Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo).- En el interior de las Federación Mexicana de Futbol (FEMEXFUT) han decidido acordar sus reglamentos con los de las leyes federales. Los extranjeros que se naturalicen, podrán ser considerados como jugadores nacionales sin necesidad de haber jugado sin otro requisito que su documento oficial, dejando atrás el tiempo que debían aguardar. La postura de los encargados de decidir lo que ocurre con el deporte más popular del país, en su carácter profesional, es de apertura sin restricciones a los foráneos.
Migración establece cinco años el tiempo mínimo para que un extranjero pueda considerarse como mexicano. El reglamento de la FEMEXFUT iba más allá. El futbolista foráneo además de cumplir con ese requisito, debía esperar dos años tras la obtención de su pasaporte. Decio de María, en su carácter de presidente de la organización, mencionó que las leyes fueron reduciéndose. En medio de estas declaraciones, el medio futbolístico se ha volcado al tema, no solo desde la prensa, sino en los mismos protagonistas.
Pedro Caixinha, entrenador portugués del Santos, lamentó las críticas de un sector hacia la apertura de las fronteras del futbol, enumerando diez preguntas sobre lo que pasa en el deporte nacional por excelencia. “¿No era un naturalizado –Rubens Sambueza- el que buscaban como salvador para clasificar al Mundial?”, cuestionó en uno de los puntos. Con un discurso basado en la teoría del mundo global en el que todos los días interactuamos, plantó la polémica de los que están a favor de la nueva flexibilidad reglamentaria.
“Hay que tener referencias internacionales de cómo es el mundo, de cómo ha ido evolucionando este tema”, opinó De María. La principal preocupación pasa por el futuro de las próximas generaciones que hoy compiten en las fuerzas básicas de los equipos profesionales. México tiene dos campeonatos mundiales sub 17 en los últimos ocho años, aunados a la espectacular medalla de oro olímpica conseguida en 2012 bajo el cielo de Wembley. El Tri se ha convertido en potencia dentro de las categorías menores y hay quien piensa que la llegada de nuevos foráneos, terminaría por obstaculizar prometedores prospectos.
En Coapa, los colombianos Aquivaldo Mosquera y Luis Gabriel Rey, defendieron la nueva propuesta al determinar que “el nivel de la liga aumentaría considerablemente”. El Canguro, delantero en buen ritmo que tiene América, fue más allá al declarar que es “sano, y que le servirá a mucha gente de afuera que arribe al futbol nacional”. A sus voces, se unieron Ángel Reyna al descbirbir como “envidiosos” a los que no apoyan la medida”, recordando que las leyes federales están por encima de cualquier reglamento en particular. Otra voz pesada fue la de Oribe Peralta, ídolo actual de la afición, quien considera “beneficiosa” la apertura para el torneo doméstico.
La parte en contra tiene a la gran mayoría de la prensa deportiva nacional, donde se ha debatido el tiempo que tardará la selección en contar con 11 titulares no nacidos en México. Apoyando la postura está Miguel Herrera con su flamante puesto como entrenador del Tri. "El Piojo" está convencido de que se interrumpirán procesos de jóvenes con talento. Con una lealtad considerable, el capitán del cuadro mexicano en Brasil 2014, defiende la postura de su técnico. Rafael Márquez pidió que mejor se redujeran las plazas para darle oportunidad a caras juveniles. El zamorano recordó la poca oportunidad en Primera División que han recibido muchos futbolistas que se han coronado en campeonatos internacionales con límite de edad.
En tiempos donde la política se ha abierto a la inversión extranjera en uno de los tesoros nacionales, parece ser que el futbol intenta seguir con su representación fiel a lo que pasa en la vida nacional. El panorama está claro. Se esperan nuevas adquisiciones, en su mayoría sudamericanas, antes que apellidos que refresquen la baraja establecida desde hace años. Desde la FEMEXFUT comparten lo dicho por Caixinha, sobre vivir en un mundo globalizado. De los 18 equipos, solo Chivas, Puebla, Pachuca y León, no juegan con naturalizados. En el Rebaño, la tradición les pide, ni siquiera considerar extranjeros.