Ciudad de México, 29 de octubre (SinEmbargo).– Ante miembros de El Colegio Nacional, el Presidente Enrique Peña Nieto eligió un discurso en el que volvió a defender las reformas presentadas por su gobierno al Congreso de la Unión, pero en el que no hizo ninguna alusión a la cultura.
A cambio lanzó un rosario de preguntas: “Con las reformas, ¿cuántos intelectuales y científicos más tendremos cuando los niños reciban educación de calidad y los jóvenes tengan acceso a tecnologías digitales? ¿Cuántos emprendedores habrá cuando haya más crédito?”.
Insistió en que el objetivo de su administración es una sociedad de derechos para que la población pueda hacer realidad sus garantías políticas, sociales y culturales, y pase de ser una cuestión aspiracional a una realidad efectiva.
Antes, habían tomado la palabra Miguel León-Portilla, Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, María Elena Medina Mora, José Emilio Pacheco y Manuel Peimbert. Fue una serie de discursos en los que se reconoció a los fundadores y miembros de El Colegio Nacional por su obra humanística de la que el nombre de Octavio Paz jamás estuvo ausente.
El poeta José Emilio Pacheco declaró que el término “literato” ha sido abolido. Se congratuló porque le pareció siempre “abominable”. Al final, le dijo a Enrique Peña Nieto: “El Colegio Nacional está en cambio constante. Dentro de 10 años, el panorama será muy distinto, pero de modo alguno se podrá prescindir de lo que se hizo durante estas siete décadas en el terreno de las ciencias y las artes. No hay que decir, señor Presidente, misión cumplida. Por el contrario, debemos tener la certeza que El Colegio Nacional seguirá sirviendo más y mejor al México que lo ha hecho y lo sigue haciendo posible”.
En el estrado, en el edificio histórico de El Colegio Nacional, Peña Nieto se concentró en que su gobierno eligió el camino de las reformas transformadoras, el diálogo, el acuerdo y el entendimiento. Trajo a cuento al Pacto por México como el gran convenio entre fuerzas políticas opositoras y como instrumento para impulsar cambios en sectores estratégicos. “El propósito de todas las reformas es liberar el potencial de crecimiento del país y cerrar las brechas de desigualdad, adecuar nuestras instituciones a los nuevos retos y oportunidades”, exclamó.
También reconoció en el Congreso de la Unión un “trabajo responsable” que ha permitido la concreción de las modificaciones constitucionales en Educación, así como la de Telecomunicaciones y Competencia Económica, en tanto se trabaja en los ámbitos hacendario, financiero y energético.
Rodeado de algunos de los intelectuales más reconocidos del país, Peña Nieto hizo hincapié en que la mayor oportunidad de México se encuentra en los jóvenes que integran el llamado bono demográfico. Volvió a las enmiendas constitucionales: “… Se trata de establecer el andamiaje jurídico y las reformas que permitan a la sociedad presente, esa que es mayoritariamente joven, encuentre oportunidades de realización individual, de poder escribir historias de éxito personal y que eso además se pueda hacer en todo el país”.
A los miembros de la institución de eruditos les hizo un reconocimiento por su excelencia. Según Peña Nieto, sus aportaciones han sido aplicadas al diseño de políticas públicas y al orden constitucional. Enseguida, Peña Nieto, invitó a los intelectuales presentes a un encuentro “coloquial” en el que haya oportunidad de escucharse los unos a los otros.