Ciudad de México, 5 mar (SinEmbargo).- “No hice el libro con ningún planteamiento de género. Las mujeres no ven distinto que los hombres”, dice José Antonio Rodríguez, autor del libro Fotógrafas en México 1872-1960, que esta semana dio a conocer la editorial Océano.
Se trata de lo que la editorial y el historiador reconocen como “el primer estudio razonado del papel de la mujer en la historia de la fotografía en México”.
Desde las primeras fotógrafas de estudio de finales del siglo XIX, hasta las que se dedicaron a la fotografía social en los ‘50.
Enriquecido con un exhaustivo diccionario biográfico que incluye más de 200 mujeres fotógrafas entre las que destacan Tina Modotti, Laura Gilpin, Bernice Kolko y Gisèle Freund, entre otras, el volumen sorprende no sólo por la calidad de las imágenes, sino también por las osadas apuestas estéticas que dieron sustancia al oficio encarado por el género femenino allá lejos y hace tiempo.
Es el cuerpo, por ejemplo, el que sobresale de entre muchas estampas, todas ellas subyugantes y conmovedoras, en un trabajo que intenta reconstruir la producción visual que realizaron las fotógrafas que trabajaron en México durante un siglo.
Las piezas están organizadas en cuatro capítulos: “Pioneras 1872-1911”, “Modernas 1912-1925”, “Vanguardistas 1923-1940”, “Humanistas 1940-1960”.
El libro forma parte de una exposición itinerante que inició su recorrido en el Museo de Arte Moderno de México, pasando por Casa de América en Madrid y que transcurre actualmente en Casas de Cultura de Banamex en México.
Si bien no hay una voluntad de género, Rodríguez, historiador especializado en fotografía mexicana histórica y contemporánea, reconoce que “hay matices”.
"Arranqué este proyecto con la idea de hacer un rescate cultural y no motivado por destacar cuestiones de género. Sin embargo, hay matices en cada una de las mujeres fotógrafas que integran el libro y la exposición”, dice en entrevista con SinEmbargo.
“Hay condicionamientos culturales, históricos y sociales que a nivel particular sí determinan ciertas características y ciertos planteamientos por parte de las fotógrafas”, agrega Rodríguez, quien a lo largo de su carrera ha dado a conocer a diversos fotógrafos que se encontraban relegados en la cultura visual de este país.
LA FOTOGRAFÍA EN LOS TIEMPOS REMOTOS
La fotografía se dio a conocer al mundo en 1832 y casi inmediatamente llegó México. La investigación de José Antonio Rodríguez inicia en 1872, un año en el que comienzan a verse algunas mujeres fotógrafas.
“¿Qué quiere decir esto? Que México era entonces un país de zozobra. Además, el equipo fotográfico era muy pesado, los caminos eran muy peligrosos y no es casual que en 1872, que marca un periodo histórico muy importante en México, el de la República restaurada, comiencen recién a aparecer las primeras mujeres en el oficio”, apunta el también editor de la revista Alquimia (del Sistema Nacional de Fototecas de México).
– Si bien el libro no tiene una voluntad de género, conmueve la mirada femenina sobre el cuerpo, que se percibe muy distinta, incluso más osada, que la del hombre de la época…
– A eso me refería con los matices. Durante el siglo XIX y gran parte del XX, la mujer no ve el cuerpo masculino desnudo. Lo que quiere decir que nosotros no conocemos el erotismo desde el punto de vista femenino. Tengo localizados tres desnudos, dos pertenecen a Lola Álvarez Bravo, uno de los cuales (de 1948), incluyo en el libro. Hay otro semidesnudo que hizo Tina Modotti a Juan Antonio Mella, en donde el modelo tiene la camisa abierta y muestra el torso. ¿Por qué hasta principios de los 80 no tenemos más imágenes como esa? Ese es el gran interrogante.
– También está la fotografía de María Santibáñez, de 1927. No es un desnudo completo, pero se ven los hombros y los brazos de la modelo, resulta bastante osada para la época…
– María Santibáñez es uno de los grandes hallazgos de esta investigación, porque es una gran maestro. Al final del libro recupero algunos textos de hemeroteca y hay dos entrevistas a Santibáñez. Ella se refiere a cierta hostilidad por parte de sus colegas masculinos, lo que sirve para descubrir esos condicionamientos de los que hablábamos al principio. También está María Amparo Hernández, una fotógrafa que se dedicaba a hacer desnudos femeninos a actrices y celebridades de la época. Uno nota al observar esas imágenes que los desnudos tienen mucho del esquema masculino, la mirada del hombre sobre el cuerpo. Y ese es otro de los matices y planteamientos que hago en el libro.
– El hecho de que todas las fotógrafas sean mujeres ayuda a percibir un concepto de la belleza fotográfica que va más allá de las cualidades físicas de los modelos retratados…
– Así es. Y sobre todo en el caso que mencionas, el de María Santibáñez, es una gran maestra a la que hay que rescatar. Pertenece a una corriente que se llama “pictorialismo”, que buscaba unir los trazos de la pintura con los de la fotografía y, en ese sentido, María es una gran representante de esa escuela.
– Una de las imágenes más impresionantes del libro es “Anatomía”, de Lola Álvarez Bravo
– Sí, la incluí ex profeso, porque es una de los pocos testimonios de la mirada de la mujer sobre el cuerpo masculino en el siglo XX. No sabemos si esa foto de 1945 se llegó a mostrar en alguna exposición, si alguien la vio. Esta investigación la entregué a la editorial en febrero de 2011. Cuando entró a imprenta en agosto del 2012, ya había localizado a otras 20 fotógrafas. Como sea, lo que pusimos en el libro da una visión más amplia y más fresca de nuestra cultura fotográfica.
– ¿Cómo diría usted que es la cultura fotográfica en nuestro país?
– La fotografía es muy fuerte actualmente en México y la presencia femenina en el quehacer fotográfico también es muy importante. La respuesta al por qué ahora hay tantas mujeres que se dedican a la fotografía en nuestro país, creo que está en este libro. Son aquellas las que cimentaron la tradición y el desarrollo de que hoy gozan las fotógrafas modernas.