Sandra Lorenzano
19/01/2025 - 12:02 am
Una mano tendida y un arrullo
"Me transformo en quien toma esa mano tendida, para recordar las canciones de cuna que alguna vez guiaron mi sueño".
https://youtu.be/H0677b1Z2M8
Pasaron las fiestas navideñas, se fueron mis amores, la casa quedó silenciosa y a mí me dio el síndrome del nido vacío. Hace 11 años que mi hija vive del otro lado del Atlántico y 17 o 18 que ya no compartimos casa, pero cada vez que se va me da una punzada en el corazón y me pregunto cómo haré para sobrevivir con ella lejos. No me he acostumbrado aún a no llevarle el café con leche a la cama cada mañana como lo hice durante 20 años (sí, he sido una madre consentidora, ¡y a mucha honra!). Así que hoy encendí las guirnaldas de luces por última vez como para llorar a gusto. Finalmente soy hija del melodrama -Manuel Puig mediante- como [casi] todos en este continente nuestro.
Después de haber llegado hasta el clímax del hipo, abrí el libro que me estaba esperando. Siempre los libros han sabido sacarme de la tristeza.
Esta vez fue Ru [Periférica, 2020] de la vietnamita Kim Thúy, nacida en Saigón en 1968 [2]. Un libro de una belleza dolorosa que me cautivó desde la primera página. Allí dice:
La historia de Kim Thúy fluye como un arroyo amargo y dulce a la vez, a través de pequeños fragmentos narrativos en los que habla de su infancia en Vietnam, de la huida a Malasia, junto con sus padres, de la vida de exiliada en Canadá, de su silencio ante la falta de palabras -en inglés o en francés, las lenguas del país que los acogió-, de una realidad en la que la familia perdió su situación privilegiada, y su madre comenzó a ganarse la vida limpiando pisos, de la resiliencia y la esperanza como insignias, pero también de la responsabilidad de ser una sobreviviente:“En francés, ru significa ‘arroyuelo’ y, en sentido figurado, ‘flujo’ de lágrimas -de sangre, de dinero (Le Robert historique). En vietnamita, ru significa ‘canción de cuna’, ‘arrullar’.”
"Estaba obligada a recordar lo que nos ocurrió porque es la historia de muchos de los que lograron sobrevivir y un homenaje a los que quedaron sumergidos en las aguas. Cada día no me dejo de repetir que soy una privilegiada y que estoy obligada a ser feliz", dijo en una entrevista [2].
La autora ha bordado un relato de aprendizaje y de gratitud, porque “La vida es un combate donde la tristeza implica la derrota” [p. 26] . Sus líneas transmiten paz a pesar de las heridas que revela, y se han vuelto también el arrullo al que remite el título, como el nuevo país, o como “la mano tendida [que] no es ya un gesto, sino un momento de amor prolongado hasta el sueño, hasta el despertar, hasta lo cotidiano” [p. 196], tal como lo escribe en las últimas líneas del libro.
Y yo me olvido, entonces, del nido vacío y las lágrimas y me transformo en quien toma esa mano tendida, para recordar las canciones de cuna que alguna vez guiaron mi sueño y que entoné más tarde para guiar el sueño de mi hija. Sus melodías tibias me dan el abrazo que esta noche necesito.
[1] Hay una película del mismo título basada en el libro. El tráiler puede verse aquí: https://youtu.be/wSLE_nPVHws?si=hkDj3MnIaoEhbGVi
[2] En “Sobrevivir a la tragedia”, en Babelia de El País (entrevista de Aurora Intxausti) https://elpais.com/diario/2010/10/09/babelia/1286583144_850215.htmlLos contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.
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