En el marco de la investidura de la primera mujer Presidenta en México, recordamos otras tomas de protesta: unas polémicas y otras... no tanto.
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).- "Existía un ambiente ríspido por fuerzas políticas antagónicas". De esta forma recordó Manuel Añorve, asesor de la Junta de Coordinación Política del Senado en 2006, la polémica investidura de Felipe Calderón Hinojosa.
Meses después de que Felipe Calderón Hinojosa fuera declarado vencedor en las elecciones del 2006 con 15 millones 284 votos, según cifras oficiales, el Presidente electo tuvo que tomar protesta de forma exprés ante un Congreso enardecido.
Para que la investidura de Calderón pudiera llevarse a cabo, varios legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) tuvieron que llegar al Congreso 76 horas antes de la ceremonia para evitar que los militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) impidieran la investidura por el fraude electoral del que fue víctima su candidato, Andrés Manuel López Obrador.
Tres días después de que los legisladores estuvieron resguardando el pleno, el panista llegó al Congreso pero no por la puerta grande sino que tuvo que entrar a hurtadillas para poder tomar protesta como Presidente.
Fue a través del estacionamiento subterráneo del edificio A de la Cámara de Diputados que Calderón Hinojosa entró al Congreso para tomar protesta entre empujones en un evento, de no más de cinco minutos de duración, en el que se tuvo que colocar la banda presidencial él mismo y posteriormente, el General Jesús Castillo le ayudó a abrocharla.
Seis años después de la investidura relámpago que se vio marcada por la consigna “voto por voto, casilla por casilla”, se adicionaron dos párrafos al artículo 87 constitucional en los que se apunta que “si por cualquier circunstancia el Presidente no pudiere rendir la protesta ante el Congreso de la Unión, ante la Comisión Permanente o ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión lo hará de inmediato ante el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Entre las polémicas tomas de protestas también se encuentra la de Enrique Peña Nieto, que fue planeada para ser la más breve de la historia de México con un protocolo de 15 minutos, quien en el 2012 con 19 millones 226 mil 784 sufragios se impuso a los candidatos del PAN y PRD, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador respectivamente.
El evento del Congreso se vio marcado por decenas de manifestaciones en contra de la investidura del entonces candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El saldo fue de 92 detenidos y 20 lesionados.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) presentó en 2014 el Informe especial sobre el impacto psicosocial en las víctimas de los acontecimientos del 1 de diciembre de 2012 en el que se apuntó que “una cantidad considerable de personas –principalmente jóvenes– fueron víctimas de violaciones a sus derechos humanos derivadas de los cuestionables métodos y tácticas de respuesta a cargo de las autoridades locales y federales”.
Aunque en su momento fue criticado, la investidura del exgobernador de Guanajuato, Vicente Fox Quesada, pasó sin percances.
El en 2000, el abanderado del PAN rompió con la hegemonía del PRI en la presidencia. Luego de la ceremonia de toma de posesión, Fox Quesada fue señalado por haber saludado primero a sus hijos: Cristina, Paulina, Vicente y Rodrigo, antes que a los integrantes del Congreso de la Unión.
El ex Presidente, sostuvo un crucifijo de madera durante su ceremonia de investidura y modificó su discurso incluyendo la frase “por los pobres y marginados de este país” mientras que era increpado por la oposición priista.
Por su parte, en diciembre de 1994, casi nueve meses después del asesinato del candidato priista Luis Donaldo Colosio Murrieta, Ernesto Zedillo Ponce de León tomo protesta como Presidente en una ceremonia aspera luego de que el Partido Revolucionario Institucional lo eligiera para ocupar el lugar de Colosio.
CLAUDIA TOMA PROTESTA
Este martes, Sheinbaum recibió la banda presidencial en una ceremonia que se llevó a cabo en la Cámara de Diputados, a la que asistieron los mandatarios de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, Guatemala, Ghana, Paraguay, entre otros.
Tuvieron que pasar 200 años de gobiernos para que en México tomara protesta por primera vez una mujer como Presidenta. Se trata de Claudia Sheinbaum Pardo, quien el pasado junio se convirtió en la candidata más votada de México con más de 35 millones de sufragios.
Y aunque se esperaba que la toma de protesta de Claudia Sheinbaum no se viera envuelta en controversias antes, durante o después de llevarse a cabo, la realidad es que meses previos a la ceremonia, la ex Jefa de Gobierno capitalina fue señalada por haber invitado al presidente ruso a la, Vladímir Putin, quien inició la guerra de Ucrania en 2022, a la investidura presidencial.
Sobre el comunicado del 24 de septiembre del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España. pic.twitter.com/K1rFImrO4p
— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) September 25, 2024
En medio de las críticas por la invitación, la entonces Presidenta electa compartió en una conferencia de prensa que “son notas diplomáticas que se envían normalmente cuando hay tomas de posesión y se envían a todos los países donde hay relaciones”. Días previos a la toma de protesta de la Presidenta electa, Vladímir Putin confirmó que no asistirá a la ceremonia.
Poco después, el Gobierno de España, comandado por Pedro Sánchez Castrejón, anunció que no acudiría a la investidura de Sheinbaum Pardo puesto que consideró ”inaceptable” que México no invitara al rey Felipe VI.
Al respecto, la Presidenta electa compartió a través de una misiva difundida en sus redes sociales que se tomó la decisión de no invitar al rey Felipe VI a la investidura presidencial debido a que la corona española se negó a responder, en marzo de 2019, la carta en la que Andrés Manuel López Obrador solicitaba a la monarquía ofrecer disculpas por los abusos cometidos por la conquista. “No solamente es un agravio al Presidente, al hombre, sino al pueblo de México”, apuntó Sheinbaum Pardo.
Pese a que ambas invitaciones dieron de que hablar en el marco de la investidura de Claudia Sheinbaum, ninguna polémica será igual a la de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.