La insistencia del Presidente de Estados Unidos en cambiar el nombre del "Golfo de México" a "Golfo de América" va más allá de un mero populismo interno.
Por Viola Traeder
Berlín, 23 de enero (DW).- Los anuncios y las amenazas del Presidente estadounidense, Donald Trump, no dejan de sorprender. En su discurso de investidura, el pasado 20 de enero, el mandatario volvió a darle un codazo retórico a México, al reiterar su promesa de cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América. Al escuchar este anuncio, la ex primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, no pudo contener la risa, regalando a las cámaras imágenes que se volvieron virales.
¿Amenaza vacía o real?
Pero, ¿se trata solo de una amenaza vacía del republicano o puede el presidente estadounidense realmente cambiar el nombre de un golfo cuyas aguas comparte con México y Cuba?
"Puede hacerlo dentro de Estados Unidos, cuya oficina U.S. Board on Geographic Names (BGN, por sus siglas en inglés) tiene la función de mantener el uso uniforme de los lugares geográficos dentro del país. Podría llamarle Golfo de América a la porción del golfo correspondiente a la zona económica exclusiva de Estados Unidos, que comprende la parte norte, adyacente a Texas y Florida", explica a DW la historiadora marítima Karina Busto, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Tensiones diplomáticas y confusión
El cambio de nombre no afectaría al resto de la comunidad internacional. Sin embargo, en caso de una disputa, intervendrían organismos internacionales, como las Naciones Unidas o la Organización Hidrográfica Internacional (IHO, por sus siglas en inglés), encargada de la exploración y cartografía uniforme de los mares, señala la Doctora Busto.
Si bien el rebautizo del golfo no tendría consecuencias inmediatas para México y Cuba, probablemente crearía tensiones diplomáticas. Además, "en términos geográficos, el cambio de nombre crearía confusión, ya que tanto en los tratados internacionales como en las cartas náuticas, el nombre oficial o consensuado que se ha utilizado por lo menos durante dos siglos es el de Golfo de México", observa la experta.
"Infantilismo imperial"
"La iniciativa de Donald Trump muestra un total desconocimiento de la historia", dice la académica. "Desde el siglo XVI, se le nombró Golfo de México a este cuerpo de agua localizado en las costas de la Nueva España. En la cartografía de los siglos XVI a XVIIII, era común que se utilizara el nombre de Golfo de México o Seno mexicano. Este último cayó en desuso en el siglo XIX y se adoptó de manera definitiva Golfo de México".
Por su parte, el historiador Lorenzo Meyer Cosío, profesor emérito del Colegio de México, describe la propuesta del presidente Trump como "infantilismo imperial", con el que, además, introduce el "equívoco de América" en referencia solo a Estados Unidos.
El doctor Meyer recuerda a DW que Trump también desea rebautizar con el nombre del expresidente norteamericano William McKinley a la montaña Denali, en Alaska, la más alta de América del Norte.
A su juicio, detrás de la polémica del golfo "está la amenaza implícita de emular a McKinley": "El 25° presidente, republicano, imperialista, amigo de los grandes magnates de su época, de los impuestos a las importaciones y del uso de la fuerza en política exterior, que llevó a Estados Unidos a la guerra contra España y le dio el control de Cuba, Puerto Rico y Filipinas".