Author image

Adela Navarro Bello

13/03/2025 - 12:04 am

En este México del horror, faltan palabras, sobran festejos

A México le sobran festejos y le faltan palabras para describir el horror de lo que se vive cotidianamente en los estados de la República. Las siniestras imágenes de lo que el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco encontró en el rancho Izaguirre son, acaso, mejor descritas con el silencio de la perplejidad que provoca ver tal deshumanización.

En este México del horror, faltan palabras, sobran festejos.
Claudia Sheinbaum, Presidenta de México, encabezó una asamblea Informativa ante ciudadanos en el Zócalo el pasado domingo. Foto: Presidencia/Cuartoscuro.

Tres días después del redescubierto del rancho del exterminio del cártel Jalisco Nueva Generación en el rancho llamado Izaguirre y ubicado en Teuchitlán, Jalisco, la Presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, tuvo su festejo en el Zócalo de la Ciudad de México. Un festejo prematuro ante el manejo de la política comercial de los Estados Unidos, que bien pudo cancelar o posponer, pero que, en medio del horror que se vive en el país, decidió protagonizar, junto a “350 mil asistentes” según las mismas autoridades organizadoras.

A México le sobran festejos y le faltan palabras para describir el horror de lo que se vive cotidianamente en los estados de la República. Las siniestras imágenes de lo que el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco encontró en el rancho Izaguirre son, acaso, mejor descritas con el silencio de la perplejidad que provoca ver tal deshumanización. Los cientos de objetos, 493 de acuerdo a la Fiscalía General de Jalisco, entre zapatos, ropa, mochilas, accesorios, y, según el mismo colectivo, fueron localizados seis lotes de retos óseos en cinco zonas del predio. Había crematorios clandestinos, áreas de tortura, de internación forzada, de capacitación criminal, y de acuerdo a personas que estuvieron cautivas en el rancho del terror, por ahí pasaron miles de personas en más de diez años de funcionamiento del que ha sido considerado como un “campo de exterminio” del narcotráfico, particularmente del CJNG.

En octubre de 2024, el final del periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador, fue marcado por más de 200 mil personas ejecutadas en su término. Esos números son los oficiales, los extraoficiales deben ser más altos aún, considerando las vidas acabadas en ranchos como el de Izaguirre, o los miles de desaparecidos en toda la República Mexicana.

El terror, el espanto, el horror, la atrocidad, la brutalidad, la infamia, la barbarie, la monstruosidad, el genocidio criminal, el holocausto del narco, ¿cómo definimos lo que está sucediendo en el país? ¿Cómo lo dimensionamos? ¿Cómo lo comprendemos? Cientos de miles de personas asesinadas, cercenadas, masacradas, enterradas, tiradas, balaceadas, colgadas, amontonadas; multihomicidios por todos los rincones del país que controla el narco y los considera sus plazas criminales.

El nivel de inseguridad en México es de una violencia para la cual nos faltan palabras para describirla, un crimen oculta otro, un descubrimiento hace olvidar el anterior, la desaparición de nueve turistas en Oaxaca, el asesinato de un líder pescador y de universitarios en Baja California, otros campos de exterminio en Tamaulipas, en Michoacán, que van dejando atrás y empequeñecida aquella historia que nos aterró sobre el pozolero del cártel de los Arellano y el de Sinaloa en Baja California que deshacía cuerpos en ácido. Los crematorios clandestinos que erigen los grupos criminales como en Jalisco para deshacerse de los cuerpos de aquellos que mataron por venganza, por una deuda, por capricho, porque no tuvieron la vileza para servir al cartel, porque en México, y ante este nivel de impunidad, se mata porque se puede y porque lo más probable es que los asesinos no terminen en prisión.

Y en esas condiciones de inseguridad, de violencia, de llanto y desesperación por parte de los familiares de las víctimas, de los desaparecidos, de los padres que reconocieron un objeto entre los 493 localizados en el Rancho Izaguirre, y eso les da la pista sobre el final de su ser querido, la Presidenta realizó un festejo en el Zócalo.

El actual Gobierno de la República no tiene nada que festejar. Es la presa de una trama amenazante por parte del Presidente de los Estados Unidos ante la constante advertencia de incrementar los aranceles a los productos de exportación si no se cumple con sus caprichos en tierras ajenas. Van dos prórrogas que instaura sobre la aplicación del incremento del 25 por ciento en los aranceles a productos mexicanos, y con sólo eso, con haber trasladado la decisión del 4 de marzo para el día 2 de abril, la Presidenta salió a festejar lo que en todo caso es una pírrica victoria.

Cart Wiland, representante de los Estados Unidos en la convención de Viena, fue de los pocos funcionarios norteamericanos en criticar la actitud festiva de la Presidenta de un país donde corren ríos de sangre y cuya tierra oculta ya una cifra incalculable de restos óseos.

“Ayer hubo una gran fiesta en el Zócalo. Mucha música, mucha fiesta. Quizás todos celebraban el fin de 'abrazos, no balazos'. Pero parece demasiado pronto para festejar cuando mujeres y niños siguen siendo asesinados a tiros en lugares como Guanajuato”, dijo el funcionario extranjero, con lo que se “hizo acreedor” a una nota diplomática por parte de la mandataria mexicana, en su estrategia para acallar una realidad palpable de muerte.

En su concentración en el Zócalo, a la que “cientos de miles” de personas llegaron en autobuses de casi todos los estados de la República, con transportación, hospedaje y viáticos pagados, así como un incentivo adicional monetario, lo que más destacó no fue el mensaje de jolgorio de la Presidenta, sino el desaire que los líderes de Morena, del partido, de las cámaras y de los partidos aliados, le hicieron al darle la espalda cuando ella, en un afán triunfalista, caminó sola hacia el templete mientras ellos se tomaban una selfie y evidenciaban el poder de los grupos que no están con la Presidenta, sino con sus propios intereses políticos.

De los muertos no se dijo nada, de los campos de exterminio tampoco, mucho menos de los desaparecidos ni de las zonas tomadas por el narcotráfico en Sinaloa, en Baja California, en Oaxaca y Michoacán, en Guanajuato, Chiapas y Guerrero, en los estados del norte o en el pacífico, o en el centro o en el sur. Una de las demandas del Presidente de los Estados Unidos es la contención del tráfico de drogas de México hacia la Unión Americana, y en ello va un combate a los cárteles, la disminución de los homicidios dolosos, la reducción de las rutas del trasiego de la droga, el combate al lavado de dinero, pero de eso, nada se abordó en el festejo de la Presidenta de un país sumido en la barbarie del crimen y una sociedad en proceso de normalizar ya no la violencia, sino el terror de los cárteles.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

Opinión en video