El escritor Carlos Bardem habló con SinEmbargo sobre su novela Badaq, un relato que escudriña en los mecanismos del colonialismo como reflejo de la relación entre el hombre y la naturaleza. “Lo mismo que se hace cuando se conquista o se saquea un territorio o se esclaviza seres humanos, es lo que nosotros llevamos haciendo milenios con la naturaleza”, comentó.
Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).– ”Badaq reflexiona sobre los seres humanos. Es una novela con una visión muy crítica de las supuestas glorias imperiales y de todos estos procesos de conquista. Es un tema que puede interesar mucho aquí en México y en toda Latinoamérica”, comentó en entrevista el escritor español Carlos Bardem.
Badaq, editada por el Fondo de Cultura Económica, es una historia que parte de un hecho real: la llegada de un rinoceronte indonesio a la corte de Felipe II en el Madrid del siglo XVI. Se trata de un relato en el que este paquidermo hembra narra las peripecias con las que tiene que lidiar en una suerte de reflexión sobre la relación depredadora entre el hombre y la naturaleza.
“Yo tenía claro que iba a ser una novela de primeras voces, hay toda una galería de personajes humanos de estos conquistadores y la gente que acompaña en ese galeón, pero pronto se me hizo obvio que la voz más interesante era la de la propia naturaleza, así que decidí que la rinoceronta nos iba a contar su propia visión, su incomprensión, su estupefacción ante las obras, ante lo que hacen los monos sin pelo, los seres humanos”, compartió Bardem.
En ese sentido le atribuye a este animal una capacidad de raciocinio para explicar lo que sucede a su alrededor para así exponer los sinsentidos del hombre hacia su entorno. “Le atribuyo una pureza primigenia, una cierta clase de ingenuidad natural que la lleva pues eso a horrorizarse ante cosas que les resulten incomprensibles de los hombres como matarse por codicia o matarse en nombre de abstracciones que a ella le resultan incomprensibles como son los dioses o las religiones”.
“Una cosa interesante que me pasó es que según avanzaba en la escritura, me di cuenta de que los mecanismos de las llamadas conquistas o de los del imperialismo, el colonialismo espejea perfectamente la relación entre el hombre y la naturaleza, lo mismo que se hace cuando se conquista o se saquea un territorio o se esclaviza seres humanos, es lo que nosotros llevamos haciendo milenios con la naturaleza”, ahondó sobre uno de los temas que atraviesa esta historia.
Lo cierto es que es una novela que arranca de una manera muy positiva y se va ennegreciendo al hilo de la peripecia de este animal. “Parte de algo que yo creo que es muy interesante que es aplicar la ironía socrática, qué es eso, reducir el absurdo, lo que hacemos, para llegar a algún tipo de verdad y cuando tú desnudas de coartadas culturales, de coartadas políticas y filosóficas los hechos que acarrean todos los procesos imperialistas o de conquistas, te das cuenta de que son sin sentidos, que son atrocidades, todas las conquistas en esto la española no es ni mejor ni peor que las demás, todos las procesos de conquistas desde la guerra de Troya, las religiones romanas, la conquista española, la conquista francesas, inglesas o la invasión de Irak o lo que asistimos hoy en día en Gaza son socializaciones a gran escala del saqueo”.
Bardem sostuvo en plática cómo es imposible que desde una postura ética, “medianamente correcta o moral” se justifiquen los procesos coloniales y nuestra relación con la naturaleza colonial. “Todo empieza en el Génesis. Los dioses no son más que el hombre intentando escapar a los límites de su existencia límites, temporales y existenciales cuando habla Dios el que está hablando es el hombre, entonces él se coloca fuera de la naturaleza y yo creo que la situación desastrosa la que estamos abocando al planeta viene de colocarnos fuera de la naturaleza, considerarnos por encima de ella”.
“Creo que estamos asistiendo día con día a la destrucción de lo natural, el planeta nos manda señales de que estamos abocados a la destrucción si seguimos por este camino y todo esto se origina culturalmente en esta relación de extrañarnos a lo natural, de situarnos por encima de lo natural”, puntualizó.