Alejandro Calvillo
01/06/2024 - 12:05 am
Las innombrables en las campañas
Lo que tienen en común los productos de estas corporaciones es su característica adictiva, claramente reconocida en el caso del tabaco y el alcohol y, cada vez más, en el caso de las bebidas azucaradas y la comida chatarra. ¿Acaso no conoce usted alguna persona adicta a la Coca-Cola?
De acuerdo con el Inegi, en 2023 murieron por asesinato 33 mil 223 personas en México. La situación es muy grave y el tema de la violencia ha estado presente durante las campañas, manifestando la inseguridad como el tema de mayor preocupación entre la población. Sin embargo, no es el único tema que involucra la pérdida de vidas masivas en nuestro país, pérdidas de vidas que podrían evitarse. Hay muertes de las que no hemos escuchado hablar a las candidatas: más de 200 mil por obesidad, relacionadas directamente al alto consumo de productos ultraprocesados y bebidas endulzadas; 63 mil por consumo de tabaco y 50 mil por consumo de alcohol. Mueren casi 10 veces más personas por estos productos que por asesinatos. Sin embargo, estas muertes se normalizan y las corporaciones que las provocan han sido las innombrables en las campañas. Sus daños son extremos y se han normalizado. Sus representantes se han reunido con las candidatas, forman parte de las grandes organizaciones empresariales, incluso, las han dirigido, son las innombrables en las campañas.
El mapa muestra en colores el grado de mortalidad por diabetes, el rojo representa la mortalidad más alta en el continente americano. El drama de la diabetes en México no ha encontrado respuesta en las políticas públicas al grado que requeriría.
A lo más que han llegado las administraciones anteriores fue a una declaración de emergencia epidemiológica, una declaración que quedó solamente en eso: una declaración, mientras las refresqueras se sentaban en la Secretaría de Salud a diseñar y evaluar las políticas contra la obesidad.
Para dar una idea del drama humano que representan la diabetes en México, mencionemos que en el año 2000 murieron alrededor de 46 mil personas por esta enfermedad, en el 2020 fueron más de 150 mil las que murieron por esta causa. En solamente 20 años se multiplicaron por más de tres las muertes por diabetes. Es importante saber que más del 80 por ciento de los casos de diabetes se deben a la obesidad. A lo anterior, se suma que se considera que la obesidad es responsable de alrededor del 49 por ciento de las 220 mil muertes por enfermedades cardiovasculares ocurridas ese mismo año. Esta fue la razón por la que declararon las emergencias epidemiológicas por obesidad en México, el único país que ha declarado emergencias epidemiológicas por enfermedades llamadas “no trasmisibles”.
Por otro lado, un solo producto, el tabaco, mata más de 63 mil personas en el país cada año, casi el doble de las que mueren por asesinatos. Su alta disponibilidad y asequibilidad aumenta su consumo. El tabaquismo ha sido exitosamente combatido en varios países y ciudades, reduciendo el consumo de estos productos y sus daños, aumentando sus impuestos, reduciendo sus puntos de venta, prohibiendo su exhibición, regulando los espacios para fumar. Recientemente se avanzó en México, con la protección contra la exposición al humo de tabaco y emisiones en cualquier área física con acceso al público y con la prohibición total de la publicidad, promoción y patrocinio. Se han presentado más de 1,700 amparos, la mayor parte resueltos en contra de restaurantes, hoteles, supermercados y tiendas de conveniencia. Sin embargo, algunos han sido resueltos a favor, como el amparo de FEMSA Oxxo para seguir con su pared de cigarrillos tras las cajas. Un punto importante para el inicio del consumo de tabaco, mantener la exhibición del producto en el espacio comercial más codiciado del mercado.
Y el tercero de los principales determinantes comerciales de la enfermedad en nuestro país, el alcohol, que causa alrededor de 50 mil muertes anuales, tiene consecuencias sociales que rebasan los impactos de cualquier otra droga. Sin ninguna política nacional para regular su consumo, se vende en todo lugar, a toda hora, se publicita asociado a los eventos deportivos y los eventos musicales dirigidos a jóvenes. Se relaciona en un alto porcentaje con la violencia, con la violencia de género, con la violencia interpersonal, con la violencia al interior de las familias, con la descomposición familiar, comunitaria y social. Como comentamos anteriormente, no hay droga que tenga mayores daños en el ámbito social que el alcohol, por su alta asequibilidad y publicidad.
Lo que tienen en común los productos de estas corporaciones es su característica adictiva, claramente reconocida en el caso del tabaco y el alcohol y, cada vez más, en el caso de las bebidas azucaradas y la comida chatarra. ¿Acaso no conoce usted alguna persona adicta a la Coca-Cola? La oferta omnipresente, altamente asequible en todo lugar y a toda hora, respaldada por publicidad multimillonaria, genera la condición primaria a la adicción, la alta disponibilidad y asequibilidad. La reducción de la asequibilidad a estos productos, no se trata de prohibir, es la primera recomendación para enfrentar las adicciones cuando éstas se han convertido en epidemias. Bajar la asequibilidad forma parte de las políticas implementadas para bajar el consumo de estos productos, junto con la regulación de su publicidad y la imposición de impuestos.
Sin embargo, estas corporaciones son las innombrables en las campañas, se habla a lo mucho de los daños, pero no de quién los genera. Sus dirigentes son invitados al diálogo, a sentarse en la mesa.
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