¿Cuánto queda sin traducir de Chéjov? El editor Paul Viejo dirige los relatos y traducciones del autor ruso

31/12/2013 - 12:00 am

 Pese a la abundancia de traducciones y antologías de los cuentos de Antón Chéjov, que en demasiadas ocasiones repiten títulos y selecciones similares, el lector no tiene la opción de acudir a su narrativa breve completa, perdiendo así la oportunidad de leer un gran número de cuentos que permanecen inéditos y, sobre todo, de considerar el desarrollo de toda la obra del escritor, sus diferentes periodos, la progresión de su escritura.

Cuentos completos de Chéjov. Foto: Especial
Cuentos completos de Chéjov. Foto: Especial

A propósito de la flamante edición que la Editorial Páginas de Espuma hizo de los Cuentos completos de Chéjov,  Paul Viejo habla sobre su trabajo en el proyecto.

La obra reunirá los seiscientos cuentos que componen la totalidad del corpus, muchísimos de ellos sin editar en español, junto a aquellos relatos no publicados o inconclusos en vida del autor. Se trata de cuatro tomos de 1200 páginas cada uno, que saldrán publicados a razón de uno al año (de 2013 a 2016), en una edición dirigida por Paul Viejo, especialista en literatura rusa y escritor. Además de numerosas notas, tablas, índices y apéndices bibliográficos, la recopilación aspira a ser la edición completa y definitiva de los cuentos de Chéjov en una exquisita presentación y cargada de material adicional.

Este primer tomo de la serie, 1880-1885, incluye la producción inicial de un total de 239 cuentos, presentados en orden cronológico, desde el primero que publicó por el autor Carta a un vecino erudito hasta Un drama de caza, que abrirá el siguiente. Alrededor de un 20 por ciento de los cuentos ven la luz por primera vez en nuestra lengua.

– ¿Qué tiene de especial esta edición que ahora se acomete de los cuentos de Chéjov? ¿Cómo surgió la idea de este ambicioso proyecto?

–La idea surge antes como curiosidad de lector que como proyecto editorial, y responde a la pregunta “¿cuánto queda sin traducir de Chéjov y por qué nunca se han hecho unas obras completas?”. Hasta ahora todas las lecturas que hemos hecho de los cuentos de Chéjov ha sido a través de antologías más o menos amplias pero que no permitían situar bien la obra del autor, leíamos pero no sabíamos a qué periodo correspondían, o lo teníamos que intuir, y esa es una de los aspectos más especiales de esta edición: que ahora los “chejovianos” podremos leer de manera ordenada, desde el primer al último relato, y así hacernos una idea clara de cuál fue el proceso, la evolución, además de que en la misma edición se incluyen muchos datos que serán jugosos para los aficionados más acérrimos.

–Cuatro años de trabajo editorial, cinco mil páginas, cuidada traducción, rigurosa edición… El autor y su obra lo merecían.

Todo clásico de la talla de Chéjov lo merece, pero también entiendo que se trata de empresas que no siempre tienen por qué compensar. En realidad bastaría con un cuadernito que contuviera solo La dama del perrito para que los lectores tuvieran Chéjov para rato, pero sería una pena dejar de lado una parte poco o mal conocida de Chéjov y una imagen completa. Y eso trata esta edición, que el que quiera conocerlo lo máximo posible del autor, pueda acudir a ella en las mejores condiciones posibles.

 –¿Cómo es posible que a estas alturas de siglo todavía quedasen cuentos inéditos por traducir al castellano de un maestro como Chéjov?

–Supongo que puede responder a dos motivos: volumen y calidad. El primero, la enorme producción de Chéjov en cuanto a cuentos y relatos, facilita que de cara a selecciones y antologías se escaparan títulos que al final nunca se recopilaban. La otra, que siempre es mucho más subjetiva, quizá responda a veces a criterios de calidad o al gusto de los antologadores. Es el periodo inicial en el que hay un mayor número de textos sin publicar nunca en un libro en español, y es el periodo que se corresponde con obras en principio más ligeras o menos artísticas, y quizá por eso se solían evitar. Pero si acudimos a este primer volumen de los Cuentos completos (1880-1885) veremos que entre alguna de esas piezas “menores” o más juguetonas, justo al lado y escritas al mismo tiempo, también hay joyas como El gordo y el flaco o Se fue –presentes en muchas antologías– que tienen el mismo nivel como aquellas otras que estaban sin traducir.

–¿Cómo se estructura esta especial edición de los cuentos del maestro ruso? ¿Buscas quizá un mayor acercamiento del lector a la esencia de su obra, de su evolución literaria?

–Sí, una de las mayores preocupaciones era el aspecto cronológico de los cuentos, que es como está ordenada la edición, o, más exactamente, lograr que al lector en español le llegase una imagen clara de cómo se fue produciendo la obra de Chéjov y evolucionando. Así, un lector atento e interesado podrá comprobar cuáles fueron los pasos y cómo los daba para llegar a cumplir con perfil de escritor que le hemos asignado, como adquiere las características que le asignamos, cómo cumple con los tópicos que tenemos de él, pero también cuáles se caen y dejan de tener validez. Es decir, una imagen completa de Chéjov y no solo la filtrada a través de selecciones de sus mejores cuentos.

–En el trabajo de documentación, que imagino exhaustivo y arduo, ¿qué ha sido lo más complicado y lo más valioso?

–Hay dos líneas de trabajo de cara a esta edición que fueron, sí, laboriosas pero igual de valiosas y necesarias. Por una, había que saber qué es lo que se había publicado en español, exactamente, cuántas veces, en qué traducciones, cuándo, para así tener claro qué es lo que le faltaba por conocer al lector de nuestro idioma, y que resultó un trabajo más interesante de lo esperable, porque no dejaba de ser otra cosa que un repaso por la historia de los “chejovianos”, de gente que se ha preocupado y ha querido traducir al Chéjov, generalmente con gran afición además. La otra línea, evidentemente, era recuperar toda la información posible sobre los cuentos de Chéjov, su historia y sus condiciones, sus anécdotas y demás, para ofrecérsela al lector junto con los cuentos.

 

Chéjov. Foto: Wikipedia
Chéjov. Foto: Wikipedia

–¿En qué consiste básicamente el material adicional aportado a esta edición?

–Junto a los propios cuentos –que en este primer son 240 de muy diferentes extensiones y tonos– se ha incluido una introducción/anexo de 70 páginas que permitirá que cada lector profundice en la obra de Chéjov en la medida en que busque o le apetezca tener más información: desde situar el momento exacto en que Chéjov escribe, con detalles y repaso a su funcionamiento con las revistas y los editores, o la explicación de su ritmo de producción, a cosas quizá más desconocidas para nosotros como la publicación de sus libros de cuentos y cuáles se incluían. Hemos rehuido de volver repetir datos biográficos generales que quizá sí son más conocidos o accesibles – aunque en los sucesivos volúmenes, en ocasiones, se vuelva sobre ellos- así como análisis o valoraciones de los textos que sí hubieran sido en exceso subjetivas. Pero además en este material se incluye toda la información posible relativa a cada uno de los cuentos, consultable de manera cómoda y ordenada, que va desde las lógicas fechas y lugares de publicación, títulos originales, versiones existentes y cuanta anécdota particular e interesante que se ha podido localizar, hasta la indicación de otros posibles títulos en español que el lector se ha podido encontrar previamente, porque resulta divertido contar el número de títulos distintos –a veces muy muy distintos– que ha podido tener un mismo cuento de Chéjov.

–Como experto que eres en literatura rusa, me surge una curiosidad inevitable: ¿qué escritores rusos desconocidos, o al menos no tan conocidos como los clásicos, me aconsejarías leer?

–No te podrás creer la cantidad de autores y textos interesantísimos que de un país como Rusia nos queda por disfrutar. Pero me gustaría recomendar dos a los que el lector en español podría acudir ya bien traducidos. El primero es un clásico desconocido, o un clásico menor pero apasionante: Sigismund Krzyzanowski, que tiene unos alucinantes cuentos entre la vanguardia (se publicaron en los años 20 y 30) y la prosa más exquisita, y que se pueden encontrar en La nieve roja (Siruela 2009, traduccion de Jesús Gª Gabaldón). El segundo es un autor contemporáneo, que recientemente incluso ha visitado España, Yuri Buida, que escribió una de las novelas más interesantes que he leído en mucho tiempo, El tren cero (Automática Editorial 2013, traducción Yulia Dobrovolskaya y José María Muñoz Rovira, y que ojalá encuentre sus lectores aquí para que se puedan seguir publicando otras obras suyas como El tercer corazón o los cuentos de La novia prusiana.

Benito Garrido / culturamas.es
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