Mario Campa
07/11/2024 - 12:05 am
Tres escenarios para la economía mexicana en la segunda era Trump
«La adversidad inicial resulta transitoria y la depreciación cambiaria beneficia a las exportaciones mexicanas».
Pesimista. La reacción instintiva y la incertidumbre desatan nerviosismo en los mercados bursátiles y activos mexicanos. La venta de pánico se extiende y alcanza una magnitud considerable que condiciona el presupuesto federal del 2025. La economía, que alcanzó una notable expansión de 1.0 por ciento a tasa trimestral, retoma una trayectoria de bajo crecimiento. El Banco de México sobrerreacciona a la depreciación del peso mexicano con más restricción monetaria de la aconsejable. La combinación de política monetaria y fiscal restrictiva hunde las expectativas de crecimiento y la recaudación, y la inversión y el consumo caen en más de un trimestre del siguiente año. Trump cumple sus amenazas e impone aranceles a ciertos bienes de exportación mexicanos y chinos y, junto al mayor déficit fiscal, desatan inflación en Estados Unidos. La Reserva Federal pausa los recortes en las tasas de interés e incluso reactiva el ciclo alcista en el resto del mundo. Ciertas empresas estadounidenses congelan sus planes de relocalización a México para contentar a Trump y aprovechar sus recortes a la tasa del impuesto federal corporativo. Estados Unidos redobla las sanciones a Venezuela como en 2017-18 y el búmeran golpea a México, pararrayos de la retórica y el enojo republicano. Las administraciones Trump y Sheinbaum rompen el diálogo de forma abrupta, pública e irreversible y el abuso asimétrico de los Estados Unidos reaparece en una espiral de retroalimentación adversa hasta la siguiente elección presidencial en 2028.
Neutral. La adversidad inicial resulta transitoria y la depreciación cambiaria beneficia a las exportaciones mexicanas. Claudia Sheinbaum y Justin Trudeau encuentran la manera de alimentar el apetito proteccionista de Trump con una capirotada de largas, de alianzas situacionales y de concesiones menores. La presidenta mexicana se sienta en los hombros de gigantes y su capital político heredado y retoma las claves de negociación para domar al bravucón. Tras dos años de amenazas esporádicas y un foco de atención en la política interna y las guerras en Ucrania y Medio Oriente, Trump pierde control legislativo y vigor físico y político con el envejecimiento. Hacia el final de una administración sin posibilidad de reelección, la relación con México se ancla al control de tráfico de fentanilo y a asuntos migratorios que ganan la atención cada cierto tiempo sin afectar intereses comerciales. México mantiene la estabilidad macroeconómica y las exportaciones ganan aún más participación de mercado en Estados Unidos. El Banco de México reduce la tasa de política monetaria y la inversión pública y privada retoman dinamismo. La estrategia de Claudia Sheinbaum de impulsar el mercado interno rinde frutos modestos que activan un motor auxiliar para enfrentar los vientos desfavorables del exterior. México resiste y en el mientras tanto diversifica su economía y amplía el abanico de socios comerciales para restar dependencia en el largo plazo de los vaivenes del norte.
Optimista. La venta de activos mexicanos se diluye y corrige a las pocas semanas. El cierre de la ventana electoral en México y Estados Unidos da paso a un periodo de calma extendida sin anuncios de viraje en la relación comercial bilateral. Trump cumple sus amenazas con aranceles moderados a China e incluso a Europa sin provocar caos global y pacta con México algún acuerdo migratorio de conveniencia mutua. El vacío de importaciones chinas a Estados Unidos es colmado en buena medida por México, que navega los turbios mares geopolíticos con la bandera de la integración regional y la relocalización acelerada. Elon Musk, aliado incondicional de Trump, convence al presidente de olvidar los aranceles a los automóviles provenientes de México y el hombre más rico de planeta retoma sus planes de instalar una megafábrica de Tesla en Nuevo León, anuncio que normaliza el ambiente de negocios. El tráfico de fentanilo y las cifras de migración mejoran ya por políticas específicas ya por factores exógenos y la furia trumpista recae en los demócratas y cualquier táctica obstruccionista. La economía estadounidense retoma el dinamismo perdido en el fin de la presidencia Biden y como corolario las exportaciones mexicanas a Estados Unidos crecen por encima de la tendencia histórica. Hacia el fin del cuatrienio, el presidente de Estados Unidos elige más sus batallas y México gana atractivo internacional como destino de inversiones por la expectativa del periodo post-Trump y el ocaso de amenazas recurrentes desde el 2015. El país mantiene su liderazgo exportador en la industria automotriz y emerge como un actor relevante en microprocesadores. La política industrial activa, la inversión en vivienda, la infraestructura en transporte y el impulso a la investigación acompañan la llegada de Inversión Extranjera Directa y generan derramas sustanciales. Los últimos dos años de la administración Sheinbaum logran tasas de crecimiento económico acelerado — superior al 3 o 4 por ciento anual — y México capitaliza su estabilidad macroeconómica y financiera con prosperidad compartida y sostenibilidad total de largo plazo, incluida la social despreciada por el PRI y el PAN durante décadas.
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