La distribución de la riqueza es significativamente más desigual que la del ingreso, según estimaciones incluidas en el reporte. Alrededor de 2021, el 10 por ciento de las personas de mayores ingresos concentraba el 66 por ciento de la riqueza total y el uno por ciento más rico concentraba el 33 por ciento.

La pobreza en América Latina baja a niveles de 2014, pero se mantiene la desigualdad

12/11/2024 - 1:32 pm

La distribución de la riqueza es significativamente más desigual que la del ingreso, según estimaciones incluidas en el reporte. Alrededor de 2021, el 10 por ciento de las personas de mayores ingresos concentraba el 66 por ciento de la riqueza total y el uno por ciento más rico concentraba el 33 por ciento.

MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS).- El porcentaje de la población latinoamericana en situación de pobreza en 2023 fue del 27.3 por ciento, cifra que representa una disminución de 1.5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior y de más de cinco puntos porcentuales respecto de la registrada en 2020, el año más crítico de la pandemia de Covid-19.

Se trata, además, de la cifra más baja desde que se tienen registros comparables. En tanto, la tasa de pobreza extrema alcanzó un 10.6 por ciento de la población de la región, cifra inferior a la de 2022 en 0.5 puntos porcentuales, pero por encima de los niveles de 2014.

En total, 172 millones de personas vivían en la pobreza en 2023, de los cuales 66 millones estaban en pobreza extrema, según ha informado este martes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En su informe 'Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024: desafíos de la protección social no contributiva para avanzar hacia el desarrollo social inclusivo' se indica que la pobreza sigue afectando más a las mujeres que a los hombres en edad laboral y que el porcentaje de niños y adolescentes en situación de pobreza es considerablemente más alto que el de otros grupos. La pobreza también es mayor en las zonas rurales (39.1 por ciento) que en zonas urbanas (24.6 por ciento).

La disminución de la pobreza regional en 2023 se explica en más de un 80 por ciento por lo sucedido en Brasil, país en el que vive un tercio de la población de América Latina y en el que las transferencias no contributivas fueron determinantes. Si en Brasil la población en situación de pobreza no hubiera caído, el promedio regional en 2023 habría sido de un 28.4 por ciento, apenas 0.4 puntos porcentuales menos que en el año anterior, y la incidencia de la pobreza extrema se habría mantenido sin cambios, en un 11.1 por ciento.

SE MANTIENEN LOS NIVELES DE DESIGUALDAD

La Cepal también señala que, entre 2022 y 2023, no hubo variaciones significativas en los niveles de desigualdad de los ingresos en la región, manteniéndose persistentemente altos. Entre 2014 y 2023, el índice de Gini experimentó una leve reducción del cuatro por ciento, bajando apenas de 0.471 a 0.452.

La distribución de la riqueza es significativamente más desigual que la del ingreso, según estimaciones incluidas en el reporte que integran distintas fuentes de información (activos financieros y no financieros) de la población latinoamericana. Alrededor de 2021, el 10 por ciento de las personas de mayores ingresos concentraba el 66 por ciento de la riqueza total y el uno por ciento más rico concentraba el 33 por ciento.

El informe alerta también que en la región persisten altos niveles de desprotección social. En 2022, uno de cada cuatro hogares (23.5 por ciento) carecía de acceso a la protección social, tanto contributiva como no contributiva, en 14 países de América Latina. Esta proporción se elevaba a una de cada tres hogares (36.5 por ciento) en el quintil de menores ingresos y en áreas rurales (29 por ciento).

La protección social no contributiva, asegura la Cepal, es fundamental en los hogares del primer quintil de menores ingresos, dado que uno de cada dos de esos hogares accede a la protección social por esta vía. Esto quiere decir que las políticas de transferencias monetarias o en especie (como la alimentación escolar) y los programas de inclusión laboral son clave para vincular a las personas con los servicios sociales y avanzar en la erradicación de la pobreza y la reducción de la desigualdad.

En 2022, el 27.1 por ciento de las personas en América Latina residía en hogares receptores de programas de transferencias condicionadas. Pese a sus impactos positivos, en 14 países estudiados sus montos no llegaban a cubrir el déficit de ingreso per cápita de los hogares para alcanzar la línea de la pobreza.

Por otro lado, el informe constata que los sistemas de pensiones no contributivos (SPNC) juegan un papel central en la reducción de la pobreza en la vejez. En los últimos 20 años, su cobertura entre las personas de 65 años y más aumentó más de 27 puntos porcentuales y durante ese período la pobreza en esta misma población se redujo en 14,3 puntos porcentuales.

"El fortalecimiento de los sistemas de protección social en América Latina y el Caribe es un espacio estratégico para la adopción de un enfoque integrado que pueda tener impactos significativos en la reducción de la pobreza", ha remarcado el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.

Según la CEPAL, para avanzar en la erradicación de la pobreza se requiere establecer un estándar de inversión para la protección social no contributiva de entre 1.5 por ciento y 2.5 por ciento del PIB o entre cinco por ciento y 10 por ciento del gasto público total. En promedio, los Ministerios de Desarrollo Social de 20 países de América Latina y el Caribe gastaban en la protección social no contributiva 0.8 por ciento del PIB o tres por ciento del gasto público total en 2022.

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