinEmbargo).– Laura Elena Arellano Gilmore asumió de manera formal la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal el pasado 8 de abril. En un cortísimo discurso incluyó: “El priismo del Distrito Federal espera de sus dirigencias, trabajo, unidad, reconstrucción política y movimiento permanente”. Pocos días después, pidió a la dirigencia nacional una auditoría para escudriñar los recursos administrativos, así como los bienes, muebles e inmuebles del organismo político que ahora está en sus manos.
Su trayectoria política es mínima. Desde 2009, se mantuvo en la sombra de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. Y, cuando piensan en ella, ex trabajadores de la oficina de Puente de Alvarado la resumen en una frase: “Dejar hacer, dejar pasar”.
Con todo, es quien tiene el desafío de recomponer el lastimado cuerpo del partido ante la proximidad de las elecciones de junio de 2015 cuando se renueven las delegaciones del Distrito Federal y las 500 diputaciones.
De su mandato han transcurrido apenas días, y priistas y observadores de la política mexicana encuentran en su presencia un hecho irrebatible: Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre no se ha ido de ahí.
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La sustituta del “príncipe” o “rey” de la basura en la silla principal del PRI capitalino adueña un currículum sin puestos de elección popular y por lo tanto, sin discursos ideológicos en las tribunas legislativas. “Una política sombra cuyo pensamiento político es muy difícil conocer en momentos en que asume el sitio principal de un partido”, expone Eduardo Huchim, experto en el sistema político mexicano.
Familiar del acaudalado dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), Joel Ayala Almeida, Laura Elena Arellano Gilmore se incorporó a las filas del «Gutierrismo» en 2009, cuando el llamado “príncipe de la basura” logró ocupar la curul de Fuensanta Jiménez Case, quien pidió licencia bajo las mascaradas del fenómeno conocido como “Juanitas”; es decir, mujeres que aceptaban dar su nombre en contiendas a puestos de elección popular y completar así, cuotas de género. Después, dejaban el cargo para que un hombre lo asumiera.
“Ella misma es una Juanita. Mientras ocupó la secretaría general, llegaba al PRI a las once de la mañana y se iba a las 15:00 horas. A veces no regresaba. Jamás participó en las cuestiones de género. Ni siquiera porque era la única mujer en el grupo”, dice uno de los ex trabajadores del PRI-DF.
2009
Fue un año clave. El nombre de Laura Elena Arellano Gilmore aparece en las lista de militantes que aportaron dinero a las campañas del PRI para las elecciones del 5 de julio. Ella le dio de su bolsa 28 mil pesos al partido. (Lista en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que el PRI-DF presentó después de incurrir en omisión de aportaciones).
2011
Cuando Cuauhtémoc Gutiérrez apoyó a Cristian Vargas, apodado “dipuhooligan”, en la batalla en la que rompió las puertas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Laura Arellano Gilmore ya pertenecía a su grupo.
Y también trabajaba en su equipo cuando en 2011 ocurrió el zafarrancho en el que Rosario Guerra resultó con lesiones en la cabeza, evento que la envió al hospital y la hizo renunciar al PRI.
2012
Laura Elena Arellano Gilmore obtuvo por la alianza PRI-Verde Ecologista, la candidatura a una diputación por el distrito XL de Tlalpan, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, pero no ganó.
Que consiguió su cédula profesional en 2007 como Licenciada en Turismo por la Universidad Intercontinental es todo lo que se sabe en cuanto a sus datos públicos.
Es posible completar su trayectoria a través de una entrevista otorgada a Rafael Ramírez en el programa “Un café por la Diversidad Sexual”. De ese encuentro videograbado y colgado en el canal del partido en Youtube, Laura Elena Arellano Gilmore funge como madrina.Dice que es de Tlalpan, que es mamá de una adolescente de 15 años, que estudió Relaciones Turísticas (en la Intercontinental) después de un año en Relaciones Industriales en la Anáhuac del Sur, que empezó a trabajar en módulos de atención ciudadana, que perteneció al sector de la CNOP y que se integró como aliada a Cuauhtémoc Gutiérrez.
¿Cómo se explica un perfil bajo en la política mexicana que abarca, de repente, todo el escaparate? Gustavo López Montiel, profesor de Ciencia Política del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), indica que la construcción del ser político de Laura Elena Arellano Gilmore viene toda de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. “Él la construyó así para no tener ningún contrapeso”, dice.
Uno de los ex trabajadores que habla con la condición del anonimato relata que Laura Elena sirvió estos años como “la cara presentable”, mientras que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre repetía de viva voz que su rostro y cuerpo no eran “llevaderos a ningún lado”.
LA OMISIÓN
“Antes de la oficina de la dirigencia nacional, había una reja. Luego, tres puertas. En ese vestíbulo siempre había mujeres. Iban vestidas con ropa de licra, minifaldas, y los pasos de los tacones eran inconfundibles. Eran las famosas edecanes de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre”, cuenta uno de los ex trabajadores del PRI-DF. Cuando se le pregunta qué hacía Laura Elena Arellano Gilmore, expresa: “Era muy difícil ser secretaria general y no pasar por ahí. Era imposible no subir a la dirigencia nacional. Y luego, era muy complicado no ver”.
Laura Elena Arellano Gilmore intenta resarcir a un partido. Pero su desafío es mayor, si se toma en cuenta que la visión de género está inmersa en la política mexicana. Se trata de una mujer. Y en las causas por las que se persigue a su ex compañero de fórmula, las víctimas son mujeres.
Maricela Contreras Julián fue presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados de la LX Legislatura en 2009. Hoy es delegada en Tlalpan, una de las demarcaciones en las que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y su grupo no se cansaron de señalar irregularidades por corrupción.
De Gutiérrez de la Torre dice: “Desde hace diez años, cuando era Diputado, ya contrataba edecanes. Se habló de acciones ilegales… No se pudo comprobar. Eso se diluyó y se esfumó. El personaje político ahí siguió. [Llegó a ser] dirigente nacional del PRI”.
De su sustituta, Laura Arellano Gilmore, la delegada en Tlalpan indica: “Sería muy interesante conocer su punto de vista porque no ha dicho ‘esta boca es mía’. Está ahí por el régimen estatutario. Son del mismo equipo. Integraron la misma planilla. Valdría la pena que se desmarcara públicamente. Laura Arellano tiene la responsabilidad de dar una opinión pública como mujer y como dirigente del partido ante este hecho… Y que hiciera pública la desmarcación, y que enarbolara ella la denuncia y el proceso de esclarecimiento”.
Frente al relato de las escenas en el interior del PRI, López Montiel, el profesor de Ciencia Política del ITESM que ha estudiado el comportamiento del partido no duda en calificar como “un error” del CEN partidista no modificar a la dirigencia completa del partido. “No lo hicieron porque no querían una reacción únicamente de este grupo o de otros grupos. Pero el costo político hubiera sido menor. Ahora, el CEN tendrá que mantener un espacio de negociación con un grupo que finalmente se hubiera desarticulado, de cualquier manera”.
Según López Montiel ante la proximidad de eventos políticos en los que el partido requiere posiciones, la función de Laura Arellano Gilmore “no es reivindicar al PRI; sino mantener a su grupo, al de Gutiérrez de la Torre”.
Eduardo Huchim, experto en procesos electorales, también se pregunta por qué no se realizó “una cirugía mayor”. Sostiene que tendría que hacerse “una intervención fuerte, no sólo de expulsión del personaje (Gutiérrez de la Torre), sino del grupo que siempre lo acompañó. Porque ahora, estamos ante el Gutierrismo sin Gutiérrez”.
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El ajedrez se ha complicado y el tiempo corre en contra para el PRI-D.F. Al partido le corresponde establecer por lo menos una posición en el renovado Instituto Electoral del Distrito Federal, de acuerdo con las leyes secundarias en materia político electoral que transformaron al IFE en INE.
Para determinar estas posiciones, el organismo político debe lograr un consenso entre el CEN nacional, la dirigencia capitalina y los diputados en la ALDF. Por ahora, los diputados en el órgano legislativo pertenecen a las huestes de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. Y en la dirigencia nacional del PRI capitalino se encuentra una mujer que perteneció a su grupo.
De septiembre a octubre, en el calendario electoral está la construcción de candidaturas para las elecciones de junio de 2015 durante las cuales serán renovados los 500 diputados; además de las 16 delegaciones del Distrito Federal.
Para Gustavo López Montiel hay una conveniencia. “El PRI se encuentra ante la oportunidad de deshacerse de un personaje que ha estado, no únicamente muy cuestionado en términos de imagen, sino que se había hecho de una parte de la estructura del PRI del D-F”.
Ya desde junio del año pasado, se notó una intención por relegar a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. Y tal intención vino de Los Pinos. Ana Lilia Herrera Anzaldo, ex Alcaldesa de Metepec en el Estado de México y cercana a Enrique Peña Nieto cuando fue Gobernador, tomó posesión del Movimiento Territorial, el sector donde se formó De la Torre.
“El PRI estaba organizado por sectores, y los sectores dejaron de tener relevancia. El único importante desde los 90 fue el de la estructura territorial. Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre se hizo de ella. Recuperarlo hoy es fundamental si en realidad el mismo PRI desea deshacerse del Gutierrismo”, explica Gustavo López Montiel.
En la década pasada, al poderío de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre no lo pudo frenar nadie. Ni María de los Ángeles Moreno a quien intentó arrebatarle a sillazos la presidencia del partido en 2005; ni Beatriz Paredes Rangel dirigente nacional entre 2007 y 2011 y testigo de sus acciones a punta de patadas en la Cámara de Diputados y en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal; ni el propio Jesús Murillo Karam –hoy Procurador General de la República– secretario general, al lado de Paredes.
Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre no conoce el fracaso. Eso se puede decir en cuanto la imaginación recorre su niñez ubicada en Santa Cruz Mayehualco, Santa Fe y el Cerro de la Estrella, los territorios donde su padre, Rafael Gutiérrez Moreno fincó el negocio de la basura aprovechable y del voto corporativo para el PRI.
Un par de estudios de la Dirección de Limpia de lo que fue el Departamento del Distrito Federal indica que desde 1984, la autoridad intentó erradicar los cacicazgos en los basureros del Valle de México y sobre todo, a la familia Gutiérrez. En 1994, el gobierno logró instalar tres plantas sanitarias. Terminó con los basureros, pero con el fantasma caciquil no pudo.
En abril de 2014, el hijo del Zar de la Basura alcanzó la fama que jamás había tenido. Una investigación periodística del equipo de Noticias MVS, dirigido por Carmen Aristegui, dio con una red de prostitución para su propio servicio con recursos del propio partido. Hasta ahora, por ese hecho, sólo hay una denuncia en su contra, presentada por integrantes del Partido de la Revolución Democrática ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
Pero dentro del PRI, cientos de militantes piden su expulsión.
Gustavo López Montiel, profesor de Ciencia Política del ITESM elabora tres escenarios si Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre es expulsado por la Comisión de Justicia del partido. En el primero, Laura Elena Arellano Gilmore se mantiene como presidenta. En el segundo, hay un cambio de dirigencia promovido desde el CEN. En el otro, la actual dirigente nacional renuncia y Gutiérrez de la Torre regresa al partido a la vuelta de los años. Este último tiene sustento en el caso de René Bejarano en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Eduardo Huchim, experto en el sistema político mexicano elabora un escenario único: “A pesar de los cientos de priistas y ciudadanos que piden su expulsión y su investigación, esto puede terminar en nada. O en casi nada”.