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Álvaro Delgado Gómez

27/08/2024 - 12:05 am

Historia de lo Inmediato: La oposición, gallina sin cabeza

«Como las gallinas decapitadas que antes de morir corren de un lado a otro, la oposición de México sigue extraviada, pero a diferencia de estos animales, cuyo descontrolado comportamiento en su agonía es nervioso, los impulsos de la derecha tampoco son racionales, sino hepáticos e intestinales».

Como las gallinas decapitadas que antes de morir corren de un lado a otro, la oposición de México sigue extraviada, pero a diferencia de estos animales, cuyo descontrolado comportamiento en su agonía es nervioso, los impulsos de la derecha tampoco son racionales, sino hepáticos e intestinales.

No estoy diciendo que la oposición morirá pronto como las gallinas decapitadas, como sí presagia su propio discurso mentiroso de que el pluralismo en México ha sido aniquilado por la dictadura que se ha instaurado en el país, pero en todo caso hay animales que sobreviven más tiempo, como las cucarachas —que duran semanas sin cabeza— y poco más de una hora las serpientes. Y si de sobrevivencias se trata, hay el caso extremo en Estados Unidos a mediados del siglo XX de un gallo que duró casi dos años después de recibir un hachazo que le cortó la yugular: Al animal se le conoce como el “Milagroso Mike”, cuyo propietario no terminó de cortarle ésta por completo y con sólo una parte del tronco encefálico vivió de líquidos hasta que se ahogó once meses después.

Lo que quiero decir es que la oposición en México debe dejar de dramatizar, de mentir y volverse seria para que sea tomada en serio: La oposición existe y seguirá existiendo, porque es parte del régimen democrático que está vigente, tanto que es capaz de vivir en la permanente paradoja de afirmar, con toda libertad, en todos los ámbitos y en todos los tonos, que hay en México una dictadura.

¿Quién les cree a esas voces? Sólo ellos, si acaso: ¡Los ciudadanos no!

Ha sido, en realidad, la oposición partidaria, empresarial, mediática, académica e intelectual la que ha aniquilado en su discurso deshonesto el pluralismo, un comportamiento que está directamente relacionado con el extravío de una gallina degollada.

Esta oposición está errada hasta en los conceptos y llama dictadura, que por definición es totalitarismo, como sinónimo de abuso de poder, que suele cometerse también en la democracia. ¿Hay en México abuso de poder? Hablemos de eso, pero dimensionando las cosas desde la definición de los conceptos mismos.

¿La sociedad mexicana, con su voto en la elección del 2 de junio, no le confirió a la oposición partidaria de PRI, PAN y partido Movimiento Ciudadano el 37% en la elección presidencial, mientras que en la Cámara de Diputados el asignó el mismo porcentaje? Sí y no es poca cosa: Es más de un tercio de la votación nacional, que acredita el sector de mexicanos que creyó en la opción contraria a la Cuarta Transformación. Nadie le ha quitado a la oposición esa representación. Ni un solo voto. Qué curiosa dictadura vivimos.

Que el Instituto Nacional Electoral (INE) haya asignado a cada partido, incluidos los de oposición, una cuota adicional de ocho por ciento, como establece la Constitución y como se había hecho en sucesivas elecciones federales, era lo obvio. Y así lo ratificará, seguramente, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), porque lo contrario sería violar la propia Constitución.

Con esta determinación del TEPJF, que es la única institución que tiene la última palabra en la materia, se cierre el proceso electoral. Han quedado configurados los grupos parlamentarios y nadie ha proscrito a los de oposición, que ya hasta se instalaron en sus oficinas.

El pluralismo, entonces, está vigente. Las minorías, que no lo son tanto, lo son en todo caso por voluntad popular y nadie las está persiguiendo ni coartando sus derechos. Quienes afirman lo contrario tiene un problema de percepción, un problema de hígado o de absoluta deshonestidad.

Y no se la alterado tampoco lo que establece la Constitución: Sigue la instalación del nuevo Congreso, el sábado próximo, que recibirá el último informe del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y ante el que rendirá protesta, un mes después, Claudia Sheimbaum para iniciar el nuevo Gobierno de la República.

Es preciso enseñarle a quien no lo sepa o no lo quiera recordar que todas las reglas y las instituciones electorales vigentes, incluyendo la integración del INE y del TEPJF, fueron aprobadas por la actual oposición, no por el actual Gobierno ni el Congreso. Sólo una gallina sin cabeza puede negar lo obvio.

También es de gallinas sin cabeza negar que las iniciativas de reforma constitucional se discuten y se aprueban por la mayoría calificada, que Morena y sus aliados alcanzaron en la Cámara de Diputados, pero no en el Senado. ¿Y qué es lo obvio? Que el oficialismo buscará esos tres votos. La oposición podrá negarlo o proporcionarlos. Esa es la democracia.

El Pacto por México de Enrique Peña Nieto fue la suma de votos de PRI, PAN, PRD, PVEM y el Panal cuando existía. Y así fue, en realidad, el Gobierno de tres décadas del PRIAN desde que Carlos Salinas lo creó tras el fraude de 1988.

¿La oposición partidaria se opondrá a la reforma al Poder Judicial de la Federación, pero también a la reforma electoral, que tiene como propósito disminuir la multimillonarios recursos a los partidos y disminuir el número del Congreso? Que lo piense bien, porque la ciudadanía está vigilante y oponerse no le dará votos.

La oposición debe recordar que su deber no sólo es oponerse al proyecto en el Gobierno, que es su función primigenia de auditoría y crítica, sino para ser alternativa para los ciudadanos. Si no fue capaz de articularse como opción creíble en el proceso electoral, que lo colocó en su dimensión actual, puede comenzar a hacerlo ante el nuevo Gobierno y ante las reformas que están en curso.

Quizá ha llegado la hora de que el magnate Claudio X. González sea apartado como el jefe de la oposición, junto con sus asesores Enrique Krauze Héctor Aguilar Camín, quien son justamente los que han antepuesto lo hepático a lo cerebral y que ha hecho a la oposición andar como gallina decapitada.

Claro que si toma la estafeta Ricardo Anaya, el excandidato presidencial de la derecha en 2018 que ha vuelto de Estados Unidos, es garantía que las decisiones se seguirán tomando desde el buche hasta las vísceras…

Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.

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