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Héctor L. Frisbie

11/06/2024 - 12:02 am

Las Tablas Nutricionales y Nuestro Estilo de Vida

«Las personas gastan alrededor del 30 al 40 por ciento de su ingreso en actividades, productos o servicios que les permiten realizar su actividad productiva en un círculo de vida que poca satisfacción produce si la actividad laboral no es algo que sea satisfactorio».

Sin duda, los hábitos de alimentación y los patrones de movimiento de la vida actual han llevado a la humanidad a dos grandes retos: el primero, es lograr vivir vidas más largas, y el segundo, es lograr vivir esos años de vida en condiciones de salud que permitan disfrutar cada día.

Este reto ha trascendido fronteras, culturas y clases socioeconómicas. Las personas dedican menos tiempo a la selección, compra de productos y a la preparación de alimentos. Del mismo modo, se dedica menos tiempo a la actividad física, siendo la práctica de un deporte o ejercicio un producto de lujo. Es decir, las personas que pueden dedicar tiempo a la actividad física recreativa o deportiva son aquellas con un nivel de ingreso que les permita tener lo que se ha convertido en uno de los productos más escasos, “el tiempo libre”

El alto costo de vivir cerca de las ciudades en donde la actividad laboral se desarrolla obliga a las personas a estar más tiempo del día en el transporte público, o peor aún, manejando. Quienes usan transporte público al menos caminan un poco más; sin embargo, también duermen menos horas.

Las personas gastan alrededor del 30 al 40 por ciento de su ingreso en actividades, productos o servicios que les permiten realizar su actividad productiva en un círculo de vida que poca satisfacción produce si la actividad laboral no es algo que sea satisfactorio. Y no ser feliz haciendo lo que te produce ingreso disminuye tu calidad de vida y tu expectativa de vida.

Por otra parte, la alimentación se ha vuelto una trampa, una especie de jaula en la cual entramos desde edades muy tempranas al enfrentarnos al seductor sabor de las azúcares refinadas, la alta fructosa, las harinas refinadas, los saborizantes con altos contenidos de sodio que, además de ayudar a que los productos industrializados duren más, inducen a la enfermedad hipertensiva, a la presión alta, como se le conoce comúnmente a la la hipertensión arterial. Esta enfermedad, junto con la elevación de colesterol de baja densidad, conocido como LDL por sus siglas en inglés, son la causa de muerte y de incapacidad de por lo menos el 60 al 75 por ciento de la población de México y el mundo.

Leer las etiquetas o tablas nutricionales puede ser para algunas personas algo difícil o complicado de entender, y por ello evitan leerlas y continúan confiando en lo que dicen otras personas, en lo atractivo de los empaques o anuncios en medios de comunicación o redes sociales. Estas tablas son una herramienta de salud pública, las cuales -para quienes nos dedicamos a educar en salud pública- es importante facilitar su comprensión.

Es posible empezar a entender qué hacer leyendo sólo dos ingredientes de la “tabla nutricional” incluida en los productos envasados, empaquetados o procesados.

Para empezar a darnos cuenta de cómo vamos causándonos daño con alimentos empacados, basta revisar las etiquetas nutricionales y busquen “sodio”. Si su consumo diario es más de 2.3 gramos o dos mil 300 miligramos están causando daño a la salud de manera consistente y esto pasará la factura tarde o temprano al elevar la presión arterial.

En el año 2017, el doctor Robert H. Lustig, profesor de Endocrinología de la Universidad de California en San Francisco y director del Programa de Evaluación de Peso para la Salud de Adolescentes y Niños, mencionó en que la Diabetes mellitus tipo 2 debería ser llamada “la enfermedad de los alimentos procesados” y aún cuando en ese momento fue señalado como «excesivo» en sus comentarios hemos ido identificando que esa aseveración es muy cierta al menos en un gran porcentaje.

También busquen al leer las etiquetas ingredientes como jarabe de maíz, el cual es fuente de “alta fructosa”, un carbohidrato con la capacidad de elevar el nivel de glucosa en sangre de manera súbita y de forma sostenida. Esto obliga al páncreas (las células beta) a producir una cantidad elevada de insulina y recuerden que las células produciendo insulina se fatigan, dejan de trabajar, y es así como las personas son diagnosticadas con Diabetes mellitus tipo 2. El consumo elevado de fructosa lleva a desarrollar diabetes independientemente del peso corporal.

Al tener grandes cantidades de carbohidratos para obtener energía las grasas de la dieta serán preferentemente almacenadas y una de las formas es como lipoproteínas, como colesterol.

Y de esta forma, tenemos los invitados necesarios para la enfermedad cardiovascular. La severidad de esta enfermedad estará en relación a nuestro nivel de actividad física, predisposición genética y otros hábitos como ingerir alcohol o fumar.

Las recomendaciones son volver a comer alimentos preparados de productos frescos. Comer en puestos de comida, como se acostumbra en México, es mucho más saludable que consumir alimentos empaquetados o bebidas embotelladas. Dediquen tiempo a aprender cómo hacer la transición a estilos de vida saludables poco a poco. Que no sea algo percibido como castigo o displacentero. Es por nuestro bienestar

A todas las personas les deseo lo mejor y les agradezco siempre me escuchen, me lean y me vean.

Hasta pronto.

Referencias

FDA 2024. Sodium in Your Diet. Use the Nutrition Facts Label and Reduce Your Intake. https://www.fda.gov/food/nutrition-education-resources-materials/sodium-your-diet#:~:text= Americans eat on average about,1 teaspoon of table salt!

Greenwalt, D., Phillips, S., Ozemek, C., Arena, R., & Sabbahi, A. (2023). The impact of light physical activity, sedentary behavior and cardiorespiratory fitness in extending lifespan and healthspan outcomes: how little is still significant? A narrative review. Current Problems in Cardiology, 101871.

Qureshi, F., & Memon, S. I. (2020). Sedentary lifestyle and health factors as leading cause of diseases: A multi centered study. Rawal Medical Journal, 45(3), 707-710.

Shamim, K., Khan, S. A., & Ahmad, S. (2022). Consumers’ understanding of nutrition labels for ultra‐processed food products. Journal of Public Affairs, 22(1), e2398.

Sousa, L. M. L. D., Stangarlin-Fiori, L., Costa, E. H. S., Furtado, F., & Medeiros, C. O. (2020). Use of nutritional food labels and consumers’ confidence in label information. Revista de Nutrição, 33, e190199.

UCSF 2024. Nutrition Obesity Research Center. Robert Lustig, MD. https://norc.ucsf.edu/people/robert-lustig-md

Héctor L. Frisbie
Nació en la Ciudad de México en 1965. Se graduó como Médico Cirujano en 1989 en la Ciudad de México. De la especialidad de Ginecología y Obstetricia en 1996 en la Ciudad de México. Fellow del Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia. Se graduó en Alta Dirección en Instituciones de Salud Publica en el IPADE. Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Dalinde en la Ciudad de Mexico. Director General del Hospital de Alta Especialidad Materno Infantil en León, Guanajuato. Es candidato al Doctorado en Salud Pública por la Universidad Walden en Minneapolis Minnesota. Desde 2010 practica medicina en EU. Participa regularmente en entrevistas de salud en las cadenas UNIVISION y TELEMUNDO. Tiene un canal educativo en YouTube en aspectos de Salud asociado a un noticiero y se transmite cada semana en la República Mexicana.

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