La humanidad tiene dificultades para empatizar con los peces, algunos motivos pueden ser que no podemos descifrar sus expresiones faciales, no percibimos los sonidos que producen sin el equipo adecuado, vivimos en entornos completamente diferentes, no son mamíferos y los incontables y equivocados mitos sobre su falta de percepción del dolor. Anualmente se matan más peces que todos los demás animales criados para consumo juntos. La cifra total real es difícil de estimar ya que muchas veces se calcula por volumen, no por individuo.
Contrario a la creencia popular, no todos los peces que se comercializan se capturan en el océano. Tendemos a asociar la crianza intensiva de animales con animales como vacas, cerdos, pollos y pavos, pero hay millones de peces que también son criados en granjas flotantes. Se estima que aproximadamente la mitad de los que son consumidos y comercializados se crían en granjas.
La piscicultura o acuicultura se promueve frecuentemente como una alternativa mucho más sostenible que la pesca industrial, pero ¿es esto realmente cierto? Estudios recientes afirman que no.
Un nuevo estudio publicado en Science Advances a cargo del equipo de ciencias de la Universidad de Miami, Rosenstiel School of Marine, Atmospheric and Earth Science, Oceana y la Universidad de Nueva York afirma que el impacto negativo de la acuicultura en los peces silvestres es mayor de lo que comúnmente se cita.
El estudio destaca la ineficiencia de alimentar a las especies de "cultivo" con peces capturados en la naturaleza. La cantidad de peces silvestres utilizados como alimento es significativamente mayor (entre un 27 por ciento y un 307 por ciento).
Los peces carnívoros de "cultivo", como el salmón y la trucha, requieren más del doble de proteínas de peces silvestres de las que “producen”, lo que hace que el proceso sea insostenible e ineficiente. También tomaron en cuenta la mortalidad por pesca colateral o incidental, que incluye muertes de animales que no eran el objetivo, tales como las aves marinas, tortugas, mamíferos marinos, invertebrados y peces silvestres, lo que aumenta aún más el impacto ambiental de la acuicultura.
Otros problemas ambientales relacionados con la piscicultura que la hacen insostenible:
- Los equipos de pesca descartados o perdidos como redes, jaulas y trampas pueden persistir en el ambiente, dañando la vida marina y los ecosistemas.
- Los desechos y subproductos generados durante el procesamiento contaminan.
- Hay propagación de patógenos, antibióticos y pesticidas a las poblaciones silvestres.
- La expansión de las piscifactorías suele provocar la destrucción de hábitats costeros.
- El proceso de cultivo, incluida la producción de alimentos y el uso de energía, genera más gases de efecto invernadero de lo que se había calculado anteriormente.
Elegir alternativas a base de plantas es una opción más sostenible y respetuosa con los peces, el planeta y los entornos marinos. Tomemos decisiones mejor informadas y cuestionemos nuestros hábitos de consumo y su impacto.