Entre abril y junio de este año, las ventas de Hello Kitty aumentaron un 42 por ciento con respecto al año anterior.
Por Berenice Bautista
Ciudad de México, 31 de octubre (SinEmbargo).- Mide apenas cinco manzanas de alto y es originaria de los suburbios de Londres, pero a sus casi 50 años Hello Kitty tiene todo un imperio mexicano.
La chica creada por la diseñadora japonesa Yuko Shimizu, y que tiene a un gato como mascota, posee en México una sólida base de fans que compran todo tipo de artículos con su imagen: ropa, joyería, productos de higiene personal, juguetes y maquillaje que se venden en supermercados, tiendas departamentales y mercados callejeros. También hay cafés dedicados a ella en los que hay que reservar con antelación.
A diferencia de personajes como Mickey Mouse o superhéroes, Hello Kitty surgió desde un inicio como un personaje meramente comercial para adornar productos, aunque ahora ya tiene series animadas.
Sanrio Co., la empresa matriz de Kitty con sede en Tokio, acumuló una ganancia anual de 17 mil 600 millones de yenes (118 millones de dólares) en el año fiscal que finalizó en marzo, más del doble que el año anterior, sobre casi 100 mil millones de yenes (671 millones de dólares) en ventas.
Entre abril y junio de este año, sus ventas aumentaron un 42 por ciento con respecto al año anterior.
The Associated Press envió mensajes a Sanrio Co. para conocer más del mercado de Latinoamérica y México, pero no obtuvo respuesta.
Estos son algunos de los puntos más emblemáticos de la fiebre por Hello Kitty en México, el icono que cumplirá medio siglo de vida el 1 de noviembre.
LA CARRERA
Quizá una de las expresiones más claras del entusiasmo que genera Hello Kitty es la carrera anual Hello Kitty Fun Run que este año, en su séptima edición, convocó a 10 mil participantes en Ciudad de México. Los corredores no llegaron solos, iban en muchos casos con familiares y amigos y buena parte de ellos llevaba ropa y artículos de Hello Kitty.
La carrera surgió cuando Francisco Estrada, director general de Fhinix Sports, recibió una publicación de una amiga sobre una competencia similar en Japón. Quiso replicar el formato: una carrera de cinco kilómetros y una caminata de tres kilómetros. Actualmente, también se hace una carrera de 10 kilómetros.
“No sabíamos qué impacto iba a tener el proyecto en México”, dijo Estrada.
El primer año la convocatoria era para cinco mil participantes. Las inscripciones se agotaron en días, por lo que agregaron mil cupos más. La pandemia no frenó carrera; la llevaron a formato virtual durante dos años. Este año se corrió el 13 de octubre.
Está abierta a hombres y mujeres, aunque más del 90 por ciento de las participantes son mujeres.
“La caminata sobre todo está enfocada en la familia”, dijo Estrada. “La mayor parte de los fans o las fans de Kitty son mujeres de arriba de 30 años que quizá vivieron mucho al personaje en su infancia y su juventud”.
Incluso hay quienes vienen desde afuera de Ciudad de México, excorredores olímpicos y fans de más de 50 de años que siguen a Hello Kitty desde que surgió la marca.
“Cuenta con todos los aspectos técnicos que tiene que tener una carrera, hay cronometraje electrónico, está perfectamente bien montada la salida y la meta, hay hidratación cada dos kilómetros y medio, se le entrega medalla a todos los participantes”, explicó Estrada.
Una de las corredoras orgullosa con su medalla fue la enfermera Itzel Ramos, de 36 años, que corrió los cinco kilómetros con un enorme peluche de Hello Kitty de varios kilos de peso. “Cada año la corro y cada año traigo el peluche de Kitty”, dijo.
No muy lejos estaba Guadalupe Manzano, de 34 años, una médica veterinaria e investigadora en el Instituto de Cardiología que ha participado desde la primera edición. “Se ha hecho muchísimo más popular, ahorita hasta se vienen más producidos, más diseñados”, dijo Manzano quien corrió con un traje tejido a mano con tutú y gorra con Hello Kitty y personajes de Sanrio que comenzó a crear con su madre hace casi un año.
Este año habrá una primera edición de la carrera en Guadalajara el 10 de noviembre y hay planes para ampliarse a Monterrey el próximo año.
EL MERCADO CALLEJERO
En redes sociales abundan los videos de personas maravilladas al visitar un mercado callejero o tianguis —como se les llama en México— dedicado a Hello Kitty, donde se pueden encontrar todo tipo de productos artesanales, desde galletas a espejos cortados a mano, calcomanías, bolsos, termos y lápices.
Uno de los más solicitados son las paletas heladas con forma de Hello Kitty. Son creación de Mar Silva, una ingeniera en alimentos y chef repostera, de 35 años, que tiene un tatuaje de Hello Kitty en el brazo. Surgieron gracias a un molde que compró pensando que le serviría para hacer panqueques.
Silva es una de las primeras vendedoras del tianguis, integrado principalmente por mujeres. Al principio, ofrecían sus productos de Hello Kitty en bazares y exposiciones de cultura pop, pero con la pandemia comenzaron a hacer sus entregas en el metro hasta que las autoridades de la ciudad las retiraron. El siguiente paso fue la calle, a un costado de la estación del metro Chabacano, en la capital. Su fama se extendió más allá de México.
“Apenas hace poco vino una chica de Colombia. Vienen de Estados Unidos, hace como un mes una chava que venía de París”, dijo Silva, quien también ofrece repostería y sodas italianas con la temática.
Judith Zamora, de 49 años, es otra vendedora con un tatuaje de Hello Kitty. Comenzó ofreciendo productos en su casa y abrió su puesto en el tianguis hace unos meses.
“Si tú llegas algún día a ver mi casa, completamente es de Hello Kitty, incluyendo cubiertos, enseres de cocina, todo...”, dijo Zamora quien es fan desde niña. “Ahorita es la época dorada”.
El tianguis de Chabacano no es el único lugar con productos de Hello Kitty en Ciudad de México, hay otro en la alcaldía Iztacalco y edificios en el centro histórico con pisos enteros con mercancía, y también piratería.
Carlos García ya ha visitado el mercado de Chabacano unas 10 veces. En esta ocasión, el empleado de una empresa de tarjetas de crédito iba acompañado de su hermano. “Ahora sí que lo que busques hay de Kitty, lo que quieras, cosas muy raras”, comentó.
EL CAFÉ
México es de los pocos lugares del mundo donde se puede beber en un café oficial de Hello Kitty. Y no es en un solo local, ya son tres.
Carolina Castellanos y Mauricio García, fundadores de Hello Kitty Café, tenían un restaurante de postres japoneses con el que crearon una campaña de crepas japonesas en asociación con Sanrio en 2019.
“La verdad es que iba a ser una colaboración temporal y se extendió dos o tres años”, dijo Castellanos.
El primer local abrió en el centro comercial Carso en 2021, al año siguiente se inauguró uno en el sur de la ciudad, en la zona de San Ángel, y en mayo de este año abrió el tercero en la zona turística de Cancún, inspirado en los cenotes locales.
El menú cuenta con comida salada, dulce, mocktails y barra de café. Sirven desayunos, comidas, platos fuertes, menú infantil, menú vegetariano, vegano, keto, sin gluten y muchos postres. La característica es que todo tiene uno o varios detalles de Hello Kitty, incluidos productos de temporada como su pan de muerto, que se coloca en los altares del Día de Muertos en México.
“Hay todo un equipo detrás, no es sólo un chef, sino varios”, dijo García “Trabajamos constantemente para que salgan con el mayor estándar de calidad y de estética”, añadió.
Los fundadores destacaron el diseño de los cafés. “El concepto que nosotros tenemos es un estilo mucho más sofisticado high end (de lujo)”, dijo Castellanos. “Quizá podría hasta describirse como no infantil, mucho más como elegante y sofisticado”.
Para el 50° aniversario abrieron un local temporal en el centro comercial Plaza Satélite, al norte de la ciudad, y lanzarán un postre de edición especial.
“Tenía muchísimas ganas de venir”, dijo al salir del café en Carso Claudia Siluehn García, de 39 años, dueña de un restaurante argentino en Ciudad de México. “Los precios son como elevados… Ven como experiencia, pero prepárate para pagar mucho”, advirtió, recalcando que le gustó lo que consumió allí.