Inspirado, el 28 de agosto de 2010, el entonces senador Ángel Aguirre Rivero citó a Ignacio Manuel Altamirano: “Antes que la amistad está la Patria, antes que el sentimiento está la idea, y antes que la composición, está la justicia”.
Luego agregó: “Hoy como nunca, Guerrero nos une”.
Poco antes había leído cuatro cuartillas con su renuncia al PRI. “Ni traiciones ni deslealtades”, decía el texto.
Y así se despedía del partido que lo hizo dos veces diputado federal, dirigente estatal, gobernador sustituto y senador de la República.
Y así empezaba, además, su rápido camino, de apenas poco más de un año, hacia la soledad.
El PRI, que sostuvo a Ulises Ruiz, a Mario Marín y a Fidel Herrera, ya no está con él.
Y la fracción de la izquierda (PRD, PT y Convergencia) que lo apoyó en la candidatura que lo llevó a ser gobernador, no se atreve ahora a dar la cara por él.
Sus “padrinos”, los que lo sacaron del PRI, difícilmente saldrán a defender a un hombre que, además, ha acabado de tajo con dos de los postulados más importantes de los gobiernos de la izquierda: la tolerancia con los grupos sociales más desprotegidos, y la austeridad.
Es el mismo Ángel Aguirre que junto con su secretario general y con su titular de Finanzas tienen por lo menos 93 familiares directos –es decir: hermanos, tíos, sobrinos y primos– en la nómina del gobierno del estado.
Es el mismo Aguirre que habría dado la orden al general Ramón Miguel Arreola Ibarria de desalojar a los normalistas, provocando la muerte de dos de ellos.
Hasta la fecha, sus “padrinos”, quienes se apuntaron como victoria propia su llegada a la gubernatura, no han dado la cara.
Se trata del jefe del Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; el presidente nacional del PRD, Jesús Ortega; el dirigente de Convergencia, Luis Walton Aburto; el dirigente del PT, Ricardo Cantú Garza; el coordinador nacional del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), Manuel Camacho Solís, así como el dirigente estatal del sol azteca, Misael Medrano Baza.
El 30 de agosto de 2010, Marcelo Ebrard aseguró al presentar a Aguirre como candidato de las izquierdas que si Aguirre no tuviera autoridad moral, él y “quienes ahora lo apoyan no estarían aquí; tampoco si no hubiera un compromiso de cambio social, respeto a la ley y a los derechos humanos, y cambio profundo en el estado”.
Ahora ninguno de ellos “está allí”.
Aguirre se ha quedado solo. Sin Dios y sin diablo.
BASOFIA
El 9 de marzo de 1997, en la celebración del 68 aniversario del PRI, el entonces gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre Rivero, dijo ante sus correligionarios: “Ante la ausencia de cuadros, [los partidos de oposición] recogen la bazofia y la basura de nuestra organización política. A los oportunistas el PRI no los necesita ni los quiere; por el contrario, agravian a la verdadera militancia y nada tienen que ver con la democracia”.
Su hijo, quién lleva el mismo nombre, declaró en una entrevista el 27 de abril de 2009, siendo candidato a Diputado Federal por el PRI en el Distrito 8 de Guerrero: “Cuando el PRI va consolidado, nada lo detiene”.
Ángel Heladio Aguirre Rivero, siendo Diputado Federal del PRI, votó a favor del juicio de procedencia del desafuero de Andrés Manuel López Obrador el 7 de abril del 2005.
Por ello, cuando el ahora gobernador “se volvió a la izquierda”, los simpatizantes de AMLO se pronunciaron por no apoyar a Aguirre para Gobernador. Llegó con el apoyo sólo de los ebrardistas. Y otros grupos, como la Izquierda Democrática Nacional de René Bejarano, intentaron cerrarle el paso como candidato.
Incluso se dice que algunos operadores de AMLO, descontentos con el ex priista Aguirre Rivero, buscaron debilitarlo.
El día 23 de Octubre de 2010, el coordinador de la fracción perredista de la Cámara de Diputados en San Lázaro, Alejandro Encinas Rodríguez, adelantó que no apoyaría al candidato de la coalición Guerrero nos Une, Ángel Aguirre Rivero, y consideró que el PRD debió participar en la contienda electoral con candidato propio.
“Lo dije textualmente e insisto en esta idea: creo que en el PRD tenemos candidaturas fuertes y no tenemos que andar importando candidatos”, dijo.
Como sea, importaron al candidato. Y ahora Aguirre se ha vuelto el “gobernador incómodo”.
Han pasado 30 horas desde la muerte de los dos estudiantes en Chilpancingo. Aguirre no se ha presentado en ningún lugar. Únicamente se defendió a través de Twitter.
Con él, todos los que lo postularon se han escondido.