México tiene por lo menos 63 variedades de maíz nativo, es quizá una de las mayores reservas del grano conservadas desde hace miles de años. Es el alimento principal de la dieta mexicana, pero su importancia trasciende al ámbito cultural y de la cosmovisión ancestral de este país. Ahora podría verse obligado a comprarle a EU maíz genéticamente modificado para elaborar masa y tortillas, por ejemplo. Organizaciones y activistas afirman que la mayor afectación es a la salud y al medio ambiente, incluso se advierte de un posible ecocidio.
Ciudad de México, 23 de noviembre (SinEmbargo).–Aunque la disputa entre México y Estados Unidos por el maíz transgénico está por resolverse en contra de nuestro país, el tema no terminaría ahí. Hay otras vías internacionales para impedir su importación y el Congreso mexicano está por discutir la prohibición constitucional. Sin embargo, se acercan la revisión del T-MEC y la llegada de Donald Trump a la presidencia, lo que complicará todo.
Hace unos días, el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, adelantó que el panel conformado para resolver la controversia comercial fallará en favor de Estados Unidos. Es decir, México podría verse obligado a permitir que ese país venda maíz genéticamente modificado para elaborar masa y tortillas, por ejemplo.
Las implicaciones de esta resolución serán económicas, pero también a la salud, la cultura y la biodiversidad, considera Armando Pineda Osnaya, especialista en economía norteamericana.
En lo que respecta a la parte económica, la producción interna de maíz para consumo humano, especialmente de pequeños productores, podría verse afectada, según el profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco.
No habría manera de que compitieran con las grandes compañías trasnacionales que producen este tipo de grano en enormes cantidades con la tecnología que poseen y, además, con los subsidios que el gobierno estadounidense les facilita, señala el académico.
Luego, si México no acepta importar ese maíz, “tendría que indemnizar a las compañías norteamericanas, pagar las ganancias que hubieran obtenido por la venta de ese producto en nuestro país de existir la prohibición”.
También podrían aplicarle a México aranceles a otros productos. El peligro de esto aumenta con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos en enero próximo, quien nuevamente ya amenazó con imponerlos con el amago del tema migratorio.
Pero para Armando Pineda y las organizaciones y activistas por la defensa del maíz, la mayor afectación es a la salud y al medio ambiente. Sería un ecocidio, advierte el economista.
CRONOLOGÍA DE UNA DISPUTA
“México defiende el decreto por proteger su medio ambiente, el maíz nativo, las prácticas agrícolas, la biodiversidad, las comunidades campesinas, el patrimonio gastronómico y la dieta de su gente”, reconoce el reporte La disputa entre Estados Unidos y México por el maíz genéticamente modificado, del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense,
Pero también señala: “a Estados Unidos le preocupa que el decreto no tenga base científica, viole las obligaciones de México en virtud del T-MEC y sea injusto para los productores y exportadores estadounidenses”.
En diciembre de 2020, el Presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto donde se ordena la revocación de permisos para sembrar maíz genéticamente modificado y se dejan de otorgar autorizaciones. Vicente Fox lo había permitido en algunas regiones del país.
Un segundo decreto, publicado también en el Diario Oficial de la Federación (DOF) pero en febrero de 2023, prohíbe a todos los organismos del Gobierno federal “adquirir, utilizar, distribuir, promover e importar maíz genéticamente modificado, así como glifosato o agroquímicos”.
Un mes después, en marzo de 2023, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) solicitó formalmente a la Secretaría de Economía (SE) iniciar consultas técnicas sobre el impedimento para exportar maíz a México.
Las consultas son la primera fase del mecanismo de solución de controversias acordado en el T-MEC. El artículo 31.4 del Capítulo 31 indica que cualquier parte puede solicitarlas.
En esos encuentros México no cedió a la presión para importar maíz para consumo humano, lo permite para alimento de animales. Por lo tanto, el Gobierno estadounidense escaló la controversia comercial al panel en agosto de 2023.
Dicho panel es una especie de tribunal conformado por especialistas en derecho internacional, comercio internacional y otros asuntos cubiertos por el tratado. Estas personas deben ser independientes.
Más de un año después, a inicio de noviembre de 2024, el panel le informó a México de sus conclusiones preliminares, las cuales no son favorables. “A lo mejor nos ganan”, dijo Ebrard a la prensa durante un evento en El Colegio de México.
LA COSMOVISIÓN DEL MAÍZ
El maíz transgénico ha sido modificado para tolerar las plagas, pero “genera toxinas, cristales, que se mantienen aún en el grano que se consume”, sostiene el Gobierno mexicano. El grano amarillo importado en las siembras mexicanas poliniza los granos nativos y los contamina.
México tiene por lo menos 63 variedades de maíz nativo, es quizá una de las mayores reservas del grano conservadas desde hace miles de años. Es el alimento principal de la dieta mexicana, pero su importancia trasciende al ámbito cultural y de la cosmovisión ancestral de este país.
Esto se pone en riesgo cuando tomamos en cuenta que México es el principal país al que Estados Unidos exporta su maíz y que la inmensa mayoría de sus granos son modificados genéticamente.
En 2023, introdujo al país alrededor de 18.6 millones de toneladas métricas, con un valor de más de 5 mil millones de dólares, según el Gobierno estadounidense. Y para México, esas importaciones representan alrededor de un tercio del suministro total de grano.
“Hay que hacer la diferencia entre el maíz blanco y el maíz amarillo. México es autosuficiente en maíz blanco”, dijo la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 14 de noviembre, luego de que Ebrard diera a conocer los resultados preliminares del panel.
“Nosotros tenemos por obligación, porque es una obligación de los gobiernos, conservar nuestra biodiversidad. Y la biodiversidad no solamente es en la diversidad animal, vegetal, sino genética”, agregó.
LAS OTRAS OPCIONES
El asunto se ha dirimido en el marco del T-MEC, de manera binacional. Para el gobierno de Estados Unidos, México no ha demostrado científicamente que el maíz transgénico dañe la salud de las personas, lo cual ha sido aceptado por el panel y pronto dará su veredicto.
Sin embargo, México podría acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), incluso a la Corte Internacional de Justicia en La Haya, “argumentando un ecocidio, que puede trascender en genocidio. Pero eso va a depender mucho de la voluntad del Gobierno mexicano y que tenga gente preparada que haga los estudios, muy objetivos para demostrarlo”, dice Armando Pineda Osnaya.
Además, está pendiente en el Congreso mexicano la aprobación de una reforma constitucional que dejó el entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador para prohibir, desde la Carta Magna, la venta y siembra en México del maíz transgénico.
Pero es necesario también que el país se vuelva autosuficiente en maíz amarillo, como lo es el trasgénico que Estados Unidos quiere importar, señala el académico. “Porque, actualmente, el campo y la producción agrícola no ha recibido el suficiente apoyo” como para contrarrestar el daño que se hizo en los gobiernos neoliberales.