Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).– El miércoles pasado, uno de los mejores jugadores de los 90 anunció su retiro con la melancolía en el aire. Allen Iverson se sentó ante los medios en la sala de prensea del Wells Fargo Center de Filadelfia. Luego de tres años ausente del mejor basquetbol del mundo, a sus 38 años dejó atrás su etapa de profesionalismo. Un competidor nato, capaz de asombrar hasta al propio Michael Jordan, se dirige directo hacia el Salón de la Fama de la NBA con todos los derechos ganados.
Jordan se retiró en cancha de los 76’s con Allen Iverson aplaudiendo sin parar junto a todo el estadio. El bajito base armador, nunca negó su admiración por el más grande jugador de todos los tiempos, aún en los momentos que muchos insistían en crear una enemistad provocada por un drible genial que Michael sufrió en un partido. Dueño de las emociones de la gente de Filadelfia, desempeñó un papel primordial en la consolidación de la franquicia mientras esta cambiaba de imagen para adentrarse al nuevo siglo. Allen fue basquetbolista y bandera.
“Quiero que sepan que todo esto es una broma y que todos se pueden ir a casa ahora”, declaró en tono de broma Ann Iverson, madre del jugador, minutos antes de que su hijo diera la noticia. Sin embargo, algún periodista dudo sobre lo dicho, después de los últimos tres años revoltosos que ha vivido el legendario 3 de los 76’s. Un paso breve por el Besiktas turco, fue el paso final de un jugador inmiscuido en muchas cosas extra cancha. Al final, Allen espero algún llamado de un coach para continuar su legado anotador. Sin embargo, nada llegó.
“Nunca imaginé que este día llegaría, pero sabía que este era el momento”, declaró un triste Iverson con sus ojos evidenciando un llanto previo. “Estoy contento con la decisión, creo que ha sido un buen viaje”, se refirió a su carrera. Elegido como el jugador más valioso en 2001, ganó cuatro títulos de mejor anotador y fue elegido 11 veces para el juego de estrellas de la NBA. En la audiencia, estaba el gran Julius Erving, algo que encumbra una carrera que no pudo consolidar un final que todos hubiesen deseado.
Iverson fue parte de esa generación que no pudo ganar un título mientras Jordan estuvo en la liga. Cuando Michael se retiró, sufrió la aparición de otros equipos mucho más consolidados. También supo jugar con Memphis, Detroit y Denver, para volver a regresar a su casa en Filadelfia. El hijo prodigo terminó su etapa en la NBA en 2010, y Europa no le sentó bien. Con más de 24 mil puntos anotados y su jersey retirado, el mejor basquetbol del mundo le da una oficial despedida a un emblema que marcó a toda una generación.
