Aunque el trasplante de células madre no es una opción terapéutica viable para todas las personas con VIH, la excepcionalidad del caso del «paciente de Ginebra», quien lleva 32 meses sin la presencia del virus, abre nuevas perspectivas para la investigación de terapias que puedan aprovechar la aloinmunidad y los medicamentos inmunosupresores para lograr la curación del VIH.
MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) – El «paciente de Ginebra» se suma al grupo de personas que han logrado la curación del VIH tras un trasplante de células madre, convirtiéndose en la primera persona del mundo en conseguirlo sin que su donante presentara la mutación CCR5(delta)32, conocida por conferir protección frente a la infección por el VIH, y que ya lleva 32 meses sin presencia del virus en la sangre.
«Anteriormente, ya se habían realizado trasplantes sin la mutación CCR5(delta)32 en otros pacientes con VIH. Sin embargo, si se detenía el tratamiento, aparecía un rebrote viral, pero más lento que el que se observaría en una persona con VIH no trasplantada. El ‘paciente de Ginebra’ ha sido el primero en lograr una remisión prolongada en el tiempo», comenta la investigadora senior en IrsiCaixa y coordinadora de IciStem, Maria Salgado.
Este éxito sin precedentes, publicado en la revista Nature Medicine, se ha llevado a cabo en el marco del consorcio IciStem, co-coordinado por IrsiCaixa – centro impulsado conjuntamente por la Fundación «la Caixa» y el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña- y la Universidad de Utrecht (Países Bajos), y ha sido liderado por el Hospital Universitario de Ginebra y el Instituto Pasteur.
A día de hoy, treinta y dos meses después de haber interrumpido la terapia antirretroviral (ART), sigue sin detectarse la presencia del virus en la sangre del paciente. «Este caso es especialmente interesante porque nos muestra que la remisión del VIH es posible incluso sin la mutación CCR5(delta)32. Además, hemos identificado cuáles serían los posibles mecanismos que han permitido la curación en este caso, abriendo nuevas vías de investigación que nos acercan cada vez más a la erradicación del VIH», expone el profesor de investigación ICREA en IrsiCaixa y coordinador de IciStem, Javier Martínez-Picado.
El individuo, que no ha hecho pública su identidad, fue diagnosticado con VIH en mayo de 1990 y comenzó inmediatamente el tratamiento antirretroviral. En enero de 2018, fue diagnosticado con un sarcoma mieloide y, en julio del mismo año, se sometió a un trasplante de células madre procedentes de un donante compatible. Un mes después del trasplante, las pruebas ya mostraban que las células sanguíneas del paciente habían sido totalmente reemplazadas por las del donante, y esto iba acompañado de una disminución de las células portadoras del VIH en su cuerpo.
Antes del trasplante, a pesar de la optimización del tratamiento antirretroviral, el «paciente de Ginebra» presentaba aún virus con capacidad para replicarse. En cambio, tras el trasplante, el equipo médico y científico observó una drástica reducción de los parámetros relacionados con el VIH: ninguna partícula del virus, un reservorio indetectable y ninguna respuesta inmunitaria que indicara que el cuerpo estaba reconociendo la presencia del virus.
Coincidiendo con la publicación del caso del «paciente de Ginebra», este mes de julio se anunció, en la 25ª edición de la Conferencia Internacional sobre el Sida (Múnich, Alemania), el segundo caso de curación tras un trasplante con células madre susceptibles a la infección por el VIH. Concretamente, el donante compatible para este paciente solo tenía una copia del gen que contiene la mutación CCR5(delta)32, lo que significa que sus células presentan una protección mucho más reducida frente al VIH.
Este nuevo caso refuerza los hallazgos del «paciente de Ginebra» y aporta más evidencias sobre la posibilidad de lograr la remisión del VIH sin la mutación protectora.
El equipo investigador propone varias hipótesis para explicar por qué el «paciente de Ginebra» ha logrado mantener el VIH bajo control sin tratamiento. Un factor clave es la aloinmunidad, es decir, la interacción entre el sistema inmunitario del donante y el del receptor. Esta hipótesis coincide con un estudio anterior, liderado por IrsiCaixa, que relaciona este mecanismo con la reducción del reservorio viral durante un trasplante de células madre.
«Después de un trasplante, las células inmunitarias del receptor perciben las del donante como una amenaza, y viceversa, lo que desencadena una ‘batalla’ entre los dos sistemas inmunitarios», explica Salgado. Durante este enfrentamiento, muchas células inmunitarias del receptor, incluidas aquellas infectadas por el VIH, mueren y finalmente son reemplazadas por las del donante. Aunque este proceso es muy agresivo para el cuerpo, es crucial para eliminar el VIH latente en las células que podría reactivar la infección.
En el caso del «paciente de Ginebra», el equipo optó por administrar ruxolitinib, un medicamento inmunosupresor que tiene como objetivo reducir el daño colateral causado por esta batalla inmunitaria, pero que además ha demostrado en estudios de laboratorio la capacidad de bloquear la replicación del VIH y evitar su reactivación. Este fármaco ha sido identificado como otro factor que ha contribuido a la remisión del VIH.
Finalmente, el equipo destaca el papel crucial de las células Natural Killer (NK) en este paciente. Estas células patrullan el cuerpo con el objetivo de encontrar células peligrosas, como las infectadas por el VIH, y eliminarlas, así como mantener el sistema inmunitario alerta.
Aunque el trasplante de células madre no es una opción terapéutica viable para todas las personas con VIH, la excepcionalidad del caso del «paciente de Ginebra» abre nuevas perspectivas para la investigación de terapias que puedan aprovechar la aloinmunidad y los medicamentos inmunosupresores para lograr la curación del VIH.
«Estamos ante un descubrimiento que podría cambiar el rumbo de la investigación en la curación del VIH», concluye Martínez-Picado. «El siguiente paso será profundizar en los mecanismos que han permitido esta remisión y explorar cómo podemos replicar estos resultados en una población más amplia de personas con VIH», añade.