Guadalupe Correa-Cabrera
18/11/2024 - 12:02 am
Los Enemigos Imaginarios del America First
«La inmigración indocumentada se configura como otro enemigo imaginario ante la triste realidad de una economía que ya no representa un sueño para todos los ciudadanos estadounidenses».
Trump y los republicanos resultaron victoriosos en las elecciones generales de 2024. Contrario a todas las proyecciones, la mayoría de los estadounidenses se decantaron de manera avasalladora por el proyecto América Primero (America First). Este resultado radica en la necesidad de los estadounidenses de vivir en una nación “grande otra vez”. El triunfo de Trump y sus aliados se da en una era de franca decadencia del imperio estadounidense, de su pérdida de liderazgo a nivel internacional y una amplísima desintegración de su tejido social. Estados Unidos ya no es lo que era antes y deja de ser un poder hegemónico para convertirse en uno de los tres protagonistas en un mundo multipolar junto con China y Rusia.
En la Unión Americana se vive una epidemia de consumo de narcóticos, al tiempo en que el llamado “Sueño Americano” deja de ser alcanzable para una gran parte de los mismos ciudadanos estadounidenses, muchos de ellos blancos, quienes han perdido sus hogares, se encuentran megaendeudados, o son víctimas de adicciones al consumo de estupefacientes—activadas en un sistema de salud extremadamente disfuncional. Las ciudades estadounidenses se llenan de cinturones de miseria y de campamentos de personas adictas a los narcóticos—ahora principalmente al fentanilo, contenido en distintas drogas sintéticas.
La infraestructura en el país muestra cada vez más deterioro y atraso en comparación con otros países del mundo, particularmente China. La violencia, la desigualdad y la corrupción se extienden avasalladoramente en la llamada “tierra de los libres” y “hogar de los valientes” donde reina el uno por ciento de los más ricos y privilegiados, quienes avanzan sorprendentemente en la acumulación de ingresos, tecnología y capital. En este contexto tan sombrío, las elites económicas y políticas que se habían escudado en el bipartidismo estadunidense, ahora sostienen y avanzan el proyecto “América Primero”:
Así, como en una serie de los Simpson, surge un personaje del mundo del espectáculo en su fase de “Vengador” o superhéroe que promete “volver a hacer a América grande” (Make America Great Again) bajo el lema de “América Primero”. Según este personaje, que parece haber perdonado a las élites que efectivamente causaron el desastre, el enemigo de la América “que aspira a volver a ser grande” se encuentra fuera de Estados Unidos. Trump y el movimiento que encabeza, han identificado como principales enemigos a China, a los migrantes y a los carteles mexicanos.
Es extraordinariamente conveniente alegar que la pérdida de oportunidades y empleo para muchos estadounidenses—que quedaron desplazados del desarrollo por decisiones tecnocráticas y corporativas en la era de la globalización—es culpa de los inmigrantes indocumentados, a los que errónea y despectivamente se refieren como “ilegales”. La inmigración indocumentada se configura entonces como otro enemigo imaginario ante la triste realidad de una economía que ya no representa un sueño para todos los ciudadanos estadounidenses.
Otro enemigo manufacturado son los mal-llamados carteles mexicanos, que se equiparan—de forma facciosa—con armas de destrucción masiva y a quienes se les atribuyen, sin mayor explicación, los cientos de miles de muertos, producto de lo que los estadounidenses conocen como “crisis del fentanilo”. La versión oficial sobre la epidemia de drogadicción en Estados Unidos vincula además a los carteles con intereses geopolíticos y con China, pues nos vende la idea de que los precursores para la elaboración del fentanilo provienen únicamente de China—quizás para destruir a América (como las “guerras del opio” destruyeron a los chinos en su momento).
Asimismo, nos quieren convencer—aún en contra de la lógica de los mercados, por el tema del costo-beneficio—de que las drogas sintéticas se producen, casi en su totalidad, en laboratorios clandestinos tercermundistas ubicados en las regiones de la República Mexicana donde reinan el Cartel de los Chapitos o el llamado Cartel Jalisco Nueva Generación del “Mencho” y “Los Menchitos”. Estos enemigos imaginarios les brindan una conveniente excusa a las élites económicas y políticas estadounidenses para activar su complejo militar-fronterizo-industrial, cuyas grandes empresas apoyaron a Trump y se beneficiarán enormemente del belicismo. Así, los trumpistas prometen construir muros reales o virtuales para resolver la crisis migratoria. También prometen declarar una guerra contra los carteles mexicanos—que ahora serán denominados organizaciones terroristas internacionales con todas sus consecuencias—la cual permitirá a las fuerzas armadas estadounidenses intervenir directamente en territorio mexicano.
En este nuevo contexto, se volverán a generar artificialmente economías de guerra en un país que siempre ha vivido de la venta de armas fuera y dentro de su territorio, de mano de obra semi-esclava y de la dependencia que extiende la venta de tecnologías a la periferia (o Sur Global), como aquellas que comercializa el Sr. Elon Musk—ahora un experto en migración y manejo de fronteras en una era de especulación generada en el marco del desarrollo de la industria aeroespacial. Así, se siguen beneficiando las grandes corporaciones en el régimen de América Primero de Donald Trump. Y dado que se diagnostican mal los problemas y se imaginan (de manera facciosa) a los supuestos enemigos de América y su desaparición, se puede pronosticar un futuro negro para Estados Unidos, que estaría lejos de volver a ser grande.
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