Pese a que los problemas de contaminación, falta de agua, riesgo de inundaciones, sobrepoblación y pobreza están bien detectados, los gobernantes de la Zona Metropolitana del Valle de México no aplican acciones contundentes para mejorar su salud.
A mediados de la década de los ochenta del siglo pasado en los medios de comunicación social se daba conocer una impactante noticia: la aparición de decenas de pájaros muertos en la calle de una zona industrial de la Ciudad de México. Se llegó a generalizar la versión de que habían fallecido por la creciente contaminación que empezaban a padecer los habitantes de la capital del país.
Simultáneamente se llegó a rumorar que la muerte de la parvada había sido un montaje realizado por el entonces responsable de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue), Manuel Camacho Solís, para llamar la atención de la opinión pública, en particular la del Presidente Miguel de la Madrid, para que enfocara la mirada en su habilidad política para impulsar medidas dirigidas a combatir la polución.
Lo relevante era colocarse en el ánimo del Jefe del Poder Ejecutivo ante el proceso de sucesión presidencial. A mediados de 1987, con la misma idea de fortalecer al grupo político en el que interactuaba, Camacho Solís organizó un magno congreso internacional denominado “Metrópolis 87”, para intercambiar experiencias y hacer acopio de alternativas que contribuyeran a combatir la problemática que afectaba a la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).
El evento fue todo un éxito mediático, el titular de la Sedue proyectó una profunda preocupación por la problemática que impactaba la ciudad corazón del país, y opacó al jefe del Departamento del Distrito Federal, Ramón Aguirre Velázquez, en beneficio de las aspiraciones presidenciales del secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari.
Sin embargo, 30 años después de que aparecieron los pájaros muertos y al margen de funcionarios que activan problemas para irrumpir como efectivos componedores, y de que se han promulgado leyes y ejercido acciones para hacer de la ciudad un hábitat saludable, hay evidencias de que la calidad de vida del Distrito Federal se ha seguido deteriorando debido a que los tres niveles de gobierno no han aplicado una planeación que abata de manera coordinada y efectiva los problemas propios de un conglomerado urbano que ha seguido creciendo de manera desordenada.
Sigue latente la amenazadora contaminación atmosférica y hay temas en la agenda ciudadana que no han sido resueltos, como el transporte y la vialidad, la escasez de agua, la basura que envenena suelo y mantos freáticos, el desempleo y la inseguridad pública, entre otros.
La suciedad de aire es un hecho que corroboran los viajeros que arriban diariamente al Distrito Federal por la carretera vieja de Cuernavaca, cuando observan con desánimo esa enorme nata café de smog que cubre tétricamente la cuenca del Valle de México.
LOS MUERTOS POR CONTAMINACIÓN
Pero no pasa nada, esa enorme nata no provoca la irritación social del segundo conglomerado urbano más poblado del mundo, con 20 millones habitantes, después de Tokio, que tiene 28 millones, a pesar de que la contaminación poco a poco intoxica los pulmones de los mexicanos que radican en esta zona territorial comprendida por el Distrito Federal y 60 municipios; 59 del Estado de México y uno de Hidalgo.
Tampoco los habitantes del Valle de México se estremecieron cuando el Instituto Nacional de Salud Pública dio a conocer en enero del 2011 que cada año fallecen en el Distrito Federal cuatro mil personas por enfermedades atribuidas a la contaminación atmosférica. Lo redituable para los medios era denunciar los más de 50 mil muertos que por esas fechas se registraban como saldo de la “guerra” contra el narcotráfico.
De ese total de decesos dados a conocer por el instituto, mil habían ocurrido por culpa de altas concentraciones de partículas contaminantes PM 2.5, las cuales se generan por la combustión de diésel de automóviles y la industria, así como por la reacción atmosférica entre gases como el dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos.
Para evitar que se desataran críticas que mellaran la imagen del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, el director de Inteligencia y Vigilancia Epidemiológica de la secretaria de Salud del gobierno capitalino, César Sandoval, explicó que no se habían registrado fallecimientos relacionados con contaminantes atmosféricos “o por causas directas o atribuibles”.
Las partículas PM 2.5 son entre 25 y 100 veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que afectan mucho más que cualquier otro contaminante. Ingresan por las vías respiratorias y sus efectos son letales porque atacan directamente el corazón. Hace dos años y medio la NASA dio a conocer un mapa en el que ubicaba a los países del mundo con serios problemas de partículas PM 2.5, entre esas zonas incluía a la Cuenca del Valle de México.
MOVILIDAD A MEDIAS
Para contener la contaminación el gobierno capitalino puso en marcha en 1989 el programa “Hoy no Circula”. Sin embargo, la medida resultó contraproducente, el parque vehicular se incrementó al doble. Los ciudadanos prefirieron comprar otro auto, antes que dejar de circular un día. Actualmente se mueven por el DF cuatro millones de automóviles.
El programa no funciona como debiera, en los Centros de Verificación es “natural” observar como los automovilistas prefieren pagar una “mordida” para que sus vehículos aprueben la revisión, mediante “el salto”, sin mayores complicaciones.
Por eso no es gratuito que conforme a un raqueo elaborado recientemente por la revista Forbes, la Ciudad de México sea la quinta más contaminada del mundo, antecedida por Baku en Azerbaijan, Dakha en Bangladesh, Antananarivo en Madagascar y Puerto Príncipe en Haití.
Si bien las autoridades capitalinas han venido ampliando en los últimos 25 años la red del Sistema de Transporte Colectivo Metro e incrementado el número de autobuses del transporte urbano (RTP) y en los últimos tiempos puesto en marcha el denominado Metrobús, estas acciones implementadas para mejorar la movilidad en la ciudad tan sólo representan un paliativo.
De acuerdo con Julio A. Millán, presidente de la empresa Consultores Internacionales, pese a que el gobierno capitalino ha emprendido acciones vigorosas de inversión en transporte y vialidades en diferentes puntos de la ciudad, ha sido imposible deshacer las olas expansivas de los taponamientos viales que a veces alcanzan varios kilómetros en las hora pico en cerca de 60 puntos de áreas conflictivas.
De acuerdo con información del Gobierno del Distrito Federal (GDF), el tiempo promedio de desplazamiento de viajes cuyo origen es el Estado de México es de 1 hora 24 minutos, mientras que el tiempo promedio de viajes dentro del DF es de 53 minutos por trayecto, por lo que en términos generales los mexicanos que se transportan diariamente por la ciudad de México pierden entre dos y cuatro horas en desplazarse de su casa al trabajo y viceversa.
El Metro transporta un promedio diario de 5 millones de usuarios, y los andenes son insuficientes para la afluencia de personas que buscan un espacio en los trenes. De seis a nueve de la mañana y de seis a nueve de la noche, la mayoría de las estaciones del Metro son espacios de caos y tumultos. Los usuarios logran subir al vagón después de media hora de empujones y codazos.
EL AGUA, UN PROBLEMA QUE HACE CRISIS
En cuanto al problema del agua la escasez se resiente en varias delegaciones, principalmente en Iztapalapa, la más poblada de la ciudad, con cerca de dos millones de habitantes. Cuando el vital líquido llega a varias colonias de esta demarcación los vecinos la reciben como si fuera de “tamarindo, huele a perro muerto, amarillenta, podrida”, así la describen los habitantes de la Unidad Habitacional Ermita Zaragoza.
Para desgracia de Iztapalapa, el delegado Jesús Valencia Guzmán ha dicho que una de sus prioridades será la de remodelar el edificio delegacional, para lo cual contrató al prestigiado Enrique Norten, famoso por los edificios que ha construido en Nueva York, y porque recientemente trascendió que es el arquitecto al que Elba Esther Gordillo le confirió la responsabilidad de diseñar y construir en Santa Fe, la “Ciudad del Conocimiento” para los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
La población asentada en el Valle de México se surte de agua de cerca de 700 pozos y principalmente del sistema Cutzamala. En 2012 varias delegaciones y municipios conurbados padecieron escasez, a partir de que la Conagua realizó obras de mantenimiento en el sistema.
En cuanto a la extracción del agua de los pozos, el reconocido urbanista, con especialidad en el tema del agua, Manuel Perlo Cohen, aseguró que los mantos acuíferos están siendo sobreexplotados, lo que ha derivado en serios problemas, provocando principalmente el hundimiento diferencial de la ciudad. En algunas partes el nivel del suelo desciende a menos de 10 centímetros al año y en otras a más de 40.
La extracción del agua representa una especie de círculo vicioso para la ciudad, ya que al sobreexplotarse los mantos acuíferos para cubrir la demanda se provoca el hundimiento, lo que arroja el rompimiento de tuberías y en consecuencia la pérdida de 35% del agua, sintetiza Manuel Perlo.
El problema de la falta de agua en el Distrito Federal es cada día más delicado. El año pasado decenas de personas bloquearon el circuito interior, a la altura del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, para demandar que se les dotara de agua. Esta medida de presión provocó serios problemas en las vías de acceso a la Terminal l, por lo que los vecinos fueron desalojado por granaderos con lujo de violencia.
Las inundaciones representan otro grave problema para la ciudad capital del país, por ello, en su oportunidad, el entonces jefe de Gobierno, Ebrard, reconoció la importancia de mantener en buen estado el sistema de drenaje profundo, ya que una falla podría derivar en una catástrofe, tal vez superior a lo ocurrido en Nueva Orleans o a los recientes acontecimientos registrados en Nueva York, tras el paso del huracán Sandy.
Las 12 mil toneladas de basura que generan los habitantes de la Ciudad de México también es un problema irresuelto. De ese total sólo 86% es recogida y trasladada al relleno sanitario, el resto de los deshechos son arrojados en barrancas y lotes baldíos, lo que se ha convertido en un grave entuerto, por la filtración de líquidos putrefactos que contaminan los mantos freáticos.
¿Y LA CALIDAD DE VIDA?
La capital del país es una ciudad cosmopolita, con atractivo para invertir y con suficiente desarrollo económico, pero no ha sido capaz de dotar de mejor calidad de vida y seguridad a sus habitantes, ni de insertarlos adecuadamente al mercado laboral, además de que en el DF la opulencia y la pobreza van de la mano.
De acuerdo con el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en el DF se ubican cuatro de los 10 municipios del país con menor rezago social: Benito Juárez. Miguel Hidalgo, Coyoacán y Azcapotzalco, mientras que en contraste la Ciudad de México también alberga a dos de los 11 municipios con el mayor número de personas en pobreza: Iztapalapa, que se ubica en el segundo lugar, con más de 727 mil personas, y Gustavo Madero, clasificada en el onceavo sitio, con 356 mil.
A lo que habría que agregar que las autoridades capitalinas no han logrado reducir la tasa de desocupación, que en los últimos tiempos se ha ubicado en 6.5%, con relación a la Población Económicamente Activa (PEA), por arriba de 5.2% que se registró en todo el país , conforme a estadísticas recientes del INEGI.
Por eso es que calles y avenidas de la ciudad y los medios de transporte público están invadidos de acróbatas, faquires, payasitos y de vendedores ambulantes de todo tipo de baratijas, y de que en los vagones del Metro pululen grupos de cantantes y de personas que ofrecen dulces, películas y discos piratas, así como personas de la tercera edad suplicando una limosna que les permita tomar su primer alimento del día.
En contraste con las cifras que aportan el Coneval y el INEGI, el coordinador de la División de Investigación y Desarrollo de Capacidades de la ONU Hábitat, Eduardo López Moreno, dio a conocer recientemente que la Ciudad de México logró reducir la desigualdad, y que en materia de ingresos ocupa el lugar 29 de 85.
Al opinar el año pasado sobre ese logro, Marcelo Ebrard Casaubón, enfatizó que eso se alcanzó a pesar de que las autoridades locales no tienen “acceso a los instrumentos que generan la desigualdad, como la política respecto de los alimentos, salarios, distribución fiscal, acceso a créditos”, y otros.
Uno de los factores que trastocan la vida de la zona metropolitana es la sobrepoblación y la expansión desordenada de los servicios urbanos. Hace 28 años, a raíz del terremoto de 1985 se detonó la idea de descentralizar la Ciudad de México.
Al crearse –el 9 de octubre de 1985– el Comité de Descentralización, el objetivo era que muchas de las actividades de educación, industria, comercio y gobierno se mudaran a otros estados del país. Pocas fueron pocas las instituciones del gobierno que se mudaron a provincia, el Instituto Mexicano del Café, a Veracruz; el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, a Aguascalientes; la Comisión Nacional de Zonas Áridas, a Coahuila, y Caminos y Puentes Federales, a Cuernavaca.
Ya nadie habla de descentralizar, ahora expertos en urbanismo, como el investigador y economista del Colegio de México, Gustavo Garza, menciona que no aprecia “ninguna viabilidad política” que permita descentralizar el DF, y que en la actualidad el debate debe girar en torno a la posibilidad de crear un gobierno metropolitano.
Comenta que en la actualidad el gobierno del DF y el Estado de México han establecido convenios para establecer organismos como la Comisión Ambiental Metropolitana, con la que se han emprendido disposiciones para disminuir la contaminación vehicular, pero que no son del todo efectivas, porque carecen de facultades resolutivas.
Gustavo Garza menciona que es conveniente estudiar la viabilidad de establecer un Sistema Nacional de Coordinación Metropolitana coherente, que evite el despilfarro de recursos financieros, así como la disfuncionalidad del enjambre de normas jurídicas que rigen el desarrollo de las urbes y establezca las bases de la gobernabilidad en todas ellas.
Para el estudioso del Colmex, la coordinación de gobernabilidad metropolitana debe establecer un sistema de funcionarios con estudios de posgrado en cuestiones urbanas, porque suele suceder que alcaldes electos en municipios metropolitanos no cuentan con los estudios necesarios para el cargo, por lo que habría que discutir la conveniencia de instituir la figura de gerentes urbanos contratados y supervisados por el cabildo o el congreso estatal.
Sugiere que el tipo de gestión para la Zona Metropolitana del Valle de México se puede determinar analizando las experiencias que se han desarrollado en Singapur, Madrid, Sao Paulo, San Francisco o Santiago de Chile, entre otras.
URGE REFORMA POLÍTICA
En este sentido, es alentador que a partir de que se estableció en el Pacto por México el compromiso de emprender una reforma política para el DF, tanto las fuerzas políticas como autoridades gubernamentales, han vuelto a colocar en el centro del debate la necesidad de reflexionar sobre nuevos mecanismos de coordinación que permitan elevar la calidad de vida de los habitantes de la zona metropolitana.
Sin embargo los intereses políticos comienzan a colocarse por encima de los de la ciudadanía y esto ha sido evidente en el discurso que han venido manejando en las últimas semanas tanto el Jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, como el Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila.
Mientras que el primero, durante una reunión que tuvo con senadores del PRD los convocó a sacar adelante la reforma política capitalina y consolidar un pacto metropolitano con el Estado de México, Hidalgo y Morelos, por su lado el gobernador mexiquense, al hacer mención del “Pacto de Desarrollo Metropolitano”, ha dicho que emprenderá, con base al presupuesto del 2013, importantes obras de infraestructura en la zona metropolitana con los gobiernos del DF e Hidalgo.
En los planes del Gobernador Eruviel Ávila no se contempla ningún mecanismo de coordinación más efectivo que incluya innovadoras herramientas de gobernanza, ni mucho menos el impulso de establecer un “Pacto de Desarrollo Metropolitano” en el que esté presente Morelos, como lo propone Mancera.
Y puede ser que de momento le asista la razón en tanto que la ZMVM oficialmente está conformada por “la Ciudad de México y 60 municipios, uno de ellos en el estado de Hidalgo y los restantes del Estado de México”.
Lo ideal es que tanto el Jefe de Gobierno del DF, como el Gobernador mexiquense, mejor enfoquen toda su atención en el cómo se tendrá que estructurar una “autoridad metropolitana” y acerca de la capacidad resolutiva con que deberá de contar ésta, sin que vulnere las facultades de los presidentes de los municipios conurbanos electos con el voto popular.