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Alejandro Calvillo

07/12/2024 - 12:05 am

Vapeando y tomando Coca con Santa

"Como podemos ver, la estrategia corporativa de las empresas que producen productos adictivos, como el tabaco y las bebidas azucaradas, es capturar y generar adicción desde la edad más temprana posible".

Se ha disparado nuevamente la controversia sobre el vapeo a partir del avance en el Legislativo de la iniciativa para prohibirlo en la Constitución. Una legisladora tomó la palabra en una sesión de la Cámara de Diputados y vapeó de manera provocativa para argumentar a favor de estos productos.

Entre los defensores de los vapeadores y cigarrillos electrónicos pueden encontrase, a grandes rasgos, dos categorías: quienes ven en ellos un menor daño que el provocado por el tabaco y los consideran una opción en el proceso de dejar de fumar; y los más activos, que defienden los intereses de la industria tabacalera, detrás de la cual están las grandes corporaciones del sector. Estas tabacaleras ven en esta nueva tecnología un sustituto a los cigarros que las convirtieron en uno de los sectores corporativos más poderosos del mundo.

Es importante tener en cuenta que 1,250 millones de personas fuman en el mundo y que, cada año, mueren 8 millones debido a esta práctica. De estas muertes, 1 millón corresponde a fumadores pasivos, personas no fumadoras expuestas al humo del tabaco provocado por fumadores. Las grandes corporaciones tienen una gran responsabilidad en este debido a sus estrategias de mercadeo y su bloqueo de políticas públicas que han demostrado ser efectivas para reducir el tabaquismo y sus efectos.

Los dispositivos electrónicos surgieron como una respuesta al Convenio Marco de Control del Tabaco, que promovió regulaciones y prohibiciones a la publicidad de cigarrillos, áreas libres de humo y altos impuestos. Esto ha llevado a la estigmatización social del acto de fumar. Antes, fumar era socialmente aceptado; ahora, ya no. El consumo de cigarrillos ha dejado de crecer y, en muchas naciones, ha comenzado a disminuir. Ante este panorama, las tabacaleras ven en los vapeadores y cigarrillos electrónicos una oportunidad para recuperar lo perdido e incluso ganar más. Por un lado, defienden férreamente los cigarrillos tradicionales, y por otro, impulsan estos nuevos productos.

Un reportaje realizado por el laboratorio de políticas públicas Ethos, titulado “Las ocultas conexiones entre la industria del tabaco y los voceros a favor del vapeo en México”, señala que Pro-Vapeo México, una de las organizaciones más activas públicamente contra esta prohibición, es miembro de la Red Internacional de Organizaciones de Consumidores de Nicotina, la cual es indirectamente subsidiada por la tabacalera Philip Morris International (PMI). Además, la organización México y el Mundo Vapeando ha recibido financiamiento y donativos de la industria nacional de vaporizadores y comerciantes de nicotina.

Los argumentos contra la prohibición de estos dispositivos son básicamente dos: primero, que los vapeadores y cigarrillos electrónicos son una opción menos dañina para que los fumadores dejen de fumar; y segundo, que la prohibición provoca un mercado negro de productos no regulados, los cuales podrían contener sustancias altamente tóxicas. Según este argumento, la regulación permitiría controlar su composición.

Sin embargo, la evidencia internacional muestra que el principal mercado objetivo de estos productos son los adolescentes, sabiendo que ahí es donde se genera la adicción. La industria conoce el atractivo de estos dispositivos para los adolescentes y enfoca en ellos sus estrategias, mientras los presenta como una alternativa para dejar de fumar. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), este año se reportaron medio millón de jóvenes en Estados Unidos con un uso regular de estos dispositivos. No son jóvenes que intentan dejar de fumar, sino que han comenzado a usarlos y se han vuelto adictos. Estos dispositivos, más que una salida del tabaquismo, representan una entrada temprana al vapeo, con serias consecuencias para la salud.

El mayor temor de la industria es que la prohibición estigmatice el vapeo de manera similar a como se ha estigmatizado fumar. En México, esta prohibición ha hecho que la práctica del vapeo sea menos visible que en países donde su comercialización está permitida. Aunque el argumento del mercado negro es cierto, este existe y seguirá existiendo. Es el caso de los cigarrillos, cuyos altos impuestos han sido combatidos por las tabacaleras bajo el mismo argumento.

Preguntémonos: ¿qué pasaría si no existieran estos impuestos? Si una cajetilla de cigarros costara la mitad de lo que cuesta ahora, el consumo de tabaco en México, especialmente entre los jóvenes, sería mucho mayor. La industria ha desarrollado estos dispositivos electrónicos para recuperar el mercado perdido por los cigarrillos y busca presentarlos como una opción para dejar de fumar. Combatir el mercado negro es inevitable; es necesario reforzar las medidas frente a los cigarrillos pirata, el alcohol adulterado y los vapeadores.

No debemos permitir que se normalice el uso de estos dispositivos creados para fomentar nuevas adicciones y dañar la salud. Niñas y niños comienzan a vapear a edades más tempranas de lo que antes comenzaban a fumar, lo que ha llevado a considerar el vapeo una epidemia en varios países. Apenas estamos comenzando a entender los daños que provoca.

En México, mientras combatimos otras adicciones que afectan gravemente la salud, como el consumo de bebidas azucaradas, enfrentamos campañas corporativas similares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre los riesgos de los vapeadores y cigarrillos electrónicos, al igual que sobre el consumo de bebidas azucaradas, profundamente asociado a la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes.

Y, como ocurre con todas las adicciones, las corporaciones buscan, aunque digan lo contrario, provocarlas desde la más temprana edad. Por ello, aunque Coca-Cola se comprometió en 2008 ante la Organización Mundial de la Salud a no realizar publicidad dirigida a menores de 12 años, continúa dirigiéndose a este público mediante sus Caravanas Navideñas. La empresa no ha renunciado a la apropiación que ha hecho de la Navidad, Santa Claus y todos los elementos asociados a esta festividad para publicitar su producto.

A pesar de las promesas de Coca-Cola y de que en México ya existe una ley que prohíbe el uso de personajes y elementos atractivos para niñas y niños en la publicidad de productos no saludables, esta empresa sigue organizando sus Caravanas Navideñas. Estas tienen un impacto principal en la infancia, asociando personajes navideños como Santa Claus con el consumo de bebidas azucaradas y vinculado todo el imaginario navideño —desde los duendes y ositos polares hasta el árbol de Navidad— al consumo de este producto.

Basta imaginar el significado y simbolismo que tiene para una niña o un niño pequeño, que cree en Santa Claus y lo asocia con la Navidad, la cena familiar y los regalos, verlo publicitar Coca-Cola o beber Coca-Cola. Este acto, prohibido por ley en México, ha sido proyectado incluso en imágenes inmensas formadas por drones en el cielo, mostrando a Santa Claus bebiendo Coca-Cola durante estas caravanas, como ocurrió recientemente en la ciudad de Monterrey.

En base a la legislación existente, hemos presentado denuncias ante la COFEPRIS y PROFECO contra esta publicidad de Coca-Cola en las caravanas. También hemos solicitado información a las autoridades de las 18 ciudades donde se han realizado estos eventos sobre los permisos otorgados para actividades que violan la ley y atentan contra la salud y los derechos de la infancia. Esto sucede en un país como el nuestro, que enfrenta una de las mayores incidencias de sobrepeso y obesidad infantil, así como un alto número de muertes relacionadas con la diabetes. #CaravanasSinCoca

Como podemos ver, la estrategia corporativa de las empresas que producen productos adictivos, como el tabaco y las bebidas azucaradas, es capturar y generar adicción desde la edad más temprana posible.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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