Ciudad de México, 19 de octubre (SinEmbargo).– Las construcciones de viviendas, oficinas, hospitales y hoteles son responsables del 30% de los contaminantes en la ciudad. Su consumo de energía, su falta de ahorro de agua, su uso de materiales contaminantes son los responsables de sus emisiones, y ante la falta de voluntad de los constructores y dueños de las edificaciones para disminuirlas, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) planea para este sexenio hacer una norma obligatoria para que sean sustentables.
Así lo dijo en entrevista Rubén Lazo, Director de Regulación Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (SMA) del Gobierno del Distrito Federal (GDF).
“Quisiera poner énfasis de que en este momento es voluntaria la certificación pero en un futuro cercano deberíamos volverla obligatoria para no estar dependiendo de la voluntad de los desarrolladores que no han mostrado en estos últimos años su interés en mejorar la calidad del aire de la Ciudad de México y en donde las emisiones generadas por los edificios sigue siendo altas”.
Desde noviembre de 2008, el GDF publicó el Programa de Certificación de Edificaciones Sustentables (PCES), una norma voluntaria para reducir las emisiones de edificaciones de viviendas y oficinas, consistente en que después de comprobar que los materiales y diseño con que se construyen tienen menos impacto ambiental y que su consumo de energía es menor y que reciclan agua, son certificados y pueden lograr estímulos fiscales.
A poco menos de cinco años de la publicación del PCES, sólo 8 edificios se han certificado, y 43 promoventes han presentado solicitud para hacerlo, informó el funcionario, ya que se trata de un largo proceso que puede iniciar desde que comienzan las edificaciones.
“Un edificio certificado puede haber reducido sus emisiones al aire por lo menos en un 30 por ciento con la certificación, al certificarse quiere decir que emiten menos Dióxido de Carbono (CO2) al ambiente o menos compuestos de efecto invernadero, reducen su consumo de agua y de energía. Es importante destacar que solo en la ciudad de México se ofrecen estímulos a los desarrolladores”, explicó a SinEmbargo el funcionario capitalino.
Los edificios pueden ser certificados con dos clasificaciones dentro del PCES: Eficiencia y Excelencia. En ambos casos pueden obtener reducción del pago de predial, simplificación administrativa y ahorro de agua y energía eléctrica, así como posibles reducciones en primas de seguros; en el caso de obtener la Excelencia se agregan cuotas preferenciales en el pago del agua.
Pero además están los beneficios propios de las edificaciones sustentables como el uso eficiente y responsable de recursos naturales, la reducción de emisión de gases de efecto invernadero (los GEIs, responsables de dañar la capa de ozono); ahorro y eficiencia energética por la sustitución de lámparas y ahorro en gas.
Así como la aplicación de tecnologías de energías alternativas, como los paneles solares; cumplimientos más allá de la normatividad en términos del reuso y descarga de aguas residuales; ahorro de energía y manejo de residuos sólidos; según el PCES del GDF, publicado el 25 de noviembre de 2008.
Este año se tiene contemplado emitir otro decreto para que al programa voluntario se adhieran hoteles y hospitales, grandes consumidores de agua y de energía.
“Es de interés que no esté acotado sólo a vivienda, que se abra, hay edificaciones que consumen mucha agua como son los hoteles, los hospitales, que consumen demasiada energía. La idea es que el programa se abra a cualquier tipo de edificación”, adelanta el funcionario.
Para que las edificaciones incidan en la reducción de contaminación, el camino es hacer obligatorio que sean sustentables.
“No está definida la fecha, pero debemos estar conscientes que las estrategias que implemente el GDF deben ser más efectivas para mejorar la calidad del aire y si eso significa dejar la propuesta voluntaria y volverla obligatoria, la estamos considerando”, reiteró el funcionario.
Para el investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México David Morillón se trata de esfuerzos interesantes, pero dice que si realmente se quiere reducir la contaminación de las edificaciones, la norma debe ser obligatoria. “Pero falta muchísimo”, aclara.
Para el académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana, José Luis Gutiérrez, la reducción de contaminantes pasa por las edificaciones sustentables, pero México está rezagado en ese aspecto.
“Ha sido tan grande el rezago en estas materias y aunque haya crecido estamos por debajo del nivel satisfactorio”, dice también el integrante de Sustentabilidad para México (SUME), asociación civil cofundada por el departamento de Arquitectura.
“Tiene impacto importante en medio ambiente y hay urgencia por revertir las cosas, la edificación juega un papel fundamental para tener entornos con consumos más racionales de agua, materiales y estilo de vida que no deterioren el medio ambiente”.
SUSTENTABILIDAD PARA MITIGAR
De acuerdo con la Comisión de Cooperación Ambiental para América del Norte (CCA), integrada por funcionarios ambientales y académicos de México, Canadá y Estados Unidos, una Edificación Sustentable se refiere “a las prácticas de diseño y construcción que reducen considerablemente o eliminan el impacto negativo de las construcciones en el medio ambiente y sus ocupantes”.
Desde 1994 se han desarrollado en el mundo distintas certificaciones para edificios sustentables. Una de las más conocidas es la The Leadership in Energy and Environmental Design (LEED), elaborada en Estados Unidos.
Las certificaciones se otorgan con base en calificaciones, en los que se otorgan puntos por reducción de consumo de energía, de agua, mitigación de contaminación, por insumos de material y productos, calidad del aire en interiores y comodidad de los ocupantes, transporte y ecología del sitio.
Dos edificios en la Ciudad de México presumen de tener la certificación Leed, las Torres HSBC y la Mayor, ambas en Avenida Reforma. La misma certificación la busca Torre Bancomer, ubicada en la misma avenida.
Han surgido otras normas, la más reciente es la publicada el 4 de septiembre por el gobierno federal también de carácter voluntaria. De acuerdo con la información enviada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el sector de la manufactura y construcción emite 11.3% (56.74 millones de toneladas de CO2) de las emisiones nacionales de GEI.
Asimismo, el tema forma parte de las preocupaciones de la CCA.
“En Canadá, Estados Unidos y México, la operación de edificios comerciales y habitacionales representa alrededor de 20, 30 y 40 por ciento, respectivamente, del consumo básico de energía. Asimismo, los inmuebles suelen dar cuenta de 20 a 25 por ciento de los desechos de los rellenos sanitarios y de 5 a 12 por ciento del consumo de agua”, se lee en el reporte Edificación sustentable. Retos y oportunidades, publicado por la CCA en 2008.
En contraste, de acuerdo con el informe, una edificación sustentable ayuda a reducir 30% el uso de energía, 35% las emisiones de carbono y de 30 a 50 por ciento el consumo de agua, además de que genera ahorros de 50 a 90 por ciento en el costo del manejo de los desechos.
El informe señala que en el caso del Distrito Federal, la mayor parte del agua de lluvia fluye sobre superficies impermeables al sistema de drenaje de la ciudad y sólo una pequeña proporción (11 por ciento) se restituye a los acuíferos, lo que ocasiona una gran dependencia de las cuencas vecinas y un riesgo creciente de inundaciones.
En la Declaración Ministerial de la CCA, firmada entre los tres países el 12 de julio de este año, uno de los acuerdos fue fomentar la construcción de edificaciones sustentables.
NORMAS A LA MEXICANA
De acuerdo con el boletín emitido por la Semarnat el 4 de septiembre, la declaratoria de vigencia de la norma de edificación sustentable “inicia con la entrada en vigencia de la NMX-AA-164, un proceso de análisis para diseñar una estrategia nacional sobre edificación sustentable y los instrumentos regulatorios y de fomento que debieran acompañar su instrumentación”.
“La norma en realidad son especificaciones técnicas, lamentablemente no se hizo una norma obligatoria”, opina al respecto Morillón, también Coordinador del Programa Universitario de Energía de la Secretaría de Investigación y Desarrollo de la UNAM.
Al ser especificaciones voluntarias y mínimas, se limitan a ser una buena intención, pero ve difícil que haya un beneficio sustentable.
Dice que a diferencia del PCES capitalino, que incluye una serie de normas y pruebas para medir el ahorro de agua, la mitigación de residuos, la reducción de las emisiones, la norma de la Semarnat publicada en el Diario Oficial en septiembre tiene especificaciones técnicas mínimas y remite a una serie de criterios que no muestran las bases para hacerlo.
“Muchos dirían que qué bueno que haya normas, yo pienso que debe haber pero deben salir bien y no sólo con buenas intenciones”.
Otros países incluyen normas más estrictas, es el caso de España, aquí sólo se habla de mínimos sin decir cuánto se lograrán reducir los impactos, agrega.
Morillón fue uno de los mexicanos que participó en el Informe de la CCA publicado hace cinco años. Está de acuerdo en hacer construcciones sustentables, pero difiere en copiar modelos extranjeros sólo para tener sellos.
Explica que algunos de esos sellos se hicieron para países con otras condiciones climatológicas. Por ejemplo se les otorga el sello LEED por ahorros en aire acondicionado o calefacción, pero en la ciudad de México no es necesario como en Nueva York o en California, Estados Unidos. Acá basta con abrir una ventana para aminorar el calor, o cerrar la ventana para evitar el frío, según sea el caso. Y lo mismo aplica para otras zonas.
“Un ejemplo es la Torre HSBC que tiene un sellote extranjero y no es bajo su consumo, incluso tiene más que otras oficinas en México. Es importante señalarlo porque muchos se están yendo por la imagen de un sello y no un producto o beneficios que hablaría de un edificio sustentable, como cero uso de energía convencional, cero descargas de emisiones de CO2, de residuos de agua, ahí estaría difícil, sin embargo se le va bajando y es factible”.
Incluso menciona que un ejemplo de construcción sustentable mexicana se encuentra en el museo de sitio de Xochicalco, en Morelos, el cual se encuentra en un cerro rodeado de hondonadas.
“No porque se buscara sino porque se necesitaba, no hay conexión a la red eléctrica, entonces genera gran parte de su energía, el agua la capta, la usa, la trata, el edificio en sí permite climatizar”.
Pero el camino de hacer normas o especificaciones técnicas cuyo fin sea la sustentabilidad es largo. Un caso donde se buscó usar materiales sustentables o para reducir efectos son los Desarrollos Urbanos Integrales Sustentables (DUIS), que por parte de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) da un subsidio para tener calidad y sustentabilidad para las ciudades.
Pero Morillón las llama “check list”, ya que se habla de que deben cumplir con cierto material, pero sin ordenar parámetros ni mediciones de cómo pueden funcionar. El resultado es que en el norte del país había casas con material térmico pero que funcionaban de manera inversa para lo que se requerían. Se calentaban más en verano y menos en invierno, cuando debía ser al revés.
EL MERCADO
Uno de los mitos que había y aún se escucha en torno a las edificaciones sustentables es que resultan costosas.
Pero cada vez lo son menos, y la certificación no implica alza de costos si se inicia tempranamente.
Las edificaciones sustentables pueden resultar son más rentables, dijo el arquitecto de la Universidad Iberoamericana, José Luis Gutiérrez, impulsor de este tipo de construcciones, quien avizora que en el futuro no habrá de otra que entrarle a este tipo de construcciones, cuyo beneficio está en la reducción de costos de operación como en consumo de energía y el uso inteligente de agua.
Asimismo, dan la posibilidad de negociar mejores primas con las aseguradoras, y lograr beneficios fiscales. Consideró que por tratarse de un tema políticamente correcto y de moda, está incluido en las agendas de los partidos políticos.
“Estamos a tiempo de garantizar el futuro”, expresó el integrante de SUME.
Por su parte Lazo estableció que una de ventaja con el PCES capitalino es que se crea un mercado para la sustentabilidad.
“Se impulsa toda una gama de inversión en tecnología verde. Los interesados en certificar un edificio tienen que incorporarse al esfuerzo, proveedores de motores eficientes, de enfriamiento, de calentamiento, iluminación eficiente, cableado eficiente, aislamientos adecuados para no perder temperatura. Se abre todo un mercado, que también genera empleo y movimiento económico”, afirmó Lazo.
Morillón tiene otro punto de vista, consideró que para impulsar las edificaciones sustentables en viviendas se debe recurrir al subsidio, porque la inversión para un calentador solar tarda dos años en recuperarse.
Asimismo, evitar sellos internacionales que encarecen la vivienda y que sólo representan un negocio, como es el caso de los que de Alemania busca traer Infonavit.
“Los instrumentos oficiales deben enfocarse a la eficiencia, las mitigaciones ser bien encauzadas y no lo estamos viendo en los actuales instrumentos, sí debemos caminar pero no con los actuales sellos con líneas bases extranjeras que dicen cómo debe ser un edificio”, indicó.
Cada región tiene sus necesidades, y compararse con los parámetros estadounidenses y canadienses o incluso europeos puede llevar a que las edificaciones mexicanas parezcan ni eficientes ni sustentables, pero lo son cuando consumen la quinta parte de su energía.
En ese sentido reconoce el PCES capitalino como un documento que establece parámetros de eficiencia, aunque aún dista de la sustentabilidad, concluyó.
EN CIFRAS
En México las edificaciones son responsables de:
17% del consumo total de energía
5% del consumo total de agua
25% del consumo total de electricidad
20% de las emisiones de dióxido de carbono
20% de los desechos generado
Según el Informe “Edificación Sustentable de América del Norte” editado por la CCA.
De acuerdo con la SMA capitalina, los edificios son responsables del 30 a 40 por ciento de las emisiones contaminantes en el DF.
TENDENCIA
En México, un enfoque tendencial dará como resultado un incremento de 152 por ciento en el consumo de energía en el sector habitacional y de 144 por ciento en el comercial, lo que generará la emisión a la atmósfera de 119 megatoneladas (MT) adicionales de CO2 en 2030, en comparación con las emisiones actuales, según el informe de la CCA.
Algunos observadores les preocupa el hecho de que en ciertas regiones de México esté aumentando considerablemente el número de casas para vacaciones y desarrollos turísticos orientados a clientes de Estados Unidos, Canadá y otros lugares, quienes seguramente buscarán inmuebles con aire acondicionado y otras características que pueden incrementar la demanda de energía, señala el documento.
CERTIFICACIONES
8 edificaciones cuentan con la certificación del PCES
43 Promoventes esperan ser certificados
45 edificaciones cuentan con el sello LEED en México