Ciudad de México, 23 octubre (SinEmbargo).– Para pronunciar su discurso de ayer, el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, aclaró que se saldría del mensaje que “tenía previsto” para la ocasión. Participaba en la 11 Cumbre de Negocios en Guadalajara, Jalisco, y se abocó a realizar un balance de su gobierno cuando está a punto de cumplir un año en el mandato. Entonces, y casi al final, por primera vez habló de la desaceleración económica, la cual adjudicó a un entorno internacional adverso y a la transición del gobierno.
“Lamentablemente no hemos tenido el crecimiento económico deseado, el que proyectamos al inicio de la administración”, admitió Peña Nieto ante empresarios, entre los cuales se encontraba Miguel Alemán Velasco. El jefe del Ejecutivo pidió que no se tomara como “excusa ni justificación”, pero había que considerar lo siguiente: “La gran mayoría de los países del mundo, de mayor y de mediano desarrollo, prácticamente todos, y lo hemos sabido a través de los medios de comunicación, ajustaron sus proyecciones de crecimiento económico que originalmente habían pronosticado al inicio de este año porque el entorno internacional no lo ha permitido”.
En ese evento en el que también estuvo el Presidente de Irlanda, Michael Higgings, expuso que en México, el periodo de transición lleva a una desaceleración en el ritmo de gasto “que tiene todo gobierno”. Aquí se permitió una figura: “Esto es como el corredor que entrega la estafeta a otro. Uno llega corriendo y el otro arranca”.
ESTABILIDAD ENVIDIABLE
En un discurso que en momentos tomó un tono enérgico, el Presidente reconoció en el país que gobierna un clima de estabilidad que bien podrían desear otras naciones de la misma latitud. “Somos un país que ha venido evolucionando políticamente de manera exitosa. Ya quisieran otros países de la región latinoamericana y de otras latitudes haber tenido el clima de estabilidad política que en México ha privado prácticamente desde los años 30”.
Se refería a los periodos electorales y al cambio de gobierno. “… Sólo recordar que desde 1934 a la fecha, cada seis años, la renovación en la titularidad del Ejecutivo Federal ha ocurrido de manera ordenada, de manera pacífica y generando estabilidad política para el país”, mencionó el primer mandatario.
Reconoció que por otro lado, México ha tenido diferentes etapas, algunas que han generado “elevados costos sociales”; sobre todo en “las severas crisis económicas”.
Entonces, pasó a la defensa de las reformas que ha enviado al Congreso de la Unión bajo los acuerdos del Pacto por México. Subió el tono para decir que no ha trabajado para obtener calificaciones positivas en las encuestas de popularidad y no moverá ni un ápice su intención de modificar el marco constitucional de los ámbitos acordados en ese convenio político ,no obstante la resistencia de algunos grupos. En este contexto, uno de sus hincapiés fue que el petróleo no será privatizado.
Volvió a puntualizar sobre los beneficios de cada una de las reformas. De la educativa, que encontró un amplio consenso entre las fuerzas políticas y que respeta los derechos laborales de los maestros; de la de Telecomunicaciones, destacó que fomentará la competencia en el sector; de la Financiera que servirá como palanca para el desarrollo económico del país al permitir más crédito más barato y de la energética, que ocasionará que todos los mexicanos paguen menos por la luz y el gas que consumen.
“México necesitaba hacer estos ajustes. Con estas reformas, el futuro para México será promisorio. Será de desarrollo, de éxito y de oportunidades para que todos los mexicanos puedan escribir sus propias historias de éxito”, dijo ayer el Presidente de México.
