Ciudad de México, 6 de enero (SinEmbargo).- La historia de Robert Lewandowski está escrita como si se tratase de un veterano delantero. A sus 25 años, ha salido del anonimato para encumbrarse en un país entregado a la pelota. Con sendas actuaciones, conquistó a la complicada afición de Dortmund. Allí, en el mismo lugar donde Alemania fue despedida con aplausos tras perder en su mundial frente a Italia en semifinales, formó parte de una generación de ensueño comandada por el distinto Jurgen Klopp. Sus goles, tan variados en técnica y forma, han llamado la atención de las grandes billeteras de Europa, desde hace poco más de un año y medio. Vencido el romanticismo de la lealtad, el artillero ha decidido cambiar de aires.
Leo Beenhakker, mítico entrenador que supo dirigir en México, fue el director técnico de la selección polaca de futbol de 2006 a 2009. El mismo que había llevado a Zlatan Ibrahimovic al Ajax de Amsterdam, recorrió el país en busca de talento para tratar de conformar un cuadro competitivo. En un equipo chico, sin tanto renombre, encontró un diamante en bruto que anotaba goles con suma naturalidad. El espigado Lewandowski empezaba a volverse profesional cuando fue convocado para representar a su país. A partir de ese momento, el ascenso metafórico de un goleador, llenó a la Bundesliga alemana de gran pundonor.
El Borussia Dortmund supo adentrarse al dominio que el Bayern Munich en un campeonato opacado por la fama de la liga inglesa y la española. En Bavaria, vieron como de a poco un rival con talento joven dominaba la clasificación sin mesura. Apellidos como Sahin, Gotze, Reus, Hummels y Gundogan, se unieron a Robert para convertir a ese equipo amarillo en un intrépido aluvión. Europa se rindió al sistema de los chicos de Klopp, un hombre romántico de la pelota con tantos gestos como variantes tácticas. Dos campeonatos de liga y una final de Champions League, es el resultado de una etapa para el recuerdo que parece irse acabando con el exilio de sus principales figuras.
Entonces las carteras grandes acudieron hasta Dortmund como cazadores profesionales en plena época de bonanza. El Borussia aguantó firme, confiando en la lealtad de sus pupilos, hasta que las cifras terminaron por doblegar. El negocio ha vuelto a triunfar por encima de la naturalidad del juego. Mario Gotze fue el primero en partir al equipo de Pep Guardiola. Una máquina avasallante, se ha hecho de los servicios del nueve polaco, sin pagar un solo euro por el traspaso, pero mejorando considerablemente el salario del ariete. Encaprichados por no negociar, el Dortmund dejó que Lewandowski quedara libre de negociar, al estar a seis meses de que concluya su relación contractual.
El sábado pasado, Robert arribó a Munich para realizarse los exámenes médicos correspondientes. El próximo verano, se unirá a una filosofía que pinta para ganarlo todo este 2014. Encaprichado con la perfección, Guardiola tiene ya a un delantero como pocos tan eficaz en lo atlético y con un olfato goleador prudente. La Bundesliga empieza a sufrir lo que padece la liga española, con la brecha económica entre el Bayern Munich y el resto. Lewandowski jugará los próximos seis meses enfundado en la camiseta que defiende desde hace 3 años y medio. Una fiel afición está dolida, mientras observa impotente como se marchan sus ídolos.
