Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).– El pasado miércoles 21 de agosto de 2013, el representante opositor de la Coalición Nacional Siria (CNFROS), Estambul George Sabra, denunció ante la comunidad internacional el empleo de armas químicas por parte del régimen del Presidente Bashar al Assad contra la población siria de Damasco, causando la muerte de alrededor de mil 300 personas, según datos proporcionados por los grupos opositores.
El Gobierno de Siria negó haber empleado gases venenosos en los ataques aéreos sobre la capital del país árabe. Por su parte, Bashar al Assad respondió al diario ruso Izvestia: “El área donde dicen que hubo el supuesto ataque químico es contigua a posiciones del Ejército sirio, no es posible que un país use armas de destrucción masiva en donde están sus propias fuerzas”.
No obstante, el director de Operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF), Bart Janssens, confirmó el fin de semana la cifra de personas, incluidos niños, que atendieron con síntomas causados por la exposición masiva a un agente químico en las inmediaciones de Damasco. En este sentido, Ban Ki-moon, Secretario General de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), instó a la oposición y al Gobierno sirio permitir el acceso a la representante para Asuntos de Desarme, Agela Kane, y a los inspectores encargados de investigar el supuesto uso de armas químicas.
En este contexto, el especialista mexicano en armas de destrucción masiva, Benjamín Ruiz Loyola, de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien además fue en 2003 inspector de armas de destrucción masiva en Irak por parte de la ONU, respondió a SinEmbargo que "todo apunta a que efectivamente se han utilizado armas químicas”.
No obstante, el Químico de la UNAM hizo hincapié en que no se puede sacar una conclusión sobre qué tipo de arma o quién la usó: “El personal de la ONU que está allá, tiene que llegar al sitio para tomar muestras y poder establecer con toda certeza de qué arma química se trata, pero no se han dado las condiciones”.
El Ministro de Asuntos Exteriores sirio, Walid Muallen, autorizó el domingo que la comitiva de inspectores encargados de la investigación del uso de armas químicas de la ONU en Siria, visitara la zona Guta oriental, en las afueras de Damasco, uno de los puntos donde supuestamente cayeron los misiles que portaban el gas tóxico. Sin embargo, el lunes, el Secretario General de la ONU, denunció que el convoy de expertos fue atacado en múltiples ocasiones por francotiradores no identificados; las pesquisas se suspendieron y los expertos regresaron al punto de control del Gobierno.
El régimen de al Assad atribuyó el atentado a los rebeldes, a quienes llama "terroristas".
“Ese convoy iba con toda la autorización del Gobierno sirio y con la solicitud de los grupos rebeldes; aun así, los inspectores fueron recibidos a tiros, y nadie sabe por quién; simplemente no se les permitió llegar para analizar la región”, denunció Ruiz Loyola, quien además aseguró que sin evidencia científica que compruebe el uso de armas químicas es imposible confirmar y determinar qué tipo de químico se utilizó, y menos quién las arrojó.
TIPOS DE AGENTES QUÍMICOS QUE SE USAN EN ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA
La mañana del miércoles en que se registraron los ataques, tan sólo en tres horas, en tres hospitales, el personal de MSF, recibió a 3 mil 600 personas con síntomas de algún agente neurotóxico, de los cuales murieron 355. Bart Janssens explicó que a los pacientes se les suministró atropina, el cual es un medicamento controlado que sirve como antídoto de los gases neurotóxicos.
Al respecto, el Químico Ruiz Loyola sostuvo: “Por las fotografías y videos, puedo suponer que no se trata de un compuesto vesicante, porque no hay aparición de ámpulas, sino que posiblemente se utilizó un neurotóxico o un incapacitante empleado en una cantidad tan alta que provocó muertes y no solamente la incapacidad”.
Los agentes vesicantes producen quemaduras y ampollas, el ejemplo más común es el gas mostaza. Los agentes incapacitantes son productos que se inhalan o se absorben vía cutánea; son inhibidores, producen alteraciones mentales: delirio, taquicardia, sequedad de piel y mucosas. Los agentes neurotóxicos o nerviosos, se absorben fácilmente por la respiración, pueden provocar síndrome colinérgico que es aumento excesivo en los fluidos corporales, diarreas y vómitos, con incontinencia fecal; así como, disminución de agudeza visual, taquicardia, convulsiones, etcétera.
“Los efectos de los gases vesicantes no son necesariamente mortales, pero imposibilitan las actividades de las personas que son afectadas, porque provocan la aparición de ámpulas o vesículas muy grandes en el cuerpo, por lo que el tratamiento es lento, delicado y hay que tener hospitalizado al afectado. En el caso de los incapacitantes como el VZ, son alucinógenos, incapacitan haciendo que el afectado pierda contacto con la realidad, en dosis altas provocan convulsiones o paros respiratorios, generando la muerte”, explicó Benjamín Ruiz Loyola.
El experto en armas de destrucción masiva de la UNAM enfatizó que estos compuestos no son gases directamente: "Son líquidos que tienen una baja presión de vapor; es decir, se evaporan muy rápido y lo que resulta es concentración de vapores del líquido". Con relación a los gases nerviosos, Ruiz Loyola los ejemplificó partiendo de los compuestos sarín y el VX:
“El sarín es un compuesto sumamente volátil, por lo que se evapora muy rápido: no acaba de caer cuando ya está ejerciendo su acción, incapacitando o matando a la gente; además de que se necesita una cantidad muy baja para matar a una persona. El problema es que se ve afectado por el viento y la nube se puede dispersar, incrementando la rapidez de los efectos. Si este compuesto se diluye deja de tener la misma actividad y disminuye su acción”, explicó Loyola.
El Químico de la UNAM continuó: “El VX es un compuesto menos volátil, más pesado y puede seguir actuando durante varios días, porque tarda más tiempo en evaporarse y sus efectos duran mucho más, por lo que no es tan fácil llevar a cabo una descontaminación”.
El secretario de la CNFROS, el opositor sirio Pedro Badr Yamus, dijo en una conferencia de prensa: “Los médicos presentes en la zona creen que se podría tratar de gas sarín, por la forma en que las mujeres y los niños murieron en sus casas”. En este sentido, el Director de Operaciones de MSF sostuvo: “Un gran número de pacientes llegaron con síntomas que incluyen convulsiones, salivación excesiva, pupilas contraídas, visión borrosa y dificultad respiratoria; no obstante, no puedo confirmar científicamente la causa de los síntomas ni establecer quién es el responsable del ataque”.
SIRIA Y LA PRODUCCIÓN DE ARMAS QUÍMICAS
En 1993 se firmó la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas (CPAQ). Actualmente son siete los países que no pertenecen a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), ya sea porque no ratificaron, como en el caso de Israel y Myanmar; o porque no firmaron, como Corea del Norte, Sudán del Sur, Angola, Egipto y Siria.
El Gobierno de Siria fabricó y acumuló durante mucho tiempo armas químicas. Apenas en agosto de 2012, se calculaba que tenía el cuarto arsenal químico más grande e importante del mundo, en el que se incluían al menos dos gases tóxicos: mostaza y sarín. “Ante la problemática de la guerra civil es muy factible que se haya perdido el control de algunas áreas y que los rebeldes lo tomaran, pero también existe la posibilidad de que no hayan sido rebeldes, sino grupos terroristas que lo que pretenden es desestabilizar”, señaló el químico Ruiz Loyola.
Con base en lo anterior, el régimen de Bashar al Assad es el principal sospechoso ante la comunidad internacional por el ataque con armas químicas, a pesar de que cuenta con el apoyo de sus socios Rusia e Irán. Al poco tiempo de las denuncias de los ataques, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, alegó que la información es falsa y que se trataba de una manipulación por parte de los opositores para provocar una intervención extranjera. Esta declaración la respaldó el canciller de Irán, Mohammad Javad Zrif: “Si se demuestra el uso de armas químicas, queda claro que las usaban los terroristas (los opositores) que son capaces de cometer cualquier crimen”.
El martes, el Gobierno de Barack Obama, respaldado por 10 países, confirmó que analiza una intervención en Siria, detallando que los buques de guerra de Estados Unidos, Francia y Reino Unido están en posición de combate en las aguas del Mar Mediterráneo. Sin importar que aún no esté concluido el trabajo de los inspectores de la ONU, el secretario de Estado de EU, John Kerry, dijo que cuentan con las pruebas de un ataque químico del Gobierno sirio en la periferia de la capital. Por su parte, el vocero de la ONU, Farhan Haq, pidió esperar los resultados del equipo de inspectores liderados por el profesor sueco Ake Sallström, quienes reanudaron las investigaciones, después del atentado en las afueras de Damasco.
Ruiz Loyola insistió que sin una prueba científica recabada en la zona de los ataques, es muy difícil saber quién lo realizó y qué gas utilizó: “Se puede llegar a demostrar la presencia de compuestos tóxicos en el área: se toman muestras, se analizan; el problema es que mientras más tiempo pasa es más difícil porque se van degradando los compuestos. Lleva prácticamente una semana y no han podido acceder al área los inspectores de la ONU y será más complicado tomar muestras y analizarlas para tener la certeza”.
MEDIDAS CONTRA EL USO DE ARMAS QUÍMICAS
En un país donde se sabe que hay armas químicas, como medida de prevención, la población debería contar con máscaras antigas, y los Centros de Salud deberían tener suficiente antídoto, el cual es medicamento controlado que está fuera del alcance de los civiles, como la atropina que sirve para ataques con gases nerviosos.
En un ataque indiscriminado como los registrados en Siria la semana pasada, Loyola recomendó:
“En el caso del sarín, que es muy volátil, como se evapora muy rápido: si cae al suelo, el gas que es más ligero que el aire, se va hacia arriba; entonces la gente debe ir hacia los lados o alejarse del lugar. En el caso de los incapacitantes es diferente, se tienen que utilizar disolventes, porque por lo regular son mezclas complejas y complicadas; en este caso lo mejor es alejarse, correr, porque se absorbe por la piel; o en dado caso si es posible utilizar un pañuelo húmedo y respirar a través de él”.
BENEFICIOS TÁCTICOS PARA UN RÉGIMEN EN CRISIS
Benjamín Ruiz Loyola indicó que las armas químicas son más rápidas y en cuestión de costos son relativamente más baratos: “Los explosivos cuestan menos pero implican destrucción de infraestructura y después hay que reconstruir, y sale más caro. En el caso de un producto químico, sólo hay que retirar los cuerpos, descontaminar y volver a utilizar los edificios; por eso representan relativamente un menor costo. En este sentido el sarín es un compuesto táctico, porque tiene gran concentración inicial y una acción muy puntual pero sin persistencia”.
En días recientes, el Presidente de Siria, Bashar al Assad, sustituyó a siete miembros de su gabinete para darle un enfoque más económico y así poder enfrentar la crisis económica por la que pasa el país árabe como consecuencia de la guerra civil. Actualmente en Siria hay escasez de hidrocarburos; antes de recibir las sanciones por la guerra, producía 370 mil barriles diarios y exportaba menos de 150 mil. Hasta el día de hoy, sus ventas disminuyeron porque los operadores han preferido no hacer negocios con este país y el Gobierno ha tenido que importar de Irán.
La guerra civil en Siria comenzó en enero de 2011, cuando la revuelta contra el régimen del Bashar al Assad se inspiró en el movimiento en Túnez que desencadenó la primavera árabe. En Siria, un joven se inmoló en señal de protesta contra el régimen de al Assad, a partir de ese evento, se desencadenaron una serie de manifestaciones que fueron reprimidas por el Gobierno. En marzo, la ciudad de Deráa, cercana a la frontera jordana, se alzó contra al Assad.
ARMAS QUÍMICAS EN MÉXICO
México es uno de los países que firmó la CPAQ, por lo que supuestamente no cuenta con armas químicas y no hay medidas de protección para un ataque de este tipo, señaló Ruiz Loyola: “Si alguien las quiere adquirir tendría que ser en el mercado negro”.
Sin embargo, especificó que es una industria muy controlada debido a los tratados internacionales y la OPAQ: “Fabricar este tipo de armas es relativamente fácil, pero quien las hace corre el riesgo de ser el principal afectado. Por otra parte, el equipo que se requiere es especializado y es muy fácil rastrear a quien lo compra. No cualquiera lo puede tener”, afirmó el experto en armas de destrucción masiva.
Benjamín Ruiz Loyola dijo que en un ataque de este tipo los más afectados siempre son los civiles: “Ojalá que algún día nos veamos libres de esto, porque no le veo sentido a que se derroche tanto dinero e ingenio en tratar de acabar con los seres humanos”, finalizó.