Alejandro De la Garza
14/12/2024 - 12:02 am
El Sistema de Salud, la rueda del infortunio
"El sistema público de salud en México es una auténtica rueda del infortunio: cuando al paciente le toca estar arriba, queda satisfecho y siente que la suerte le ha sonreído. Cuando le toca estar abajo en esa rueda del infortunio, los padecimientos se complican, el trato del personal hospitalario es indiferente".
El sino del escorpión, como el de casi todos, incluye haber padecido el sistema de salud de nuestro país, tanto en su vertiente pública como privada. Se asegura que los países nórdicos tienen un sistema de salud eficiente, acaso también Japón, pero ni México, Canadá o Estados Unidos lo tienen. Y en Europa tampoco pueden presumir de ello España, Italia, el Reino Unido o Francia. El reciente asesinato en Nueva York de Brian Thompson, cabeza de la compañía United Healthcare, trajo a discusión la injusticia del esquema sanitario estadounidense, pero también de otros sistemas de salud en el mundo.
El sistema público de salud en México es una auténtica rueda del infortunio: cuando al paciente le toca estar arriba; es decir, cuando consiguen aliviar su enfermedad adecuadamente, queda satisfecho y siente que la suerte le ha sonreído. Cuando le toca estar abajo en esa rueda del infortunio, los padecimientos se complican, el trato del personal hospitalario es indiferente cuando no indigno y el resultado es siempre una pesadilla que a veces termina con el fallecimiento del paciente. Todo regido por ese azar del infortunio que disfraza negligencia, escasa preparación, falta de médicos, de tratamientos adecuados y presupuestos, además del desabasto de medicinas en un mercado monopolizado y corrupto.
No se le tome a mal al escorpión esta aseveración. Se sabe de la vocación, el sacrificio y los riesgos que entraña ser personal de salud (enfermeros, camilleros, radiólogos, anestesistas, pasantes, médicos, etcétera). Pero tampoco pueden negarse las numerosas historias de terror y sufrimiento que ocurren en hospitales del Seguro Social o del ISSSTE. Y al venenoso no se lo han contado, lo ha padecido de manera dramática.
A principios de los años noventa, el arácnido padeció una enfermedad extravagante digna del Doctor House. El síndrome de Stevens-Johnson, un trastorno grave de la piel y de las membranas mucosas. Suele ser una reacción a algún medicamento, en su caso, fue intoxicación con Sulfadiazina-Bactrim. La reacción comenzó con cerrazón de la garganta y siguió con sarpullido muy doloroso que se diseminó en llagas por dentro y fuera del cuerpo. Al final, la capa superior de la piel afectada muere y se desprende (¡ay!). En fin, un horror que sólo terminó tras 25 días en el Hospital 1ro de Octubre del ISSSTE. Las precarias condiciones del pabellón de aislamiento de ese hospital, el trato indiferente del personal y el dolor generalizado en el cuerpo, son los recuerdos más nítidos de ese viacrucis del alacrán. No obstante, el haber sobrevivido fue razón suficiente para sentirse agradecido y no quejarse.
A esa experiencia le siguieron dos aún más dramáticas: en octubre de 2006, el fallecimiento a los 80 años del padre del escorpión en una clínica del Seguro Social de Celaya, Guanajuato, donde fue tratado durante dos años por una grave afección renal, que incluyó la colocación de un catéter para diálisis diarias. Las condiciones hospitalarias fueron precarias, la atención también, porque, como es sabido, las consultas médicas pueden tardar hasta meses mientras el paciente empeora.
La otra experiencia que marcó en definitiva al arácnido ocurrió en el Hospital Regional de Alta Especialidad del ISSSTE, en los límites de los municipios de Coacalco y Tultitlán, en el Estado de México. Ahí el escorpión vio como desahuciaban a su madre y casi le pedían que la llevara a morir a su casa para evitar cualquier responsabilidad. Era octubre de 2014 y el escorpión y sus hermanos decidieron llevarla a su casa, donde pasó sus últimos días. Ahí la acompañaron hasta el umbral de la muerte para verla partir a sus 80 años.
Aún hace poco, en abril de 2022, el alacrán pudo ser testigo doloroso de otra muerte por negligencia ocurrida en la Hospital General número 53, del IMSS, en los Reyes La Paz, Estado de México. Una paciente, madre de la pareja del alacrán, ingresó para la aplicación de plaquetas que requería con urgencia. Pasó un mes y nunca le pusieron las plaquetas, no explicaron nunca por qué, ni la dejaron salir del nosocomio. Finalmente, un derrame cerebral se la llevó la noche del 3 de mayo. Hubo quejas, tuits a Zoe Robledo y demás medidas desesperadas para que, finalmente, permitieran a sus hijos trasladar los restos al velatorio.
El sino del escorpión no es el drama, comparte con numerosas personas estas dolidas situaciones y de todas es sabido cómo funcionan el IMSS y el ISSSTE. La medicina privada, por otro lado, es cada día más y más inalcanzable, según reporta la periodista Viridiana Ríos en su columna del diario El País. “Los seguros médicos abusan: de 2018 a la fecha han aumentado 67 por ciento su costo, más del doble de la inflación”. Además, las aseguradoras usan justificaciones como “inflación médica” para incrementar los costos, mientras también discriminan a personas con Síndrome de Down y padecimientos cardiacos, al negarles la contratación de pólizas de seguros de gastos médicos mayores.
Otro caso: un paciente con arritmia cardiaca va a consulta y su cardióloga le insiste en que debe ponerse un marcapasos a la voz de ya, pues corre peligro de un ataque. El paciente tiene seguro de gastos médicos mayores, pero la compañía (GNP) se niega a cubrir la intervención y el paciente tiene que pagarla de su bolsillo. Se realiza la intervención y se coloca el marcapasos, pero los resultados no son satisfactorios y la molestia continúa. Luego de un par de meses, el paciente opta por una segunda opinión en el prestigiado Instituto de Cardiología. Ahí el doctor le dice que no requería de un marcapasos, pues su problema se arreglaba con un cateterismo cardiaco y tratamiento. ¿Quién hizo negocio? A raíz de la pandemia, las empresas de seguros de gastos médicos en México crecieron a una velocidad y demanda inéditas. Y siguen sin regulación. Sólo cuatro aseguradoras controlan el 75 por ciento del mercado: AXA, GNP, Interacciones y LA Latino.
Por lo pronto, la rueda del infortunio seguirá girando a pesar de los esfuerzos, pues a escala internacional, la sugerencia de inversión mínima en el sector salud es de 6 por ciento del PIB y México invertirá en este 2025 el equivalente al 2.5 por ciento. El presupuesto del sector salud para el año entrante suma 918 mil 400 millones de pesos, lo que representa un recorte de 11.0 por ciento respecto a 2024. Todos los hospitales e institutos nacionales tendrían recortes, los más grandes se darán en los institutos de pediatría, nutrición y cancerología; las partidas de medicamentos y salud mental se sumarían a las disminuciones, reportó el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, CIEP.
Con todo, desde la playa del Pacífico donde vino a vivir hace dos años, el alacrán reporta tres visitas forzadas al IMSS-Bienestar, donde recibió consultas expeditas para tratamientos de primer nivel, fue recibido profesionalmente y abastecido además con los medicamentos básicos que requirió. Todo gratuitamente.
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