El testimonio de Cohen es fundamental en el juicio al expresidente, pero se espera que sea duramente cuestionado por la defensa.
Por Jesús García
Los Ángeles, 13 de mayo (LaOpinión).- En su testimonio, Michael Cohen, exabogado personal del expresidente Donald Trump, ofreció detalles de la transacción financiera para pagar los 130 mil dólares a la estrella porno Stormy Daniels.
El abogado inició su testimonio hablando de su historia personal y su deseo de no ser abogado, pero también de la admiración que tenía hacia el expresidente Trump, con quien comenzó a trabajar bajo un salario de 375 mil dólares anuales y bonos, para atender sus asuntos personales, realizar negociaciones a su nombre, entre otras acciones.
“Haría lo necesario”, dijo Cohen, para cumplir con las órdenes del expresidente Trump.
La Fiscal Susan Hoffinger fue la responsable de cuestionar a Cohen, considerado el testigo estrella en el juicio al expresidente Trump, acusado de 34 delitos penales por violar leyes fiscales y electorales al pagar a Daniels por su silencio.
Los cuestionamientos incluyeron la muestra de pruebas: correos electrónicos, transcripciones de mensajes de celular y grabaciones telefónicas. Cohen conectó varios elementos sustanciales para el caso de la oficina del fiscal Alvin Bragg.
Cohen narró, entre otros aspectos, que Trump tenía una política de puertas abiertas en la Organización Trump en Nueva York, por lo que era común ver a sus empleados solicitar unos minutos para ponerlo al tanto de sus asuntos. Cohen utilizó dicho espacio otorgado también para él, aunque él trabajaba directamente con el expresidente, no con la empresa.
Entre las revelaciones de Cohen se encuentran acciones de “acoso” a personas que pudieran representar algún tipo de problema para Trump. «¿Mintió alguna vez por su jefe?», se le preguntó. “Sí, lo hice”, respondió Cohen.
EL PAGO A STORMY DANIELS
A mediados de octubre del 2016, Stormy Daniels intentaba vender a algún medio su historia sobre su relación con el expresidente Trump en 2006.
Cuando Trump supo sobre las intenciones de Daniels le pidió a Cohen, hacerse cargo del asunto, al tiempo que reconoció que si la historia se hacía pública durante la campaña electoral en 2016 las mujeres “lo odiarían”.
Cohen comenzó a fraguar cómo resolver el asunto, incluso a través de dinero directo de la Organización Trump. Fue cuando se le ocurrió crear una empresa exclusivamente para hacer la transferencia del dinero.
El exabogado de Trump no quería poner el dinero de su bolsillo, por lo que pidió al entonces director financiero (CFO), Alan Weisselberg, financiar la empresa fantasma que sería creada, pero él se negó, preguntando si la transacción pudiera realizarse a través de un tercero, en referencia a National Enquirer, pero el entonces editor, David Pecker rechazó involucrarse.
Pecker ya fue testigo en el caso y narró cómo rechazó participar en el esquema de pago, por lo que Cohen decidió avanzar por sí mismo y emitir la transferencia electrónica con dinero propio.
El proceso se concretó, según documentos y llamadas telefónicas, con la creación de la empresa Resolution Consultants, LLC, la cuenta bancaria respectiva y la transferencia electrónica bajo el concepto de “adelanto”.
El pago a Daniels fue a cambio de la firma del acuerdo de confidencialidad (NDA, en inglés).
COHEN DEJA A TRUMP
Al ganar Trump la elección en 2016, Cohen dejaría de trabajar con él; sus servicios, dijo, “ya no eran necesarios”.
Al asumir el mandato presidencial, los asuntos de Trump serían manejados por la oficina legal de la Casa Blanca y Cohen reconoce que le hubiera gustado dirigir esa oficina o al menos que su nombre fuera considerado en la lista de posibles titulares, pero no fue así.
Eso le molestó, pero sobre todo cuando recibió su bono anual de 2016, el cual fue menos de lo esperado. Agregó que no pensaba recibir más, pero “no menos”. La situación mejoró cuando Trump lo llamó para decirle que se haría cargo “de su asunto”.
Poco después, Weisselberg se comunicó con Cohen para indicarle que le devolvería los $130,000 dólares pagados a Daniels. Cohen luego fue contratado como abogado personal de Trump, ya siendo presidente.
El testimonio de Cohen es fundamental en el juicio al expresidente, pero se espera que sea duramente cuestionado por la defensa.