Con la reciente renuncia del todavía Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, la geografía política de América del Norte podría reconfigurarse, no necesariamente en favor de los mexicanos.

La verdad de las cosas es que Trudeau ya venía arrastrando una serie de problemas que se fueron alargando y agrandando con el paso del tiempo. En las últimas fechas esto se  vio claramente en el hecho de la parálisis de acción del Parlamento, una de las causas para su renuncia, según el mismo Trudeau lo manifestó en su discurso en la residencia Rideau Cottage de la capital canadiense.

Las críticas a su gobierno adquirieron una escalada durante su manejo de la pandemia que algunos sectores tanto de la izquierda como de la derecha consideraron autoritaria. Su reacción frente a la nominación de Trump como Presidente también generó muchas críticas a tal grado que el principal aliado del Partido Liberal, que apoya a Trudeau, el New Democratic Party, le quitó su respaldo en el parlamento. A partir de ese momento su suerte, por decirlo así, estaba echada.

Trudeau mantendrá su puesto mientras se realizan nuevas elecciones parlamentarias. El partido que está arriba en las encuestas por 25 puntos de ventaja es el Partido Conservador, encabezado por Pierre Polievre.

Considerado un populista de derecha, Polievre promueve una agenda libertaria en materia económica que podrían suscribir líderes como Donald Trump en Estados Unidos o Javier Milei en Argentina. Su énfasis, sin embargo, es en la lucha contra el crimen y en construir infraestructura, sobre todo en lo que se refiere a la vivienda.

Siendo así, lo que se vislumbra es un probable acercamiento entre el Presidente Trump y un futuro Primer Ministro, Polievre. Aunque Trump ha hablado de imponer aranceles a Canadá - como lo ha hecho con México - esto podría ya no ser el caso si hay una convergencia de orden doctrinal y de personalidad entre los líderes estadounidense y canadiense.

México sería el principal afectado de esta confluencia, pues el proyecto obradorista es doctrinariamente opuesto al de sus dos vecinos del norte, en caso de un triunfo del Partido Conservador en Canadá. Es difícil pensar que habría simpatía con un gesto político como fue el de enviar representación diplomática a la toma de posesión de Nicolás Maduro en Venezuela, cosa que hace poco hizo el gobierno mexicano.

Hay que pensar también en una probable alianza hemisférica de Estados Unidos y Canadá con Argentina y algunos de sus aliados en América Latina.

Ya veremos cómo responderá el Gobierno encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum a estos posibles cambios geopolíticos. Esperemos que lo haga de manera acertada, pues sería una tragedia que México quedará fuera del mercado norteamericano, por la vía de los hechos. De cualquier manera, lo que se viene ahora es una oportunidad para que la lideresa mexicana se comporte como una estadista. Más nos vale a todos que así sea.

Gustavo de Hoyos Walther

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Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Sí por México) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

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