El futuro de Peña Nieto después de los 100 días está atado al de su hombre fuerte: Murillo Karam

11/03/2013 - 12:02 am
Peña Nieto y Murillo Karam. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo).- A las doce de la noche, en el primer segundo del primero de diciembre de 2012, Enrique Peña Nieto se colocó la banda presidencial en el patio de honor de Palacio Nacional. La noche fue oscura y larga. Reventaban gritos en su contra y en las siguientes horas habría decenas de detenidos.

Cien días después, Enrique Peña Nieto se encuentra en el mismo sitio con su traje oscuro a la medida y la corbata a rayas rojas que se le ha vuelto costumbre. También se ha vuelto costumbre que el gabinete completo lo acompañe en todos sus eventos públicos. Para la conmemoración de los cien días, el mediodía del domingo, ha venido su esposa, Angélica Rivera, quien acaba de rendir protesta como Presidenta del Consejo Ciudadano del DIF.

Están todos. Y ya no hay gritos. El 1-D aparenta haberse quedado en un archivo desteñido. Es un recuerdo turbio, pero lejano. Cada vez más. Cien días de distancia. Una música suave apacigua los sentidos y es el aviso de que el Presidente ha terminado el mini informe de su gestión. Usó menos de veinte minutos. Como en los tiempos de campaña, saludará y sonreirá, y Angélica Rivera se aproximará a las señoras mayores.

Mientras, el zoom de las cámaras buscará al Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam. Él se aproxima hacia la salida con dificultad, entre remolinos. Se detiene con paciencia. Parece saber de lo que se le preguntará.

La fulminante detención de la dirigente sindical Elba Esther Gordillo que da pie para la persecución de otros dirigentes sindicales. Con respuesta preparada, el Procurador vuelve a decir: “Se hará justicia en todos los casos. Se trabajará igual. Hay mucho por hacer.

“Yo no digo mentiras, no va a ser ni tan fácil, ni tan pronto. No es un problema menor (el de la inseguridad), es un problema serio que estamos enfrentando con seriedad”.

El Procurador califica como lamentable el asesinato del Secretario de Turismo de Jalisco, José de Jesús Gallegos, y otros hechos ocurridos este fin de semana como el secuestro del consejero electoral en Tamaulipas, Ramiro Garay.

–¿Y Andrés Granier? ¿Qué va a pasar con el gobernador priísta que saqueó las arcas de Tabasco, según la denuncia del mandatario perredista Arturo Núñez? –Es una investigación que aún no atrae la PGR. La trajo, pero no la atrajo. –Repite el Procurador.

Así, en el hombre a cargo de la procuración de justicia es en quien se resumen los cien días de Peña Nieto y se finca el porvenir: ¿Qué más puede ocurrir en este terreno, señor Procurador?

EL PRESIDENTE EN SU DISCURSO

Aquella noche, decenas de estudiantes se sentaron a un costado, por el lado de la Catedral. Aventaron al aire frases como: “Peña no ganó, fue la imposición”, “Seis años más de pobreza, hambre, criminalidad, analfabetismo”, “Asesino de hombres y mujeres de Atenco”, “Asesino”.

La movilización fue dispersada por el Cuerpo de Granaderos de la SSP capitalina, pero resurgió en una marcha del Movimiento Yosoy132, que partió del Monumento a la Revolución. No paró hasta 24 horas después cuando una lluvia de piedras y palos destruyó la Alameda Central y a los comercios de Avenida Juárez. Decenas de jóvenes fueron detenidos.

Esa fue la noche en que Felipe Calderón cenó con jefes de Estado. La misma en la que el saldo de la guerra contra el narcotráfico dejó de pronunciarse. Para despedirse, Calderón describió a México en números y no mencionó a los muertos, a los muertos de su sexenio.

Los cien días de Peña Nieto tampoco arrojan menciones de ellos. Ni de sus deudos. Lo único que dice el Presidente es: “Como lo prometí, el Ejecutivo Federal se desistió de la controversia constitucional sobre la Ley General de Víctimas y se publicó en el Diario Oficial de la Federación”.

Hoy, el rostro serio de Angélica Rivera ha quedado en el centro del estrado y el Presidente le agradece a los partidos políticos por el Pacto por México. A todos, pero no al Partido Nueva Alianza, el organismo ideado y forjado por Elba Esther Gordillo que a pesar de decir que sí, jamás llegó a firmar.

Hay un número y una palabra que estos cien días se mantuvieron en la boca de Peña Nieto: el número 95 y la palabra, “compromiso”. Los 95 compromisos del pacto. Peña Nieto vuelve a deletrear la palabra y a unir el índice con el pulgar, como en los tiempos de campaña.

Pero ahora, ya es Presidente y puede anunciar que puso en marcha la nueva política de Estado en la que se arrancó el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, con 118 mil millones de pesos para este año. También que instruyó a la fuerza aérea para trabajar en forma coordinada con un enfoque nacional y con resguardo a los derechos humanos.

Y de aquí, pasa a la Cruzada Nacional contra el Hambre. La pantalla gigante en el patio de Palacio Nacional no expone el rostro de Rosario Robles, la Secretaria de Desarrollo Social, pero sí el de Angélica Rivera. Son segundos y la imagen se esfuma.

“Esta política social de nueva generación conjunta la labor de las Secretarías y la ciudadanía en favor de un objetivo común: abatir las condiciones de pobreza extrema y carencia alimentaria severa que padecen 7.4 millones de mexicanos”. Y la cifra sigue intacta, no obstante que los críticos indicaron que el hambre se reparte en un número mayor: 28 millones que el Coneval reconoció en 2010 como pobres. Un número que en 2008 era de 23 millones. La Cruzada sigue como programa estrella a pesar de que la oposición en el Congreso señaló que se iniciará justo donde habrá elecciones este año.

“Otro importante avance social fue la transformación del Programa 70 y Más. El nuevo Programa Pensión para Adultos Mayores, apoya a los mexicanos desde que cumplen 65 años”, recalca el Presidente.

Luego, la Reforma Educativa. El Presidente agradece a los actores del Pacto por México. No menciona a la lideresa magisterial que ayer cumplió 19 días en prisión. Prefiere decir de inmediato que su gobierno arrancó con déficit fiscal cero.

INTENSIDAD, NO SERÁ PASAJERA

“Señoras y señores:

Hace 100 días arrancamos con visión, fuerza y pasión, nos hemos propuesto mover a México para llevarlo al lugar que se merece, la intensidad de este inicio no será pasajera. Es el ritmo de trabajo que mantendrá este Gobierno.

No venimos sólo a administrar, sino realmente a transformar. Seguiremos moviendo las instituciones, las políticas públicas, los programas y los presupuestos para dar resultados reales y positivos a la ciudadanía”. Fueron las palabras del Presidente.

Empieza la música suave. Los saludos se prolongan. Cuando el Procurador General de la República se desprende del gabinete hacia la salida de Palacio Nacional, el remolino de reporteros lo persigue. Entonces, la detención de Elba Esther Gordillo y la inseguridad se convierten en el resumen de los cien días que aquí se conmemoraron.

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