Pareciera como si el discurso anti diabetes, tan presente hoy en día en campañas y medios de comunicación, corriera el riesgo de trivializarse en la mente de la población. Prueba de ello es su poca o nula reacción para prevenirla y contrarrestarla, pues los índices en el incremento de este padecimiento van a la alza.
¿Acaso no hemos sabido transmitir correctamente este mensaje de alta emergencia? ¿Cómo explicar que la apatía y la inacción se traducen en un mayor número de menores y adultos que ingresarán a las estadísticas de defunciones por motivo de la diabetes, una de las principales causas de muerte en el país?
La diabetes Mellitus (DM) es un trastorno general del metabolismo que se caracteriza por un aumento anormal de los niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia) y precisa tratamiento de por vida. Según datos de la Secretaría de Salud, la DM ha aumentado 30 % en México en las últimas dos décadas a causa del notable incremento de obesidad y sobrepeso en la población. En niños de cinco a 11 años de edad aumentó 124 % de 1999 a 2006, lo cual representa un peligro para la salud debido a la aparición de enfermedades metabólicas y porque ha impactado como causa de mortalidad en menores alcanzando su pico más alto en 2002 con 0.94 % en la población de 11 a 14 años.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, más de 285 millones de personas en el mundo tienen DM y es probable que esta cifra llegue a los 438 millones en el 2030. Se calcula que una de cada 20 muertes en el mundo es atribuible a la diabetes. Esta proporción es de una de cada 10 muertes en la población entre los 35 y 64 años de edad. En el año 2005, 1.1 millones de personas fallecieron a causa de de este padecimiento, la mitad de las muertes afectó a menores de 70 años, y más de la mitad (55%) a mujeres.
A nivel mundial, la DM está entre la cuarta causa de muerte prematura en mujeres y la octava en hombres y conlleva un importante deterioro de la calidad de vida de las personas que la padecen:
• Es la primera causa de inclusión en programas de tratamiento sustitutivo renal (diálisis y/o trasplante)
• La primera causa de ceguera en adultos
• La primera causa de amputaciones no traumáticas de miembros inferiores
• Multiplica, de entre 2 a 4, la posibilidad de cardiopatía isquémica y trombosis cerebral.
Actualmente, en México hay 6.4 millones de habitantes con diabetes, en su mayoría del tipo 2, y se estima que para el año 2025 lo padezcan 11 millones de mexicanos. Este gran número de población se verá expuesta a sufrir algunos de los severos daños a la salud anteriormente mencionados.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012, en lo que se refiere a las complicaciones más frecuentes relacionadas con la diabetes en México, del total de individuos que reportan diagnóstico previo, 47.6% (3 millones) reportaron visión disminuida, 38% (2.4 millones) ardor, dolor o pérdida de sensibilidad en los pies, 13.9% (889 mil) daños en la retina. Por gravedad, 2% (128 mil) reportaron amputaciones, 1.4% (89 mil) diálisis, 2.8% (182 mil) infartos.
De cada 100 personas con diabetes, 14 presentan nefropatía (daño en el riñón); 10, desarrollan neuropatía (daño en sistema nervioso); 10, sufren de pié diabético (una de cada 3 termina en amputación) y, 5, padecen ceguera. Estos pacientes tienen tres veces más riesgo de padecer cardiopatía o enfermedad vascular, además de presentar trastorno depresivo y cambios de personalidad.
Como es sabido, una de las principales causas de aparición de la DM es la obesidad. En especial, la asociación de la obesidad y la diabetes Mellitus tipo 2, o diabetes no insulino dependiente (DMNID), es tan clara que basta con saber que este tipo de diabetes es casi inexistente en individuos con un Índice de Masa Corporal inferior a 22 kg/m2.
Hay que distinguir, entonces, entre diabetes primarias y secundarias. Esta clasificación alude al origen de la enfermedad.
Diabetes Primaria:
- Tiene un origen autoinmunitario
- Es aquella en la que no hay ninguna otra enfermedad asociada
- Es característico por la aparición brusca de su sintomatología en sujetos de menos de 30 años y, por lo general, delgados
- En el momento de su manifestación, la mayoría de las células beta del páncreas que producen insulina están destruidas
- La naturaleza del proceso que destruye a las células beta del páncreas es con toda seguridad de tipo inmunológico
- Aún está por aclararse la causa que desencadena el proceso de autodestrucción de estas células por los cuerpos anticuerpos
- Independientemente de cuál sea la causa, requiere una o varias inyecciones de insulina al día con el fin de controlar la glucosa en sangre y orina y evitar la cetosis
- Es fundamental el seguimiento dietético.
Diabetes Secundaria:
- Existe alguna enfermedad reconocida que produce o permite que la diabetes aparezca
- El origen no es inmunitario
- Múltiples causas de origen
- Es fundamental el seguimiento dietético.
Las personas con diabetes Mellitus Primaria no producen suficiente insulina. Por su parte, la DM Secundaria se caracteriza por estar asociada a otra enfermedad que permite que se produzca, como se muestra en el cuadro siguiente.
En ambos casos, el déficit de insulina provoca alteraciones metabólicas en el cuerpo porque, sin el efecto de esta hormona, los alimentos (hidratos de carbono, grasas y proteínas) no pueden ser transformados en energía y, por tanto, la glucosa no pasa de la sangre a la célula dando como consecuencia que el azúcar se eleve a niveles de hiperglucemia. Cuando esto ocurre, el cuerpo utiliza la grasa como fuente de energía para poder continuar con sus funciones vitales. Como resultado, el hígado produce cuerpos cetónicos (ácidos) que entran en la sangre y son muy tóxicos y peligrosos para el organismo, pues ocasionan, entre otras cosas, daños severos en los riñones y alteraciones en el ritmo respiratorio con la posible pérdida de conocimiento.
Existe la hipótesis de que, en la primera etapa del desarrollo de la DM, el incremento de resistencia a la insulina se contrarresta por parte del páncreas, el cual produce más insulina (hiperinsulinemia) y este exceso de la misma es capaz de mantener la glucemia casi en valores normales. Sin embargo, en un estado más avanzado, las células beta del páncreas productoras de insulina terminan afectándose y entran en un estado de déficit de producción de esta hormona. Este es, precisamente, el punto crítico de la evolución de la enfermedad, ya que al unirse la resistencia a la insulina y el déficit de ésta, las células no pueden captar la glucosa, lo que conduce a la hiperglucemia.
¿Cuáles son los niveles deseados de azúcar en la sangre?
La glucosa en la sangre de una persona que no tiene diabetes debe ser de 60-120 mg/dl. Las medidas deseadas para los niveles de glucosa en la sangre para las personas que tienen diabetes dependen de la edad:
• Niños menores de 7 años: 100-200 mg/dl
• Niños de 7-12 años: 80-180 mg/dl
100-180 mg/dl antes de irse a dormir
• Adolescentes de 13 años o mayores: 80-150 mg/dl
100-150 mg/dl antes de irse a dormir
Es imposible mantenerse dentro de estas medidas todo el tiempo, ya que existen muchas cosas que pueden afectar los niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, es recomendable que entre el 75 y 80% de las veces, los niveles estén dentro del rango de estas cifras.
¿Cuándo deben ser revisados los niveles de glucosa en la sangre?
• Antes de cada comida y antes de dormir.
• Cuando hay síntomas de niveles de glucosa altos o bajos.
• Cuando el paciente se enferma (cada 3-4 horas).
• Antes, durante y después de hacer ejercicio.
No existe cura para la DM, pero se pueden tomar medidas para mantenerla bajo control. Independientemente del tipo de DM que se padezca, en todos los casos el objetivo común es conseguir niveles normales de glucosa. Será tarea del médico especialista determinar si el paciente necesita o no aporte de insulina o de antidiabéticos orales, pero existen ciertos principios básicos que deben ser una constante en los hábitos para ambos casos: la dieta y el ejercicio físico. De hecho, estudios científicos indican que se pueden cuantificar las situaciones dietéticas del paciente diabético en tres casos:
1) Exclusivamente dieta, el 40% de los casos.
2) Dieta y antidiabéticos orales, el 30%.
3) Dieta e insulina, el 30%.
¿Qué debe comer y qué valor energético debe contener la alimentación de una persona diabética?
La distribución energética porcentual de la dieta occidental señalada como objetivo nutricional establece:
Proteínas: No más de un 10 a 15% de la energía total. Deben complementarse las de origen animal (carnes, pescados, huevos, leche) con las vegetales (legumbres: lentejas, frijoles, garbanzos, amaranto, etc.).
Hidratos de carbono: Entre el 55 y el 60%. Consumir mayoritariamente complejos (pan, leguminosas, papas, pasta integral…). Dejar los simples reducidos a la obligada ingesta de leche, algunos lácteos, verduras y frutas. Evitar el azúcar y sustituir con edulcorantes como aspartame o estevia.
Grasas: Entre un 25 -35 %. La grasa saturada no debe sobrepasar el 7-8% de la energía total. Evitar la grasa láctea (tomar leche descremada), carnes grasas y embutidos, así como pastelería rica en aceites de coco y o palma.
Fibra: Por sus ventajas en el control metabólico de la DM, hay que consumir gran cantidad de alimentos de origen vegetal en detrimento de los de origen animal.
Vitaminas y minerales: Igual que en cualquier dieta sana.
Sales: 6 mg/día, la misma aconsejada para la población en general.
Padecer una enfermedad crónica como la DM es una situación poco fácil de superar, en especial cuando se trata de un niño, pues no podrá tener una infancia normal. Requerirá de hábitos y tratamientos especiales, incluso, cuando juegue en el parque o cuando de vigilar la ingesta de golosinas se trate.
La administración pasada concebía que la medida más idónea para solucionar la problemática era revertir la obesidad en niños de 2 a 5 años y detenerla en la población adulta. Reconocía, no obstante, que existía la necesidad de ajustar sus programas bajo un liderazgo más efectivo y con una más amplia asignación presupuestal.
Y es que el costo de atender a una persona con diabetes, al año, es de 707 dólares. Tan sólo en el 2012, se requerían 3 mil 872 millones de dólares para el manejo de este padecimiento. Para contextualizar la cifra, este monto es superior a los 3 mil 790 millones asignados al Seguro Popular en el 2010.
Esta semana, el presidente Peña Nieto puso en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención y Control de la Obesidad y la Diabetes y reconoció que, ante la incidencia de enfermedades crónico-degenerativas y problemas como la saturación en los servicios, es necesaria una transformación del Sistema Nacional de Salud. Habrá que ver qué nuevas medidas se toman y los resultados que arrojen. Pero, como dijo el mismo Peña, “las acciones gubernamentales son importantes, pero sin el auto cuidado de los mexicanos, nunca serán suficientes”.