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Alejandro De la Garza

22/03/2025 - 12:02 am

El caos informativo

"Vivimos los efectos desastrosos del caos informativo, alimentado por polarización mediática e internacional".

El caos informativo.
"México sigue siendo el país sin guerra más peligroso para reporteros". Foto: Fernando Carranza, Cuartoscuro

El sino del escorpión ha escuchado el aserto de que el periodismo siempre está en crisis, siempre está a prueba y en proceso de cambio. El alacrán recuerda entonces el agitado y conflictivo periodismo que vivimos durante la fatídica pandemia de Covid-19, cargado de informaciones contradictorias, teorías científicas divergentes, hipótesis sin comprobar, conclusiones y datos diversos que apuntaban en direcciones opuestas. Acaso ese “momento periodístico” mostró como ningún otro el alcance del descreimiento social en los medios de comunicación, la prensa e incluso las redes sociales. No obstante, cuando ilusos pensamos que habíamos aprendido algo de aquella lección periodística, el escorpión observa hoy un fenómeno que va más allá de las noticias falsas y la posverdad: el caos informativo, una suerte de entropía de la información que resulta abrumadora para el telespectador-radioescucha-lector, y que a nadie ayuda excepto a quienes medran con el caos.

Nadie puede negar que vivimos los efectos desastrosos del caos informativo, al que contribuyen unos muy poderosos medios de comunicación corporativos —que atienden primeramente a los intereses de sus dueños —; una prensa opositora al régimen que ejerce plenamente su libertad al llamar a cuentas a funcionarios y políticos —incluso mediante noticias falsas, rumores y “fuentes” inventadas—, una sistema de medios públicos cada vez más instrumentalizado a favor del régimen; un enorme espacio digital global, totalizador y sin regular, por el que transitan informaciones directas y verdaderas, pero que mayormente pone a circular historias inciertas y datos falsos, mentiras y chismorreo, imágenes violentas, la difusión de entretenimiento disfrazado de noticias y grandes dosis de propaganda pagada, bots y trolls.

El caos en la información se compone de diversas combinaciones —sobrecarga de información, subcarga, dispersión, conflicto, información errónea— y se ha ido generando por la polarización mediática y sus frecuentes encontronazos —fracturas en las sociedades y los países—, y también por la polarización de los Estados a escala internacional. Este caos informativo es resultado de situaciones que hemos visto o percibido ya desde hace tiempo, como la primera llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos, su narrativa de noticias falsas y posverdad y el asalto final al capitolio de ese país. El caos informativo y la desinformación alimentan las tensiones internacionales y las divisiones en las sociedades, alertó en 2022 Reporteros Sin Fronteras (RSF).

Habrá quien señale que en nuestro país la polarización de los medios no es un reflejo de la polarización social, sino que se debe a las conferencias de prensa mañaneras que durante seis años realizó el expresidente López Obrador, con la intención de ejercer su “derecho de réplica”, insistió, ante los innumerables (y probados) ataques orquestados por los poderes económicos, fácticos, criminales, la alianza de partidos opositores, los medios de comunicación y más de una docena de periodistas que, aún hoy, lo siguen odiando a muerte.

Pero a escala internacional también tenemos versiones, al gusto da cada quien, de la invasión de Ucrania por tropas rusas, o bien, de la legítima defense rusa de sus fronteras ante los avances de la OTAN. De igual forma, tenemos la visión de los medios occidentales sobre el derecho de Israel de defenderse de los ataques terroristas de Hamas, pero también hemos visto las imágenes del genocidio que ha sido la respuesta del ejército de israelí. Una respuesta que entraña una ambición añeja: “eliminar” a los palestinos y apoderarse de la Franja de Gaza. Y qué decir de la segunda llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos. Sus ataques a la prensa, demandas a las televisoras, hostilización de los reporteros en la Casa Blanca, su deseo loco de hacerse de Canadá, Groenlandia, el Canal de Panamá, Gaza misma, su rupestre delirio de poder, narcicismo y egolatría.

Estos ataques públicos de Trump a los periodistas han sido cada vez más visibles y virulentos, socavan la profesión periodística y fomentan los procedimientos judiciales abusivos, las campañas de difamación e intimidación —en especial contra las mujeres— y el acoso en línea contra los periodistas críticos, señala también RSF en su reporte de 2024. Estados Unidos ha caído diez lugares en el índice de libertad de expresión medido por esta organización.

“Vivimos tiempos en los que un periodista puede ser descuartizado en un consulado de Arabia Saudita. En los que las redacciones de Gaza pueden ser atacadas y decenas de periodistas asesinados ahí. En los que se desvían aviones que aterrizan de emergencia en Bielorrusia para que un periodista sea detenido y luego encarcelado. En los que los periodistas pueden ser ejecutados en plena calle”, ha resumido Edith Rodríguez Cachera, Vicepresidenta de RSF España.

En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024, elaborada por RSF, se detalla la puntuación de los países de acuerdo a cinco indicadores: El indicador económico ubica a México en la posición 102 y evalúa las limitaciones económicas relacionadas con políticas gubernamentales, reglas de anunciantes, patrocinadores y propietarios de medios de comunicación. En el indicador legal, México está en el lugar 65, donde se evalúa el entorno jurídico y legislativo en el que trabajan los periodistas, el nivel de censura, la capacidad de protección a las fuentes e impunidad de violencia contra periodistas. En el índice sociocultural, nuestro país se ubica en la posición 104, aquí se evalúa el impacto de los condicionantes y presiones culturales y sociales, es decir, el género, clase, etnia o religión que bloquean el libre ejercicio del periodismo o llevan a la autocensura. Finalmente, el indicador de seguridad, que evalúa la capacidad de generar, recabar y difundir información periodística sin riesgo de sufrir daños físicos o psicológicos, o perjuicios profesionales, coloca a México en la casilla 165. México sigue siendo el país sin guerra más peligroso para reporteros

El alacrán debe referirse al doloroso caso del Rancho Izaguirre de Teuchitlán, en Guadalajara, como un ejemplo visible del caos informativo en el que parecemos hundirnos más. Cada quién confiará en su medio preferido, en el periódico más cercano a su corazón o en su periodista más confiable para leer y entender este caótico fenómeno cargado de contradicciones, desaliños legales de todo tipo, manipulación y explotación política. El caso ilustra está preocupación del venenoso ante el abrumador caos informativo. En el fondo, sólo queda el dolor de las víctimas y de sus familias. Eso es verdad.

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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