Ciudad de México, 18 de diciembre (SinEmbargo).- Tabasco vive en la paradoja: es un estado rico en recursos naturales, pero con una situación de pobreza extrema.
La canción dice que Tabasco es un edén. Pero poco faltó para que el modelo de desarrollo petrolero –constante desde los años setenta–, el cambio climático y la mala planeación, acabaran con él. En esto coinciden los estudiosos.
“Tabasco es una zona que con el boom petrolero provocó inmigración de personal. Ahora es una zona de expulsión, no hay trabajo y emigran. Se acabó y esto no creo que vaya a cambiar demasiado con el boom petrolero porque se requiere personal altamente calificado que viene de afuera”, afirma el Doctor Rafael Loyola, director del Centro del Cambio Global y la Sustentabilidad en el Sureste (CCGSS), asociación civil que busca a través de investigaciones generar propuestas para que el impacto del modelo del desarrollo petrolero que vendrá con la Reforma Energética sea menos lesivo.
“Nos preocupa que el nuevo boom petrolero en la región no vaya a ser parecido al primero, en donde la afectación al medio ambiente ha sido muy severa; habría que tratar que el nuevo boom sea amable con el entorno, ahí la responsabilidad del Centro es tener un seguimiento, hacer una investigación sobre lo que pasa y formular opciones de desarrollo que permitan atender mejor cualquier desequilibrio”, plantea.
El sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que Tabasco por su riqueza y los daños que el hombre le ha hecho al medio ambiente, es un laboratorio para ver los efectos del cambio climático.
“Tabasco se ubica en una región ejemplar para observar los efectos del cambio climático. Lluvias extremas, inundaciones, erosión de tierra, contaminación, desorden en la organización territorial y las perspectivas de lo que vaya a pasar en la región no son muy halagüeñas”.
El director del CCGSS prevé que los efectos del cambio climático, al que algunas personas se resistían todavía hace unos años a creer que existía, serán mayores.
“La intensidad de los efectos climáticos cada vez va a ser mayor, acompañado incluso de sequía, erosión de tierra en bosque tropical, tenemos fotos de pozos petroleros que estaban en tierra firme y ahora los tienen que rodear con barreras porque ya están inundados”, describe.
Los ecosistemas están cambiando paulatinamente, y un caso son los pantanos del municipio de Centla que están en riesgo de convertirse en zona lacustre y alterar así al ecosistema, formado por flora y fauna, alerta.
“Hay un problema de deforestación, de erosión de tierras, de contaminación, de excedentes de agua y junto con eso, siendo un estado rico, también tiene niveles de pobreza impresionantes. Hay dos o tres Tabascos que pareciera que no se tocan. Si uno va a Villahermosa encuentra los mejores centros comerciales como en Houston o Miami [Estados Unidos] o el Distrito Federal, los mejores restaurantes y por supuesto situaciones de pobreza no halagüeñas”, añade.
El modelo de desarrollo petrolero seguido en los últimos años por Tabasco va a tener afectaciones serias a los temas de la biodiversidad y de ecosistemas, reitera.
–¿Nunca tuvo límites? –se le pregunta.
–El modelo petrolero es un modelo que responde a requerimientos nacionales, no locales o regionales, y hay que preguntarnos, no tengo la menor idea cómo ha sido utilizado en Tabasco el recurso que viene de las participaciones petroleras, incluso hay una discusión de que con el pPesidente Felipe Calderón se disminuyeron drásticamente las participaciones del petróleo al estado. Ahí hay un asunto en que resolver –responde.
Es ahí donde el CCGSS busca ser un factor que favorezca y coadyuve a la formación de un nuevo modelo de desarrollo. Para ello buscan llamar atención sobre invertir en ciencia y tecnología, en una entidad con uno de los peores indicadores en investigación en la materia, expone.
GÉNESIS TARDADA
Los primeros trazos del CCGSS se dieron en 2007, cuando en un encuentro científico se le planteó al entonces Gobernador, Andrés Granier Melo, que Tabasco tenía una estructura frágil en ciencia y tecnología, y le pidieron recursos para mejorar la situación, a lo que el Químico aceptó.
Pero las lluvias intensas que castigaron a Tabasco ese año y en 2008 postergaron la creación de un proyecto. Este comenzó a cuajar dos años después durante una visita al estado de parte del rector de la UNAM, José Narro, donde el proyecto volvió a ser planteado al gobierno estatal y Narro mostró interés y pidió que la UNAM participara. También invitaron a la Academia Mexicana de Ciencias y al Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, por sus siglas en francés).
Loyola comenzó a integrar un comité científico pluridisciplinario, con geógrafos, matemáticos, biólogos, ingenieros y sociólogos.
La intención era trabajar en áreas como biodiversidad, el manejo del agua en una región que es la séptima reserva mundial, y en energía renovable, en una entidad que puede usar al agua como fuente de energía eléctrica, y con recursos de insolación “marca llorarás”, dice Noyola.
También buscar atender problemas como el cambio global y la migración.
Un objetivo guía al CCGSS: tener a la biodiversidad como eje de modelo de desarrollo.
“Hay que entrarle a la economía sustentable y buscar economía en recursos sustentables”.
Recuerda que en 2010 el gobierno tabasqueño buscó recursos federales para el centro y se lo planteó a Presidencia, que al buscar recursos detuvo el proyecto.
Cuando en 2011 sale del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Jorge Romero Hicks y entra Enrique Villa, el proyecto se desatora a nivel federal, y el 2 de julio de 2012 pudo arrancar, con 11 millones de pesos otorgados por el Consejo, la UNAM aportó otros 11 millones de pesos y el gobierno de Tabasco ofreció instalaciones y un terreno. Además pudo sumar otros 15 millones de pesos de un fondo mixto con Pemex.
Formularon el primer proyecto que es monitorear e investigar la cuenca baja del río Usumacinta, con la coordinación de la que fuera Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca durante el mandato del Presidente Ernesto Zedillo, Julia Carabias Lillo.
“El proyecto de Usumacinta nos ayuda a crear una agenda de investigación, esperamos lanzar un Usumacinta que nos permita tener una versión integral de la cuenca y en materia energética estamos viendo las áreas de oportunidad, con energía de biomasa y solar, la eólica no porque Tabasco no tiene las condiciones de Oaxaca o Baja California”.
Actualmente con ocho investigadores, y con un centro equipado, los retos del CCGSS son asegurar los recursos para operar en 2014, y tener certidumbre institucional, que no haya dependencia de acuerdos políticos, y sobre todo ganarse su derecho a existir.
“Mostrar que tenemos talento y ganarnos la confianza”, concluye.