Entre los millones de peregrinos que cada año arriban a la Basílica de Guadalupe también llegan cientos de perros que se les unieron en el camino y que quedan varados. Algunos los pisan, pero otros les procuran alimento y agua. “También son seres, son ángeles que vienen del cielo a enseñarnos cómo amar, el respeto, la lealtad, una amistad inquebrantable porque te puedes enemistar con cualquier persona y el perrito nunca te va a dejar", dijo una activista.
Ciudad de México, 14 de diciembre (SinEmbargo).– Desde diversos estados de la República, cada diciembre millones de fieles a la Virgen de Guadalupe acuden en peregrinación a la Basílica de Guadalupe, al norte de la Ciudad de México. Entre esos grupos de mujeres, hombres y niños, decenas de perros –algunos de las comunidades ya en situación de calle– se les unen en el camino tras recibir comida, una mínima atención y sentir pertenencia “a la manada”. Pero terminan varados en el atrio o en las calles aledañas, donde o son pisados o son atendidos por activistas y autoridades.
El colectivo Mundo Patitas lleva más de una década acudiendo cada diciembre a la Basílica de Guadalupe para auxiliar a los llamados perros peregrinos. En entrevista dentro de la carpa donde los atienden, la directora Norma Huerta comentó que realizan brigadas para darles comida, agua, rescatar a los más lastimados y buscar que otros sean adoptados.
“Estamos aquí desde hace más de diez años, cada 12 de diciembre venimos aquí a las inmediaciones de la Basílica para ver en qué podemos apoyar a los perritos peregrinos que quedan varados porque vienen siguiendo a los peregrinos en su andar, pero ya que los peregrinos se regresan en metro, camión o coche, ahí ya no hay cabida para ellos; se quedan aquí varados. Estamos haciendo brigadas para alimentarlos, para hidratarlos y a algunos nos los vamos a poder llevar. Lamentablemente no a todos, nuestros espacios y recursos no nos dan para eso, pero los más que podamos vamos a llevarlos para salvarlos de que no sean sacrificados por la perrera o por las asociaciones que vienen en las noches a marcarlos para sacrificarlos”, aseguró.
Sobre este último punto, la activista Norma ahondó en que hay asociaciones como Comité Proanimal que por las noches les colocan collares vistosos a los perros para después sacrificarlos bajo el argumento de que no hay lugar para todos en los albergues.
“Tenemos documentado todo, son asociaciones políticamente correctas, una de ellas es Comité Proanimal, entre muchas otras, que son los que todas las noches en estas fechas vienen con camionetas, marcan a los perros con unos collares fluorescentes, vienen por ellos, los adormecen, los meten a la camioneta y los sacrifican. Ellos abiertamente dicen que no hay hogar para todos los perros y probablemente tengan razón, pero eso no justifica que tomen sus vidas”, dijo.
A diferencia de otros años, el Gobierno de la Ciudad de México envió brigadas de protección animal para procurar a estos perros peregrinos agua y croquetas. El 11 y 12 de diciembre de este 2024 hubo funcionarios de la Brigada de Vigilancia Animal, la Agencia de Atención Animal y la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento de la Ciudad de México para darles también atención veterinaria.
Sin embargo, observó Norma, la ayuda integral es darles un espacio digno dónde habitar. De los 68 perros que Mundo Patitas contabilizó este 11 y 12 de diciembre, se podrán llevar entre ocho y diez porque son los canes más lesionados y desorientados.
“Este año particularmente he visto y me consta que la Alcaldía Cuauhtémoc y la Gustavo A. Madero están muy involucradas en este tema. También la Agencia de Atención Animal estuvo ayer (11 de diciembre) y me da mucho gusto, pero creo que aunque vienen a darles de comer y de beber, esa no es la ayuda que necesitan los animales que quedan varados porque lo que les urge es tener un lugar de transición seguro y digno, donde ellos salven su vida. Podemos coordinarnos para distribuir a esos perritos en albergues o buscarles casa. Pero si para el 15 de diciembre, que es cuando termina este operativo, siguen aquí estos perros lo más seguro es que terminen muertos”, aseveró.
Y, a manera de reflexión tras años de experiencia en el rescate canino, Norma mandó un mensaje a las personas que discriminan a los peregrinos por asumir que los abandonan de manera deliberada: “No creo que los peregrinos en su lugar de origen les digan ‘vente firulais y ahí te voy a abandonar’, no, no creo, son perros comunitarios en situación de calle que los vienen siguiendo desde su lugar de origen o en el trayecto cuando se paran a comer, a descansar, le ofrecen un pedazo de pan al perro y el perro tiene un sentimiento de pertenencia y se van con ellos a donde ellos vayan y es aquí donde terminan varados, porque los peregrinos se regresan”.
Peregrinos golpean perros
Al mediodía del 12 de diciembre, tras las mañanitas a la Virgen de Guadalupe, miles de peregrinos aún llegaban al atrio de la Basílica y otros tantos dormitaban en el suelo antes de regresar a sus lugares de origen. Entre los caminantes, algunos perros peregrinos dormían, otros olisquear entre bolsas de basura para buscar alimento e incluso uno de ellos manifestaba un golpe de calor. En la entrada al altar, dormía un perro de pelo blanco y manchas café claro. Un reportero de una televisora, José María Jiménez, le tomó una fotografía.
“La mayoría de los casos son animalitos que vienen con la gente que vienen de visita aquí con la Virgen de Guadalupe. Las personas se van y los perros por distracción o no sé se quedan aquí y permanecen hasta que alguien se los lleva. He visto que hay un centro de acopio de croquetas y hay varios perros con platos de croquetas cerca. Incluso la misma gente veo cómo se acerca a darles un pedazo de pan o algo. Es una acción muy noble, siempre hay que ser empáticos con los animales”, afirmó el periodista que cubría la peregrinación de este año.
En efecto, en el atrio o calles aledañas se veían croquetas en el suelo o platos con agua. A unos pasos de la charla con José María, dos integrantes de Mundo Patitas se habían acercado para darle croquetas y agua al mismo perro que el reportero capturó en imagen. La activista Asiré compartió que les estaban repartiendo comida a los perros que encontraran, pero sobre todo buscaban a quiénes darles atención veterinaria porque, aunque la religión dice que “tenemos que ser empáticos”, mucha gente los pisa o golpea a pesar de que ellos son seres que han enseñado al ser humano cómo amar y respetar.
“Estamos tratando de darles de comer a la mayoría de los perritos. Muchas veces las mismas personas, aunque vayan en silla de ruedas, llegan y les maltratan la colita, los pisan, los empujan y es muy feo verlos en esa situación porque son niños en cuerpos de perritos, tienen la inocencia de un niño de tres años y me duele mucho ver cómo la gente trata a los animales de esa manera. Ojalá que la gente empiece a pensar de otro modo y no diga ‘es un animal, no siente’, sí siente. Los animales siempre van a estar ahí cuidándonos, muchos perros nos rescatan de inundaciones, bosques”, afirmó la activista.
Y agregó: “Se supone que la religión dice que seamos empáticos con los demás, también tenemos que ser empáticos con los animalitos, también son seres, son ángeles que vienen del cielo a enseñarnos cómo amar, el respeto, la lealtad, una amistad inquebrantable porque te puedes enemistar con cualquier persona y el perrito nunca te va a dejar. Cuando uno tiene ataque de ansiedad o es ciego los perros están ahí ya sea como perro de servicio, bombero o rescatista y es muy triste que hasta la misma policía dice ‘es un perro’ y a mí me molesta mucho. Claro que sienten, les duele cuando uno los maltrata. En su mirada lo dicen todo: ‘tengo miedo, tengo hambre, tengo frío, por favor, que alguien me dé cobijo’. Es triste”.
Su compañera de brigada, Vanessa, del Refugio SOS en Tenancingo, invitó a la audiencia a ser voluntarios en cualquier organización de protección animal, ya que la mayoría de los refugios se sostienen con voluntarios y activismo sin fines de lucro.
“Creo que todos podemos aportar algo e invito a todos a que sean voluntarios, rescatistas, que adopten y no compren, que apoyen en refugios, hay cientos en el país y solo en la Ciudad de México hay una cifra alarmante de que somos la Ciudad con más perros callejeros en toda Latinoamérica, algo de lo que no debemos estar orgullosos”, aseguró.
Y también mandó un mensaje a los peregrinos que sí abandonan a los perros de manera deliberada: “Yo sé que no todos son iguales, pero la mejor forma de profesar amor a Dios es a través de nuestras acciones, los invito a que sean buenas personas. No quiero generalizar, también se han acercado personas a ayudar, pero otros los patean, empujan y miran feo; no es la manera de profesar amor al prójimo”.
De acuerdo con la organización Mars Pet, en México 96 mil perros viven en albergues y 18.8 millones viven en situación de calle.