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Mario Campa

02/01/2025 - 12:05 am

América Latina tendrá elecciones decisivas este año

"En México, las elecciones judiciales marcarán hitos".

América Latina enfrenta un 2025 cargado de elecciones tras un 2024 que encontró en el triunfo de Claudia Sheinbaum y de Yamandú Orsi (Uruguay) dos motivos de ilusión frente al avance de las derechas del 2023 encabezado por Javier Milei. Seis países renovarán presidente este año: Ecuador, Bolivia, Haití, Honduras, Chile y Guyana, mientras que los comicios legislativos y judiciales en Argentina y México serán clave por la influencia diplomática e ideológica de dos proyectos nacionales ambiciosos en las antípodas. ¿Serán fiel de la balanza el inclemente péndulo democrático, las influencias globales como Trump o acaso factores idiosincráticos? Incierto. Si cada persona es un mundo, un país es una galaxia.

Ecuador abre con la primera vuelta presidencial de febrero. Daniel Noboa buscará reelegirse a pesar de la recesión económica, los apagones eléctricos constantes y la violencia más alta del continente. La crisis diplomática con México, la guerra fratricida entre el presidente y la vicepresidenta Verónica Abad y los escándalos de presunta corrupción gubernamental hinchan la moral del correísmo y de las izquierdas en general. Luisa González repite como carta fuerte de triunfo tras haber ganado la primera vuelta en el 2023 por 10 puntos pero haber soltado después la delantera. De salir victoriosa en esta ocasión, podría ser aliada estratégica de Claudia Sheinbaum para, entre otros asuntos, retornar la relación bilateral a cauces saludables.

En México, las elecciones judiciales marcarán hitos. El consenso de encuestas sugiere una alta aprobación al proceso, aunque falta medir la ejecución. Bien lograda, la solución podría paliar la desconfianza en los jueces y hundir la percepción de corrupción. En la otra orilla, las derechas buscarán deslegitimar con cifras de costo logístico y participación electoral, además del escrutinio natural y deseable de los perfiles electos. Allende el ruido previsible, una evaluación reposada y rigurosa tomará años.

En Bolivia, la guerra interna entre Luis Arce y Evo Morales por la candidatura del MAS y una economía débil podrían favorecer a la oposición, con el alcalde de Cochabamba —un exmilitar — con opciones de triunfo si logra unir a las derechas. Si el MAS cede la presidencia, servirá de alerta al resto de las izquierdas latinoamericanas sobre los riesgos de las ambiciones personales desbordadas, máxime en escenarios extremos como la amenaza de un golpe de Estado.

En Argentina, las legislativas de octubre serán termómetro de Javier Milei, quien busca retener el Congreso con la austeridad como bandera electoral. En circunstancias normales, las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) serían precuela, pero una iniciativa busca eliminarlas para conseguir ahorros de 35 a 40 por ciento del costo anual estimado en más de 500 millones de dólares al incluir las generales. Milei podrá presumir desinflación que ante el hundimiento del consumo queda como victoria pírrica. Del otro lado, el peronismo y el kirchnerismo reman contracorriente tras la debacle de Alberto Fernández y la complicidad del macrismo con La Libertad Avanza (Milei).

Chile cierra el calendario electoral con la mayor cantidad de interrogantes. Gabriel Boric no puede postularse a un segundo mandato consecutivo y la expresidenta Michelle Bachelet descartó ser candidata de unas izquierdas rezagadas y en posible desunión. La conservadora Evelyn Mattei encabeza las encuestas, seguida del ultraderechista José Antonio Kast, hoy la mayor amenaza antimigrante en toda América Latina. La atomización partidista y el juego de coaliciones suma complejidad a cualquier pronóstico, pero las manos atadas que enfrentó Boric para gobernar dejaron su opción política en los huesos, sin músculo para ambicionar.

Todo puesto en la balanza, la incertidumbre cabalga la región pero las derechas parten mejor posicionadas en lo inmediato — con México como notable excepción. El último Latinobarómetro (2024) muestra que el auto posicionamiento del elector en la escala izquierda-derecha registra un corrimiento regional a la derecha desde 2020. En 2025, conservadores y libertarios podrían coleccionar triunfos rápidos si las izquierdas rompen la unidad. Si Kast gana Chile, una alianza con Milei y los Bolsonaro podría articular un eje trumpista sudamericano con riesgo de contagio para Colombia, Perú y Brasil en las presidenciales del 2026.

Así pues, el 2025 será decisivo para los ciclos regionales de influencia y articulación. Con la mira de Trump puesta en el Canal de Panamá, los aranceles a México y más castigo colectivo a Venezuela en forma de sanciones asimétricas y antihumanitarias, todo resultado electoral ganará relevancia crítica para la soberanía regional. América Latina se juega mucho más que la simple suma aritmética de las partes electorales.

Mario Campa
Mario A. Campa Molina (@mario_campa) es licenciado en Economía y tiene estudios completos en Ciencia Política (2006-2010). Es maestro (MPA) en Política Económica y Finanzas Internacionales (2013-2015) por la Universidad de Columbia. Fue analista económico-financiero y profesor universitario del ITESM. Es planeador estratégico y asesor de política pública. Radica en Sonora.

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