Elon Musk, el hombre más rico del mundo, se ha mostrado cada vez más abiertamente como un hombre de extrema derecha, difusor de discursos de odio y noticias falsas en su red social X, y, sobre todo, como un creyente de teorías conspiracionistas.
Ciudad de México, 23 de enero (SinEmbargo).– “Francamente, necesitan mejores artimañas. El ataque de ‘todo el mundo es Hitler’ está taaaan trillado”. Así respondió Elon Musk horas después de haber celebrado la llegada de Donald Trump con un saludo nazi durante un acto posterior a la investidura, el último de una lista de episodios que lo han mostrado como un ultra, uno que con sus aportaciones millonarias ha encontrado acomodo en Washington.
Precisamente esto último ha convertido a Musk en uno de los oligarcas favoritos de Trump, quien en su mensaje de toma de protesta habló de que en Marte ondee una bandera estadounidense, uno de los objetivos de Elon, el hombre más rico del mundo.
Elon Musk gave two back to back Nazi salutes at the Trump inauguration parade pic.twitter.com/0ImFnvk6hI
— PatriotTakes 🇺🇸 (@patriottakes) January 20, 2025
Elon Musk se ha mostrado cada vez más abiertamente como un hombre de extrema derecha, difusor de discursos de odio y noticias falsas en su red social X, y, sobre todo, como un creyente de teorías conspiracionistas.
Musk gastó en la campaña de Trump alrededor 260 millones de dólares, de acuerdo con lo registrado ante la Comisión Electoral Federal de EU en diciembre pasado. De hecho, su fortuna se disparó luego del proceso electoral. La cifra actual es de más de 430 mil millones de dólares. En diciembre pasado, Bloomberg, señaló que se había convertido en la primera persona en superar los 400 mil millones de dólares de riqueza .
Frankly, they need better dirty tricks.
The “everyone is Hitler” attack is sooo tired 😴 https://t.co/9fIqS5mWA0
— Elon Musk (@elonmusk) January 21, 2025
Además del dinero, hay otros aspectos que unen a Elon Musk con Donald Trump: su pensamiento de derechas, su discurso de odio, la facilidad con la que difunden noticias falsas, y, sobre todo, su propensión de creer e inventar teorías conspiracionistas.
Aunque también existe una relación de Musk con la ultraderecha que es más honda y que se extiende hasta su familia.
Le dessin du jour, par #Félix pic.twitter.com/ifJ77sPs4e
— Charlie Hebdo (@Charlie_Hebdo_) January 22, 2025
“Tecnofascismo”, titula el periódico francés @humanite_fr: pic.twitter.com/cp0gn6zcoR
— Alvaro Delgado Gómez (@alvaro_delgado) January 22, 2025
El reconocido periódico alemán “Die Zeit” (uno de los más destacados de Europa por su cobertura de calidad sobre política y cultura), puso en portada a Elon Musk, pero cubrió su mano escribiendo:
"Un saludo hitleriano es un saludo hitleriano. Este es un saludo hitleriano.” pic.twitter.com/KmD4PdNe3F
— Vagabundo ilustrado (@vagoilustrado) January 22, 2025
El abuelo racista de Elon Musk
En el caso de Musk, para la prensa estadounidense no han pasado desapercibidos, por ejemplo, los paralelismos entre el dueño de X y su abuelo Joshua Norman Haldeman.
La periodista Jill Lepore escribió en The New Yorker el artículo “El mundo según el abuelo de Elon Musk”, en el cual reseñaba cómo el patriarca de la dinastía Musk fue “un teórico de la conspiración antisemita y partidario del apartheid (en Sudáfrica) que atribuía a los financieros judíos gran parte de lo que le molestaba del mundo”.
De hecho, en el artículo establece una comparativa entre el nieto y el abuelo bastante puntual: “Musk ha dicho que compró Twitter para frenar el avance del ‘virus de la mentalidad woke’ que se propaga en línea. Su abuelo escribió sus panfletos para alertar sobre lo que él llamaba ‘control mental’ de la radio y la televisión, donde “se lleva a cabo una guerra propagandística incondicional contra el hombre blanco”.
El abuelo de Musk explicó sus creencias con mayor claridad en un libro autoeditado en 1960: La conspiración internacional para establecer una dictadura mundial y la amenaza a Sudáfrica, en el que planteaba:
“Existe una gran posibilidad de que Sudáfrica se convierta en el líder de la civilización cristiana blanca, ya que se está convirtiendo cada vez más en el punto focal, el baluarte y el objeto de los ataques de las fuerzas anticristianas y antiblancas en todo el mundo. Sudáfrica cumplirá este destino si el pueblo cristiano blanco se une; si se da cuenta de las fuerzas que están detrás de estos ataques mundiales; si la gente estudia quiénes son sus verdaderos enemigos y cuáles son sus métodos; si combate seriamente los males del internacionalismo que ya están echando raíces cancerosas en nuestra sociedad”.
Tras el saludo Fascista/Nazi hecho ayer por Elon Musk en la asunción de Donald Trump, este martes apareció colgado un muñeco con su rostro en la Piazzale Loreto de Milán, Italia. La misma plaza donde fue colgado el líder fascista Benito Mussolini en 1945: pic.twitter.com/W6ZD61kYOA
— Vagabundo ilustrado (@vagoilustrado) January 21, 2025
El periodista Joshua Benton escribe en la revista The Atlantic cómo el abuelo de Elon Musk encabezó en Canadá un movimiento político que se autodenominaba Tecnocracia Incorporada, que abogaba por el fin de la democracia y el gobierno de una pequeña élite experta en tecnología.
A la vuelta de los años esa misma élite sería personificada por su nieto, un empresario que apuesta por los vehículos eléctricos con Tesla a la cabeza, por los viajes espaciales con Spacex y la supuesta libertad de expresarse con su plataforma X, que en los hechos se ha convertido en un nicho de grupos extremistas.
Un aliado de la derecha internacional
El propio Elon Musk ha coqueteado con estos grupos más allá del saludo romano que lo tiene enfrentando críticas. En Alemania, por ejemplo, escribió un artículo a favor de Alternativa para Alemania (AfD por sus siglas en alemán), un partido antiinmigrante, ligado a grupos de extrema derecha y neonazis.
Su intromisión en la política alemana, de cara al proceso electoral de febrero de este año, llevó a que el Gobierno de ese país lo acusara de intromisión. El portavoz del gobierno alemán dijo a la agencia Reuters que el apoyo de Musk a la AfD era "una recomendación para votar por un partido que está siendo monitoreado (por la inteligencia nacional) por sospechas de ser extremista de derecha y que ya ha sido reconocido como parcialmente extremista de derecha".
No es el único caso.
Musk también ha encabezado una campaña en el Reino Unido contra el Primer Ministro británico Keir Starmer, miembro del Partido Laborista, a quien llamó "absolutamente despreciable" por la forma en la que gestionó un caso de abuso sexual de menores en Inglaterra. En el mismo sentido ha pedido que Tommy Robinson, un activista de extrema derecha, fuera liberado de prisión.
Lo mismo ha quedado demostrado cuando se negó a acatar la orden de la justicia brasileña para brindar información y bajar cuentas de X que sirvieron en la campaña de desinformación durante el proceso presidencial de 2022 que culminó con el intento de Golpe de Estado en ese país por parte de adeptos al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien de hecho es investigado por lo mismo.
- @jairbolsonaro and @elonmusk: respect, technology and development. Internet for the entire Amazonia. pic.twitter.com/6BZzdt0KJt
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) November 17, 2024
También en América, Musk ha dicho que los recortes implementados por el “libertario” Presidente argentino Javier Milei son “un modelo útil para el resto del mundo", mientras que en Venezuela se ha enfrentado abiertamente con Nicolás Maduro que lo ha acusado de financiar a la derecha.
EXACTLY...!!!
We work to show the world that embracing the ideas of freedom brings prosperity...
VIVA LA LIBERTAD CARAJO— Javier Milei (@JMilei) September 2, 2024
¿Tomarse la pastilla roja?
Un momento clave para entender cómo Musk pasó de venderse como un empresario preocupado por el cambio climático y enfocado a hacer realidad el sueño humano de los viajes interplanetarios ocurrió con la pandemia de la COVID-19 y el impacto que tuvo en su planta de Tesla debido a las restricciones, esto llevó incluso a asegurar que “el daño que hace el pánico por el coronavirus excede por mucho al del propio virus”.
De hecho, Errol Musk, su padre, también lanzó teorías conspiratorias sobre la COVID durante más de dos años. Alegó que Bill Gates sabía de la existencia del coronavirus seis meses antes de su propagación y que había negociado un contrato de cien mil millones de dólares para crear los test de antígenos y publicó en Facebook acerca que la pandemia era "una mentira" y que quienes se habían vacunado morirían pronto.
Walter Isaacson escribe en la autobiografía de Musk cómo lo ocurrido en la pandemia fue clave para pasar de ser fan de Barack Obama y de recaudar fondos para él a estar en contra de los demócratas progresistas.
Y escribe al respecto: “Una tarde de domingo de mayo, en medio de la polémica, soltó un críptico tuit de cuatro palabras: ‘Toma la pastilla roja’. Era una referencia a la película de 1999 Matrix en la que un hacker descubre que ha estado viviendo toda la vida en una simulación hecha por ordenador (un concepto que siempre ha intrigado a Musk) y se le da la opción de tomar una pastilla azul, que le permitirá olvidarlo todo y volver placenteramente a su vida, o una pastilla roja, que lo expondrá a la verdad real de Matrix”.
Y añade: “La frase 'Toma la pastilla roja' ha sido adoptada por muchos grupos, entre ellos teóricos de la conspiración y activistas del Movimiento por los Derechos de los Hombres (MDH), como un grito de guerra que indicaba la voluntad de contemplar la verdad frente a unas élites engañosas. Ivanka Trump captó la referencia. Retuiteó las palabras de Musk”.
A partir de ahí ha sido común escuchar a Musk denunciar la propagación del virus woke, como le llama. “A menos que se ponga freno al virus mental woke, que es fundamentalmente anticiencia, antimérito y antihumano en general, la civilización nunca se hará multiplanetaria”, dijo en ese sentido Isaacson.
Para muchos, parte de ese sentimiento también se debe a la transición de su hija Jenna, su defensa de unas políticas socialistas radicales y su decisión de romper la relación con él. En un plano más prosaico, añade su biógrafo, se hallaba convencido de que el espíritu woke estaba acabando con el humor. “¿Queremos vivir en una sociedad sin sentido del humor en la que nos dedicamos simplemente a condenar las cosas y a odiar”, llegó a cuestionar.
Lo cierto es que el cambio que expuso en el discurso lo llevó a acercarse a Trump, en donde tiene una posición clave y en donde ciertamente se le ve como un pez en el agua, adoptando un discurso que no le es ajeno.