Ciudad de México, 21 de enero (SinEmbargo).– Portugal se paralizó como si se tratase de la conquista de la Copa del Mundo. Cristiano Ronaldo había conseguido un galardón individual que tanto trabajo le había costado y una nación entera se entregó a esas lágrimas del atleta más completo que tiene el futbol profesional en la actualidad. Mientras el hijo del ídolo madridista subió hasta el podio donde estaba el reluciente Balón de Oro, una nueva era en la nación lusitana se hizo presente ante los ojos de un chico pobre convertido en un adulto exitoso.
Una semana antes de ser premiado, Cristiano se unió al lamento mundial sobre la muerte de Eusebio. La Pantera Negra falleció dejando un hueco emocional a la altura del recuerdo de varias generaciones que lo vieron anotar goles con un empuje descomunal. Pelé intentó ponerle un poco de angustia cuando intentaba retrasar el nombre del ganador que estaba escrito en el sobre que tenía en sus manos. Cuando pronunció el nombre del 7 madridista, significó el segundo galardón de este tipo para el talentoso futbolista, pero mucho más para millones de portugueses entregados a la pelota. No fue un simple premio, sino un cambio de estafeta.
Ayer, Aníbal Antonio Cavaco Silva, presidente portugués, le entregó a Cristiano la medalla de Gran Oficial de la Orden del Infante Don Henrique de Portugal, por “contribuir a la proyección internacional del país”, declaró el mandatario. Concentrado como si fuese a patear un tiro libre al ángulo, Ronaldo inclinó su cuerpo para recibir la distinción y estrechó la mano del político. Después de los aplausos, sonrió sin las lágrimas de la gala, pero con la expresión de quien se siente más comprometido que halagado. "Esta condecoración me da motivación para seguir trabajando cada vez más y mejor”, declaró el futbolista.
La Cruz de la Orden de Cristo, colgaba a la altura de su pecho. Junto a él estaba Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid, quien se ha entregado por completo a todo lo que genere el emblema de su equipo. Cristiano sorprendió a todos sus críticos con sus lágrimas. La imagen humanizada de alguien que persigue la perfección con una seguridad a la que muchos confunden con arrogancia, se vio beneficiada hoy con un galardón más individual para su colección. A diferencia del Balón de Oro que ganó hace una semana, esta vez no estaba la FIFA a su alrededor, sino un país entero que ha sabido reír y llorar con él.
A la par de sus actuaciones con el cuadro merengue, el portugués tiene en sus manos la responsabilidad de convertirse en algo más que un ídolo deportivo en su país. Algo que no rechaza, convencido de estar en el mejor momento de su carrera luego de habérsele reconocido después de tanto tiempo sin el premio que tanto anhelaba en manos de Messi. "En un momento en el que Portugal precisa tanto de la unión de todos, las victorias de Ronaldo son un motivo de alegría y energía para todos", enfatizaba Cavaco Silva sobre el ídolo nacional.
"Es un momento de gran orgullo para mí recibir esta distinción", dijo contento el futbolista ante la mirada de amigos del Sporting de Lisboa, club donde debutó. A sus 28 años, Cristiano sigue los pasos de la Pantera Negra quien es el único jugador que fue condecorado con una distinción de mayor rango. El camino trazado por la leyenda del Benfica, es un mapa para Ronaldo, consciente del baluarte social en el que se ha convertido. Una medalla en forma de cruz colgaba de su cuello, mientras toda una nación se le entrega a seis meses del Mundial, donde podría alzar una copa que el mismo Eusebio no pudo ganar.