Por Manuel Gaona
Tequisquiapan (México), 31 dic (dpa).– Los niños centroamericanos migrantes que pasan por la estancia del migrante en el pueblo mexicano de Tequisquiapan sueñan con pasteles, un producto escaso en sus países pero que se convierte en un aliciente en el vía crucis que atraviesan para conquistar el "sueño americano".
"Todos saben que aquí siempre hay pastel, algo que ellos no pueden tener en sus países. Cuando ellos ven un pastel hacen una fiesta", contó a dpa Martín Martínez Ríos, fundador y responsable del refugio.
"Ya saben todos ellos que si llegas aquí vas a comer pastel", agregó el encargado del centro, en el que se presta ayuda a centenares de migrantes que llegan en tránsito a México con la intención de lograr cruzar a Estados Unidos en busca de un mejor futuro.
Martínez, 53 años, fue migrante hace muchos años y ahora los ayuda. Lo hace desde hace 13 años, con la ayuda de su esposa y sus tres hijas.
Tequisquiapan, en el céntrico estado de Querétaro, es paso obligado de migrantes de Centroamérica que viajan en trenes de carga rumbo a la frontera de México con Estados Unidos, a donde cruzan de forma ilegal pagando extorsiones y muchas veces siendo víctimas de delitos como robos y secuestros.
Según Martínez, el número de niños y mujeres que cruzan México hacia Estados Unidos aumentó durante este año, al igual que la presencia de bandas del crimen organizado en la zona.
Martínez afirma que este año repuntó la presencia en un cinco por ciento de niños y 20 por ciento de mujeres. Muchas de las mujeres son madres de familia y viajan con los menores.
El director del albergue afirma que niños desde los nueve años viajan a Estados Unidos solos y son las principales víctimas de abusos.
El hombre dice que ha visto cosas terribles que le suceden a los migrantes centroamericanos en su travesía por México y consideró que "con la presencia de niños indocumentados el tráfico de órganos y secuestros aumentará".
"No tenemos números, pero lo sabemos", concluyó Martínez mientras ultimaba la organización para dar una pequeña alegría a los niños migrantes con los pasteles.