México
Pueblos fantasma en Chihuahua
RAÍCHALI

Pueblos ódamis, en crisis

Cientos de familias de la sierra de Chihuahua dejan sus hogares víctimas del terror

03/01/2025 - 5:39 pm

Por la situación de desplazamiento masivo en la región, el albergue ódami Ogadügo Sosoitigami (padre de los pobres) está en busca de un nuevo espacio en la ciudad para continuar con la educación de los niños y jóvenes, para brindarles un espacio seguro y mejores posibilidades y que no pierdan la esperanza.

Por Leonel Barro y Patricia Mayorga

Chihuahua, 3 de enero (Raichali).– Como cientos de familias de diferentes rancherías, habitantes de El Pinito, han dejado sus comunidades del municipio de Guadalupe y Calvo, en busca de su seguridad y para pedir ayuda a los autoridades. En su mayoría son hablantes de la lengua ódami, lo que representa un doble esfuerzo adaptarse a otra cultura o para que sus inquietudes y problemas sean escuchados, así como la exigencia de seguridad y tranquilidad en su tierra.

Por otra parte, las pocas personas que han decidido quedarse en las rancherías y comunidades de las seccionales de Dolores y parte de Baborigame, del mismo municipio, viven momentos de terror e incertidumbre porque la comida se agota, los animales están muriendo y las bombas artesanales lanzadas con drones, no paran de caer sobre viviendas e incluso han atacado a los cuerpos de seguridad estatal y federal.

El lunes pasado, los gobiernos estatal y federal desplegaron las Bases de Operación Interinstitucional (BOI) hacia las comunidades como El Zorrillo, Dolores y El Pinito, donde fueron atacadas con bombas lanzadas a través de drones en otra zona.

Desplazados en Chihuahua
Las pocas personas que han decidido quedarse en las rancherías y comunidades de las seccionales de Dolores y parte de Baborigame, del mismo municipio, viven momentos de terror. Foto: Raichali.

Las BOI están conformadas por agentes de la Fiscalía General del Estado, de Seguridad Pública Estatal, del Ejército mexicano y de la Guardia Nacional, quienes este sábado dieron a conocer que ayer sufrieron otro ataque con drones en el camino de de la comunidad El Carneto a Mesa de la Vaca.

En medio de ese contexto, han vivido durante meses, miles de familias en las comunidades y rancherías del esa zona identificada como Triángulo Dorado, entre las que se encuentra El Pinito, donde diriamente viven y escuchan las detonaciones de armas de diferentes calibres.

En ese poblado hay un albergue que está a cargo de la asociación Ogadügo Sosoitigami, en el que atienden a niños y jóvenes varones, desde 2019. J.M, uno de los encargados del albergue, desplazado en una ciudad del estado, contó en entrevista el 90 por ciento de los estudiantes que van al albergue es del pueblo indígena ódami y el 2 por ciento es rarámuri, además de los mestizos.

“El trabajo que nosotros realizamos con ellos es educación y asistencialismo. Les brindamos una educación integral, tanto humana como psicológica y espiritual. Dentro de nuestras instalaciones los niños reciben educación básica que es kínder, primaria, secundaria, preparatoria y estábamos por abrir el espacio para universidad”, comenta J.M, quien también es presidente de la asociación.

Sierra de Chihuahua
Desplazados piden ayuda para niñez y juventud ódami; animales se mueren en pueblos semifantasmas. Foto: Raichali.

El proyecto nació el 3 de febrero del 2019 en la comunidad de El Piniito por iniciativa de J.M, originario de la misma comunidad, quien se preparó para atenderlo. “Este proyecto nace raíz de lo que está pasando los niños jóvenes varones, atendemos únicamente varones porque vi la situación y la necesidad de cubrir sus necesidades y porque ellos no estaban siendo atendidos por ninguna organización”.

El proyecto lo abrieron con dos niños y creció hasta atender a 25. Debido a que las instalaciones ya eran insuficientes, les donaron un terreno en comodato para tener un espacio suficiente y lograron construir otra casa para los jóvenes.

“Atendemos ya a los jóvenes en su espacio y los niños también tienen su propio espacio. El fin de nuestra organización es apoyar no sólo a los niños internos sino externos, niños con discapacidad, adultos mayores y personas que requieren de nuestro servicio (…) pero nos enfocamos de inmediato a los niños porque era lo que estaba más necesitado en su momento”, agregó el entrevistado.

Por la situación de desplazamiento masivo en la región, el albergue ódami Ogadügo Sosoitigami (nombre en ódami que significa padre de los pobres) está en busca de un nuevo espacio en la ciudad para continuar con la educación de los niños y jóvenes, para brindarles un espacio seguro y mejores posibilidades y que no pierdan la esperanza.

“Lo que yo les digo a los jóvenes es que no perdamos la esperanza que de todo esto vamos a obtener algo bueno, buenos resultados y sigo en la lucha, en la búsqueda de un espacio para poder continuar con nuestro trabajo. Aunque me da tristeza y un vació enorme de dejar las instalacioens que con mucho esfuerzo logramos hacer para nuestros niños y jóvenes, no hay de otra que seguir nuestro camino en la ciudad (…) sobre todo que sigan en la formación y que sigan siendo personas de provecho para la sociedad”, exhortó el encargado del albergue.

Como esta historia, hay miles más en Guadalupe y Calvo, donde la gente se ha acostumbrado a que la vida no es sencilla, a quitarse el estigma de narcotráfico y demostrar que es posible vivir con dignidad en aquel territorio. Sin embargo, hoy se preguntan hasta cuándo podrán vivir sin ser aterrorizados en sus comunidades y sin ser ignorados por las autoridades.

Las pocas personas que se han quedado en la región de Dolores y parte de Baborigame, en el municipio de Guadalupe y Calvo, viven momentos de terror e incertidumbre porque la comida se agota, los animales están muriendo y las artefactos explosivos lanzadas con drones, no paran de caer sobre viviendas e incluso han atacado a los cuerpos de seguridad estatal y federal.

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