El historiador Ignacio Almada Bay habló con SinEmbargo sobre su más reciente trabajo, una biografía de Álvaro Obregón en la cual ahonda en “las causas que hicieron posible su carrera militar, cómo fue que llegó de la periferia al centro del país, y la manera en que el empuje de sus tropas influyó en el rumbo de la nación”.
Ciudad de México, 20 de septiembre (SinEmbargo).– Cuando fue presidente municipal entre 1911 y 1912 en Huatabampo, Sonora, el General Álvaro Obregón “sin mayores luces que su educación primaria que había tenido, él se preocupa, le da prioridad a la educación, de tal forma que, por ejemplo, había nada más dos escuelas primarias para niñas, las otras cuatro eran mixtas y otras tantas de varones”, recordó en entrevista el historiador Ignacio Almada Bay.
Almada Bay es autor de Álvaro Obregón. Caudillo del pasado, espejo del presente (Crítica), una biografía que analiza a profundidad la figura de quien fuera Presidente de México. El trabajo es un recorrido desde su infancia, que vivió asediado por la penuria y las epidemias, hasta su llegada al poder.
“También narra las causas que hicieron posible su carrera militar, cómo fue que llegó de la periferia al centro del país, y la manera en que el empuje de sus tropas influyó en el rumbo de la nación. Incluye también su regreso a Sonora en 1925, su segunda gira presidencial en 1927-1928, hasta caer abatido en julio como candidato victorioso”, reseña la editorial.
Almada Bay expuso que se adentró a la figura de Obregón luego de anécdotas familiares que escuchó desde que tiene memoria, como el hecho de que el General acudió a la boda de sus padres en 1928. “Primero traté de averiguar si había sido cierta la información e indague por la hemerografía, me acuerdo, y el General Obregón sí estuvo en enero del 28 en la región de Álamos, cuando se casaron mis padres y sí era un chascarrillo, era una anécdota que se contaba y sí la la verifique y mi abuelo fue Alfredo Almada, fue amigo del General, por los lazos de Álamos y de las familias”.
Entre las historias que recupera, detalló cómo cuando Obregón fue presidente municipal duplicó el número de escuelas primarias para niñas y mixtas. “También hay un pedido, una solicitud de él como presidente municipal al gobierno del estado, en que pide desde crayolas, pedía, me acuerdo, unos 40 juegos de crayolas, para otros tantas criaturas en la escuela y también pizarrones, mesa-bancos, yo lo veo como, para la época, un presidente municipal concienzudo en materia de educación, lo que va a repetir como Presidente de la República, dándole, como escribió Vasconcelos en sus memorias, todos los apoyos que pidió Vasconcelos, se los concedió de muy buena gana”.
Ignacio Almada Bay expuso en la plática precisamente cómo Álvaro Obregón fue un conocedor de personas a lo largo de su campaña, primero militar y después en la primera gira por la Presidencia: “va conociendo gente, ahí conoce, por ejemplo, José Vasconcelos, y Vasconcelos será su Secretario de Educación Pública, entonces, por ejemplo, la creación de la Secretaría de Educación Pública fue durante el Gobierno y a instancias de Obregón, asesorado por Vasconcelos”.
El historiador expuso que la creación de la Secretaría de Educación Pública fue una manera de lograr un control territorial del país por parte del gobierno federal, que había quedado muy replegado después de los 10 años de conflicto, de un ciclo de violencia que asoló al país entre 1910 y 1920. También recordó el papel de Obregón como impulsor del muralismo, por ejemplo, también el reconocimiento con los Estados Unidos y disciplinar al ejército.
“Cuando Obregón toma la presidencia entre los retos principales que tenía, eran estos: pacificar el país, disciplinar al ejército, reducir el tamaño del ejército y obtener el reconocimiento diplomático de los Estados Unidos, y esto lo logró con un triunfo de la diplomacia mexicana, según así lo percibieron en su momento con los tratados de Bucareli, que han sido distorsionados y han quedado muy lejanos a las consecuencias, tanto en el corto, mediano como largo plazo”, indicó.
