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El colapso de Champlain Towers South en Miami y las historias más allá de la tragedia

28/07/2024 - 12:05 am

El 24 de junio de 2021 el ala este de la torre Champlain Sur, un edificio de trece pisos en la avenida Collins, en Miami Beach, colapsó; en apenas unos segundos, más de ochenta departamentos quedaron destruidos y 98 personas murieron bajo los escombros. ¿Cuáles eran sus historias? Es una cuestión que aborda el periodista Juan Manuel Robles.

Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).– Durante las primeras horas del 24 de junio de 2021 un estruendo retumbó en la ciudad de Miami, en Florida, Estados Unidos. Se trató de una tragedia que dio la vuelta al mundo: el derrumbe del Champlain Towers South Condo, un edificio de condominios de 12 pisos frente al mar en el suburbio de Surfside que dejó 98 muertos y 11 heridos.

El periodista y escritor peruano Juan Manuel Robles se adentra en Tragedia en Collins Avenue (Planeta) en las historias de las víctimas de esta tragedia, muchas de ellas que creyeron haber comprado un pedazo de cielo en este edificio construido en 1981, en una Miami dominada por el narcotráfico, el dinero sucio y la corrupción. ¿Quiénes estaban allí la noche fatal? ¿Cuáles eran sus historias? ¿Temían los residentes que algo malo pasara? ¿Cómo se vivieron sus últimos instantes? Son preguntas que busca responder el periodista.

“En los días que siguieron a la tragedia, me puse a ver las noticias. Primero hubo una sensación de mucho impacto, porque es un evento muy inesperado y después hubo una sensación de querer saber más de las historias: mucha gente se conectó con las historias de la torre, de las historias que iban saliendo, entonces quise hacer un libro que contuviera la tragedia, el desastre, que va anunciándose, que va teniendo ciertas razones, ciertas causas, pero teniendo como protagonistas a las personas que vivían ahí y que sentían que algo malo pasaba, pero no llegaban a dar la dimensión”, platicó en entrevista.

Rescatistas buscan a sobrevivientes entre los escombros del edificio Champlain Towers South, en Surfside, Florida, el 25 de junio de 2021. Foto: Departamento de bomberos de Miami-Dade vía AP.

Juan Manuel Robles compartió cómo en algún momento se propuso contar las historias más allá de la tragedia, ahondando en la vida de las víctimas incluso antes de haber llegado al Champlain Towers South Condo. “Es algo que siempre ha usado la literatura para darnos más contexto, es algo que utilizan mucho las series, ahora a cada rato te aparece una gran secuencia de lo que fue el pasado de alguien y eso creo que enriquece la narración y en algunos casos, en algún momento, decidí contar esas historias, pero me di cuenta que igual esas historias que para mí tenían valor por sí mismas”.

Al momento de indagar en esos pasados, el periodista dio con un hecho significativo que escribe de la siguiente manera en las primeras páginas del libro: “Tal vez por casualidad, tal vez como una demostración del perfil de visitantes latinoamericanos en una zona acomodada de Miami, entre quienes estuvieron esa noche —propietarios y visitantes—, hubo personas relacionadas directamente con siete presidentes o expresidentes en América Latina”.

Y añade: “Iliana Monteagudo, del piso 6, fue amiga de Carlos Menem, exmandatario de argentino. El chileno Claudio Bonnefoy, del piso 10, trabajó para el gobierno de Salvador Allende, además de ser tío de la expresidente de Chile Michelle Bachelet. Luis Barth, visitante colombiano en el segundo piso, fue parte del primer equipo de campaña del Presidente Álvaro Uribe. Sophia López Moreira, propietaria en el piso 10 que solo iba a su departamento a vacacionar, era cuñada de Mario Abdo, Presidente de Paraguay. Andrés Galfrascoli, alojado en el piso 8, era amigo y cirujano plástico de la primera dama de Argentina, Fabiola Yáñez. Graciela Cattarossi, del quinto piso, era tía de la primera dama de Uruguay, Lorena Ponce de León, esposa de Luis Lacalle”.

“Para mí son una sorpresa, una coincidencia, en ningún momento he querido establecer con esto una suerte de conexión conspiranoica o algo por el estilo, pero es una coincidencia interesante que nos habla del perfil de quienes vienen acá y viven en esa zona de Surfside, y de alguna manera se complementa cuando hablo en una de las historias de la paraguaya, que va con esta familia de políticos, ligados al Presidente que son un ejemplo, entre muchos, de latinoamericanos que utilizan fideicomisos para invertir sin dejar rastro, invertir el dinero en el mercado y eso es muy latinoamericano, de conseguir paraísos fiscales para tener dinero”, comentó en entrevista.

Juan Manuel Robles indicó que Miami es ese lugar “donde puedes llevar tu dinero sin temor a que la oficina de impuestos de Latinoamérica de tu país te moleste, y se van viendo también esas historias, el libro en algún momento se pregunta, y no sé si se contesta, pero cuando menos por ahí anda, qué es Miami para los latinoamericanos, qué es este lugar del que tenemos, por un lado, muchos latinoamericanos tienen fascinación, por otro lado, muchos tienen prejuicio, por otro lado, una idea, pero definitivamente es algo significativo y que ha ido consolidandose por la cultura pop, por las series, es un referente interesante, es una de las primeras cosas en las que uno piensa cuando hablan de Miami”.

“Alguien me decía, ‘hay que pensar que en Miami también hay narcotráfico y yo diría ‘no es que haya narcotráfico, es que Miami fue la primera ciudad, la primera capital del narcotráfico del mundo’, o sea, lo que después ocurrió en ciudades como Medellín, en ciudades de Latinoamérica, en ciudades de México, todo eso ocurrió por primera vez en Miami. Este tipo de crimen organizado que tiene tal dinero que puede conseguir un arsenal que no se puede detener con una policía convencional, eso ocurrió en Miami, entonces, también eso está de alguna manera ahí, porque los orígenes del edificio tienen ese componente. Podemos decirlo así, en la construcción de Champlain Towers South está ambientada en el Miami de Griselda Blanco (​​una narcotraficante y criminal colombiana, fundadora del Cártel de Medellín), podemos decirlo así, ese es el momento en el contexto y eso tiene una serie de implicaciones”.

En ese sentido, recuerda lo descrito en la inspección realizada por la firma de ingeniería Morabito Consultants, en el llamado informe Morabito, que identificó problemas serios en la edificación que no fueron atendidos. “Por ley los edificios tienen que pasar una certificación al cumplir 40 años, entonces, ya estaban cerca de esto e hicieron el análisis, pero antes de eso, lo que los residentes veían era una serie de problemas aislados que no parecían de mayor gravedad o era parte de esas cosas que no puede dejar para después y tanto así que dos años antes de este informe, se había hecho una recaudación especial y era una cuota extraordinaria de un millón de dólares para remozar el lobby, para cambiar puertas, para cambiar marcos, para que se viera más bello, un millón de dólares para eso, entonces, estaban remozando edificios, absolutamente sin saber en absoluto el verdadero problema”.

“Dos años después aparece esto (el informe Morabito) y había que hacer una inversión mucho más grande para corregir todo lo que tenía el edificio, problemas que eran serios, que ese informe nos dice que son serios, en ningún momento el informe dice que sean tan serios como para proyectar una evacuación o algo similar, pero sí se plantea que son serios y digamos que ahí es que varios de los residentes dicen ‘oye, pero hace nada más que un poco más de un año, un poco menos de dos años, ya pediste, ya nos pediste plata para hacer unas obras que además nunca se terminaron de hacer y ahora me dices que hay que pagar cinco veces esa cifra por algo que nadie entiende bien, es algo como invisible’”.

Mujer visita un muro con fotografías y flores para recordar a las víctimas del desplome del edificio residencial Champlain Towers South, en Surfside, Florida. Foto: Al Diaz/Miami Herald vía AP

Juan Manuel Robles expuso en la plática cómo el edificio estaba enfermo por dentro y había quienes no les interesaba entenderlo y simplemente no querían pagar ese dinero y había otros que eligieron una solución bastante simple: vender. “Por lo menos tres personas de las que compraron los últimos seis meses antes del colapso, compraron sin saber, sin que nadie les dijera que se venía una enorme cuota extraordinaria para corregir los problemas de edificios, o sea, no sabían que tenían que pagar un dineral y tampoco sabían la dimensión del problema, eso está bastante documentado, por lo menos tres personas, pero probablemente hayan sido más, porque finalmente el edificio nunca perdió su atractivo”.

“En los últimos ocho meses de existencia del edificio se dieron 13 compras, un ritmo totalmente inusual, generalmente se vendían dos al año, tres al año y yo lo que decía en el libro es que era una venta entre quienes creen que están comprándose un pedazo de paraíso, y los que compran y los que venden, quienes saben que lo están perdiendo, saben que ese paraíso se está perdiendo, es un poco eso también, es algo que estuvo presente, hay personas que habían estado meses ahí, incluso semanas. El ritmo de venta subió, entiendo porque había personas que se querían deshacer del problema”.

Robles recordó que luego de la tragedia muchas de las víctimas llegaron a acuerdos. “En Estados Unidos los arreglos tienen que ver con dinero y además, esto es muy propiciado y presionado por los estudios de abogados, que digamos quieren su tajada. Entonces, en el caso, por ejemplo, los propietarios, lo que hubo fue una presión para vender, para que se vendiera el terreno y con eso, digamos, tener su reparación, la reparación del departamento”.

“Esa es una negociación de la que se arrepienten luego los propietarios, se arrepiente luego de ver lo que consiguieron los familiares de los difuntos que fue muchísimo más dinero. Las partes demandadas se ponen de acuerdo y ponen una parte y llegan a una suma de más de mil millones de dólares para compensar a toda esa gente que murió y librarse de responsabilidad, porque una vez ya no hay juicio, eso desde una perspectiva latinoamericana, no lo entendemos tanto, pero digamos es un poco así las cosas, se tasan, se valoran y, entonces, lo que ocurrió fue que la diferencia era muy grande, entonces de alguna manera los propietarios que perdieron su vivienda se sintieron que habían negociado mal, que se habían dejado presionado, y con el dinero que recibieron no podrían comprarse una propiedad como la que tenían y eso es también algo que me pareció interesante del libro”.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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