Por Gabriel Lerner
Los Ángeles, 1 de noviembre (SinEmbargo/The Huffington Post).– Al presidente Barack Obama, ¿se le acabó la buena suerte? ¿Su magia, su magnetismo personal, el poder de sus convicciones, la alianza de grupos que forjó, ya no funcionan?
Se considera que para los presidentes de Estados Unidos –y los grupos de interés financieros, ideológicos, políticos, militares, que los apoyan– el primer período de gobierno es para asegurar la reelección y en el segundo período se operan los cambios prometidos al pueblo o a sus aliados.
Pero eso no ha funcionado para muchos.
Richard Nixon por Watergate, en 1972, tuvo que renunciar y lo reemplazó un demócrata, Jimmy Carter. George W. Bush por el desastre de la invasión de Irak y la depresión económica de 2008; lo reemplazó un demócrata, Barack Obama. Bill Clinton, sometido a juicio político en 1998 por el affaire con Monica Lewinsky: lo reemplazó un republicano, George W. Bush. Reagan casi cayó en la desgracia en 1997 por el affaire Iran-Contras. Si lo reemplazó otro republicano, Bush padre, fue por la debilidad del candidato demócrata Michael Dukakis.
Obama ha sufrido tenaz oposición y ataques personales desde el primer momento de su presidencia, a manos de republicanos conservadores. Parte de ellos son tan increíbles y alocados que solo abarcan a una minoría radical, intransigente y no racional: que nació en Kenia, que es musulmán, que es socialista, que prepara campos de prisioneros para la juventud, que promueve comités de muerte para ancianos, y muchas otras barbaridades.
Pero ahora se le acumulan los problemas serios, no inventados, y se complica su imagen, no solamente entre quienes siempre, francamente, le odiaron sino entre quienes lo votaron con entusiasmo: la juventud, los liberales, los hispanos, los pobres.
Estos son cinco de los escándalos, problemas sin soluciones, o crisis en ciernes de la era Obama. Todavía está a tiempo para solucionarlos.
1. El Obamacare
Primero, para que quede claro: el motivo por el cual el partido Republicano, como tal, ve Obamacare como un veneno para ratas es no tanto por la esencia de esa reforma médica. Después de todo, está basada en modelos, exigencias y leyes promovidas por años por los republicanos... cuando eran más moderados. Pero una campaña política permanente contra Obamacare enciende a sus huestes y previene la crisis y escisión del partido Republicano.
Pero los problemas en la implementación de la ley son reales, por más que muchos se deban a la oposición de gobernadores y legisladores. La debacle del sitio de internet de Obamacare, HealthCare.gov, un mastodonte de 300 millones de dólares que no funciona, está mancillando a todo el programa, que día a día es menos y menos popular. Es difícil ver cómo la administración se libra de tener que postergar partes cruciales de la ley y cómo hara para que sobreviva.
2. El espionaje
En junio fue el espionaje interno contra algunas decenas de miles de estadounidenses, revelado por el analista de inteligencia Edward Snowden. Pero de a poco, los decenas de miles se hicieron millones. Todas las comunicaciones telefónicas y por internet de los estadounidenses están bajo posible espionaje interno y las principales corporaciones de comunicación están implicadas.
Después vinieron los países extranjeros: 60 millones de llamadas en España en solo un mes. Toda Francia. El teléfono celular de la canciller alemana Angela Merkel, desde 2003. Las comunicaciones privadas de la presidenta de Brasil. Un total de 35 líderes extranjeros. Detrás quedó la excusa de que se hacía por la lucha contra el terrorismo. Es también por información industrial, por secretos de estado.
Ahora, la administración lucha para que no se cambien las reglas que dominan Swift, la red mundial de transacciones financieras. Y Google, Facebook y otros luchan para que no limiten su inserción en Europa. ¿Cómo terminará? El poder de las agencias de espionaje, desde las tiinieblas, parece sin fin.
A ésto Obama reaccionó con mezcla de sorpresa, estupor e indignación, con promesas de que no se había hecho lo que al día siguiente se aclaró que sí, y esta semana, con reclamos de que no sabía lo que, al día siguiente, fuentes de inteligencia dijeron que sí sabía y que lo había aprobado, como en el caso de Merkel.
Si sabía y lo aprobó, Obama es un personaje de doble carácter; sus discursos, origen, promesas, difieren de sus actos. Y posiblemente al espiar todas las llamadas telefónicas del país sea ilegal. Lo mismo a nivel de diplomacia. Y si no sabía lo que pasaba bajo sus narices...
3. Los drones
Se trata de una flota de centenares si no miles de pequeños artefactos voladores con la extraordinaria capacidad de localizar y eliminar por medio de cargas explosivas a personas en tierra. Las eliminaciones se hacen en diferentes países, contra objetivos obviamente antiamericanos y caracterizados como "terroristas", pero siempre sin juicio y sin estado de beligerancia legal. La cantidad de civiles - niños, ancianos, mujeres - muertos en Pakistán y otros países por los drones excede en mucho la de objetivos "legítimos" liquidados. Sin embargo, el plan continúa y el gobierno se niega a dar datos de su alcance, éxito o fracaso, y coste.
Pero no solamente Pakistán, Afganistán y otros implicados se oponen. También políticos republicanos como Rand Paul que, con razón, temen que si no se pone freno a esos ataques,podrían efectuarse en cielo estadounidense.
4. Benghazi, Libia
No son solamente los errores y escándalosde los gobiernos lo que perdura, sino de qué manera los explota, ahonda, magnifica y exagera la oposición, algo que funciona en la vida política con presidentes actuales y también con futuros candidatos. Y que es parte justificada y legal del trabajo de toda oposición. Pero la insistente investigación del ataque terrorista contra el consulado estadounidense en Benghazi, Libia, tiene que ver menos con lo que allí realmente sucedió y más con la idea de mancillar la imagen de Hillary Clinton, probable postulante a la presidencia en 2016.
Y posiblemente lo haga, y dure un par de años más, si Obama no hace algo por pararlo. Ahora, el senador republicano Linsdey Graham, amenaza con impedir que se aprueben todos los nombramientos enviados por la administración a menos que los sobrevivientes del ataque testifiquen ante el Congreso.
Graham - y muchos más - dicen creen que el ataque no fue, como dijo inicialmente la administración, resultado del enojo de musulmanes por una película contra Mahoma, sino un operativo premeditado de Al Qaeda. Y creen que se está encubriendo los errores.
5. Reforma migratoria
Legalizar a buena parte de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos fue una de las promesas de campaña de Obama en 2008. Recibió el apoyo de 67 por ciento de los hispanos. Poco antes de las elecciones de 2012, Obama estableció por decreto de hecho un perdón temporario para indocumentados que llegaron de niños. Ganó la reelección con el apoyo de 71 por ciento de los hispanos, una proporción sin precedentes. Ante tal paliza, los republicanos anunciaron que cambiarían su actitud negativa hacia los inmigrantes y apoyarían la reforma migratoria.
Pero la reforma migratoria no viene. No es tanto la culpa del presidente, porque sus rivales prefieren impedir los cambios a darle una victoria.
Pero Obama ha pagado ya el precio para tratar de granjearse el apoyo de los republicanos moderados, en moneda latina. Obama es el rey de las deportaciones. Año tras año quiebra récords, con 400,000 personas deportadas por año y sin reforma real a la vista. Queda por ver qué dirán los votantes latinos en 2016 si hasta entonces no se lograra.
6. Logros y riesgos
Obama ha abierto nuevos caminos y tuvo enormes logros: finalizó la guerra en Irak; envió a una latina (y tres mujeres) a la Suprema Corte; liquidó a Osama bin Laden; promueve los derechos de los gays. Pasó el estímulo económico y la reforma financiera. Ayudó a derribar a Moamar Kadafi; revisió la industria automotriz; está llevando a Iran a renunciar a la bomba atómica (está en veremos); estableció la regulación del tabaco; invierte en energía renovable...
Pero son los últimos años los que quedarán en la memoria histórica.
La naturaleza de los escándalos, en el ciclo informativo instantáneo en que vivimos, es que son magnificados por la oposición, sacados fuera de contexto y exagerados. En el camino, quienes los denuncian pierden credibilidad.
Pero se acumulan y se enciman, y la buena voluntad acumulada por Obama durante su primer período, por el hecho de que no es George W. Bush, aquí y en el mundo, ha disminuido. Hoy, ¿le darían el Premio Nobel de la Paz?