Por Noelia Román/dpa
Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).– La natación mexicana se fue de los Mundiales de Barcelona sin ningún finalista, pero con seis nuevos récords nacionales, un dato que invita a cierto optimismo, según los protagonistas de esta disciplina minoritaria en el país que organizará los campeonatos de 2017.
"Creo que nuestro balance es positivo. Los nadadores seguimos trabajando, buscando las mejores oportunidades y rumbos, siempre esperando más apoyo de la Federación, que no ha cambiado", señala Susana Escobar, autora del récord de 100 metros de los cuatro estilos.
Escobar es una de las nadadoras mexicanas que hace años decidió abandonar el país para entrenarse fuera. Primero, en Texas, Estados Unidos. Ahora, con su hermana, en Canadá.
"En México, sigue habiendo favoritismos. Yo sentí que no me apoyaban y, a este nivel de competencia, eso pesa", asegura Escobar. "Me duele no poder desarrollar mi deporte en mi país", confiesa.
"El país está mal, la sociedad está hundida y no se apoya al deporte", afirma la fondista.
México, sin embargo, organizará los campeonatos mundiales de 2017 en Guadalajara.
"Y la gente demandará, nos exigirá resultados", advierte el pechista David Oliver. "Pero es importante que sepan el potencial que tenemos, nuestro rango, para que vean hasta dónde se nos puede pedir", prosigue.
En Barcelona, en su segundo Mundial, Oliver ha constatado los numerosos detalles que aún les separan de los nadadores de otros países.
"Ellos tienen, por ejemplo, un director técnico que orienta a todos los nadadores; vienen con sus uniformes, con sus cajas de hielo, con sus fisiatras y, en la alberca de calentamiento, se reservan un espacio que marcan con su bandera, mientras nosotros apenas nos situamos donde podemos, casi con miedo a molestar", ilustra.
El problema, asegura Oliver, no es de recursos. "Dinero hay", afirma. "El chiste es cómo y dónde se emplea", prosigue.
"Nos faltan material, estudios biomecánicos, seguimiento médico, psicólogos deportivos y así toda una serie de cosas que marcan la diferencia", enumera Oliver.
Su caso es un buen ejemplo. Sin su entrenador en estos campeonatos, nadando el primer y el último día, Oliver tuvo que autoprogramarse sus entrenamientos durante las jornadas que no compitió.
Ninguno de los tres entrenadores de la delegación mexicana presentes en Barcelona ejerció el papel de responsable técnico de todo el grupo.
Así se explica también que fuera el propio Oliver quien le sugirió a Liliana Ibáñez que no nadara tantos metros tras las competencias, para aflojar.
"Observé que los grandes velocistas no pasaban de los 600 metros, mientras nosotros hacíamos casi 2000", cuenta.
"En México no se cree en la inversión de futuro", apunta Fernanda González. "Se buscan resultados inmediatos y se mira poco lo que hacen los demás, a España por ejemplo; somos un poco ignorantes en ese sentido, no nos gusta que nos digan que estamos mal", abunda la dorsista.
Olímpica en Pekín y Londres, González fue la única nadadora de la delegación mexicana que se clasificó con marca A para estos Mundiales.
En Barcelona, sin embargo, sus resultados no han estado a la altura. Hace apenas medio año que decidió poner un punto seguido a su carrera, romper con su entrenador mexicano de toda la vida y emigrar a Florida para entrenarse con el grupo de Ryan Lochte.
"Fue un golpe aceptar que el proyecto con el que estaba tan clavada no podía seguir, que tenía irme de México para seguir progresando", confiesa González.
"Pero era un paso que tenía que dar y muchos me dijeron que sería bueno para la natación mexicana; espero que sea así", prosigue. Cinco meses son demasiado pocos para saber si los nuevos métodos funcionarán.
"Pero siento que mejoré en lo deportivo y como persona, que soy más fuerte y que tengo nivel para llegar hasta el pódium", asegura la plusmarquista.
En México, como en otros muchos países, los mayores éxitos en la piscina los han protagonizado las mujeres.
Y, según dicen ellas, no porque tengan más recursos o medios, sino por un cambio cultural.
"La mentalidad ha cambiado un poco y la mujer ya no se ve como el sexo débil, porque hace ya cuatro años que venimos fuertes", explica González.
"Y porque tenemos toda una generación de mujeres medallistas como Paola Espinosa y Ana Guevara que han servido de inspiración y ejemplo para México", abunda.
Ellas y ellos tienen en el horizonte los más exigentes retos: Juegos Centroamericanos en Veracruz, Juegos Olímpicos en Río y los Mundiales en Guadalajara. Y los pronósticos son inciertos.
"El nivel, los sueños y las ganas los tenemos; las condiciones nos siguen faltando", advierte González. "Y también el atrevernos a hacer cosas grandes", interviene Oliver.
Él no se ha cansado de observar a los grandes en estos Mundiales de Barcelona y regresa a México con el cuaderno lleno de detalles para aplicar.