
Ciudad de México, 10 enero (SinEmbargo).- Se lee de una sentada. Con fruición. Con gozo. Con dolor. El testimonio que ofrece el periodista Juan Pablo Proal acerca del personaje que es centro en su nuevo libro, Voy a morir (Lectorum), revela la vida fascinante de un extraordinario artista: el cantautor José Cruz, fundador del grupo Real de Catorce.
Si con su libro anterior, Vivir en el cuerpo equivocado, el joven editor de la web de Proceso, nacido en Puebla en 1983, ponía el acento en el tema de la transexualidad y la diferencia para desplegar la curiosidad periodística en pos de una mayor comprensión del mundo que nos rodea, con Voy a morir se mete de lleno en la cultura urbana de las últimas décadas a través de un personaje tan rico como contradictorio.
Es la biografía temprana de un músico y poeta que todavía está entre nosotros, pero es también la voz de una subcultura que ha llegado al siglo XXI con la fuerza de una cultura a secas, un mapa que define cierta parte de México (la ciudad, el Distrito, el rock, la música rupestre) y con ello construye una buena e insustituible porción identitaria.
Nacido en 1955 en ciudad de México, José Cruz Camargo Zurita, fue un niño consentido por su abuela Juana, por su abuelastro José Cruz, a quien le debe el nombre, la pasión por la armónica y el sentido de la libertad individual por sobre todas las cosas.
Fue un niño que se sintió pobre en la escuela primaria rica y bilingüe al que se empeñó que fuera su padre, Jorge Camargo. Fue un atleta adicto al gimnasio, buen jugador de futbol, gigoló en la adolescencia y, sobre todo, un hombre enfrentado irremediablemente con su progenitor.

Padre de una única hija, María José, esposo de Martha, novio de Vanessa y hermano de Julia y Georgina, todas mujeres que junto a su abuela Juana y su madre Lydia lo mimaron, lo cuidaron y lo dejaron ser entre arranques de misticismo, afiliación a Alcohólicos Anónimos y la composición de temas que nutren con voz propia el cancionero mexicano.
José Cruz es también, como fundador de Real de Catorce, el artista que más ha apostado por el blues en su versión nacional, convencido desde edad temprana que había que cantar en español y es por cierto un cantautor que llegó tarde a la eclosión de la MTV y al auge del rock mexicano que en los 90 encabezaron grupos como Café Tacvba, Molotov y Control Machete, entre otros.
UN RETRATO DEL DOLOR
El retrato de Proal es también el retrato del dolor. Como sabemos, Cruz está sumido en una esclerosis múltiple que hasta que fuera diagnosticada lo tuvo varias veces al borde de la muerte.
Una enfermedad tan devastadora como incomprensible fue para sus compañeros de grupo, quienes al mando de Rodrigo Farías y Magdalena González Gámez (los malos de la historia según el libro de Juan Pablo), acusaron al músico de flojo y de divo cuando sus males físicos comenzaron a pasarle factura y, por tanto, a alejarlo de los escenarios.
Tal vez en este dibujo un poco sesgado de la relación conflictiva entre José Cruz y sus ahora ex compañeros de banda –entre ellos el otro fundador de Real de Catorce, Fernando Abrego- el libro de Proal muestre su única fisura. Cómo decirlo: la historia se cuenta desde un único lado.
De más está decir que según aclara el propio Proal los otros miembros y ex representantes de la agrupación decidieron voluntariamente no participar en el libro, al igual que el hermano menor de José, Jorge Camargo, a quien no le gusta –dice- “hablar de mi vida privada”.
Fuera de esa zona de miseria humana en donde los intereses individuales se anteponen a los del conjunto, la biografía de José Cruz no tiene desperdicio.
Sin cursilerías ni golpes bajos cuenta la historia de un hombre que vivió a pleno, que no privó de drogas, de viajes ni de experiencias abismales, todo por encontrarse a sí mismo y expresar lo más hondo de su fuego artístico y existencial, dejando con ello una obra musical tan personal como irremplazable.
Méritos tiene también la editorial Lectorum y su director Porfirio Romo Lizarraga por publicar lo que en principio “no se vende” en México: libros de música o de músicos.
Voy a morir es un trabajo que pone a Proal en una zona necesaria: la del periodista que pone el acento en esos personajes y situaciones de la realidad que como el dinosaurio de Tito Monterroso siempre estuvieron allí, sólo que no los veíamos.
Si a ello se le suma que una vez terminada la lectura del libro sobreviene un impulso irrefrenable por bucear en la discoteca y sacarle el polvo a los discos de Real de Catorce que teníamos olvidados, tarea realizada, ciclo cumplido.
El libro será presentado el jueves 16 de enero en el Multiforo Alicia, a las 19 horas, con la presencia de José Cruz, fundador de Real de Catorce; el periodista Álvaro Delgado; el escritor Fabrizio Mejía Madrid, y el autor.




