La publicación de este reporte se da en medio de la más reciente confrontación entre esta Agencia y el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta semana, Anne Milgram, la directora de la agencia, acusó al Gobierno de México, en una comparecencia en la Cámara de Representantes, de impedir el ingreso de 13 agentes antidrogas estadounidenses a su territorio. Lo cierto es que la ley mexicana señala que los agentes de otros países deben registrarse y no pueden operar por su cuenta.
Ciudad de México, 10 de mayo (SinEmbargo).– Los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación “han causado la peor crisis de drogas en la historia de Estados Unidos”, ambas organizaciones criminales mexicanas controlan cada segmento del tráfico de drogas y han eliminado cualquier competencia en la Unión Americana lo cual ha permitido que tengan presencia en cada uno de los 50 estados de ese país, señala la DEA en su reporte anual sobre la amenaza de las drogas.
“(Estos cárteles) operan extensas cadenas de suministro globales: desde precursores químicos hasta instalaciones de producción, y dirigen una compleja red de conspiradores que incluye transportistas internacionales, transportistas transfronterizos, funcionarios corruptos, constructores de túneles, empresas fantasma, blanqueadores de dinero y otros”, asegura la Agencia Antidrogas estadounidense en su Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2024.
Y añade: «A los cárteles de Sinaloa y Jalisco se les llama ‘organizaciones criminales transnacionales’ porque no sólo son fabricantes y traficantes de drogas; son grupos de crimen organizado, involucrados en tráfico de armas, lavado de dinero, tráfico de migrantes, tráfico sexual, soborno, extorsión y una serie de otros delitos, y tienen un alcance global que se extiende a zonas de transporte estratégicas y mercados de drogas rentables en Europa, África, Asia y Oceanía».
La publicación de este reporte se da en medio de la más reciente confrontación entre esta Agencia y el Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien miembros de la DEA han buscado vincular con el crimen organizado mediante filtraciones a la prensa internacional. Esta semana, Anne Milgram, la directora de la agencia, acusó al Gobierno de México, en una comparecencia en la Cámara de Representantes, de impedir el ingreso de 13 agentes antidrogas estadounidenses a su territorio.
“Hemos estado esperando ocho meses por una visa y sabemos el costo que eso significa para nosotros en términos de nuestra capacidad para trabajar”, declaró Anne Milgram. En respuesta, el Presidente López Obrador le recordó a la DEA que los tiempos en los que tenían vía libre en México han terminado. “Antes ellos no hacían ningún trámite, entraban los agentes que querían”, sostuvo. A su vez, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México informó que en lo que va del año se han otorgado a la Agencia 14 acreditaciones. “Creo que exageró, con todo respeto”, en ese sentido López Obrador sobre Anne Milgram.
En diciembre de 2020, el Congreso mexicano aprobó una reforma de la Ley de Seguridad Nacional que obliga desde entonces a los agentes de otros países a compartir su información con las autoridades mexicanas, les prohíbe arrestar a personas, les exige una autorización para llevar armas, establece que no tienen inmunidad judicial y amenaza con la expulsión de las agencias si quebrantan la Ley. El detonante de esta iniciativa que envió el Presidente se dio a raíz de la detención en EU del General Salvador Cienfuegos a quien se investigó en territorio nacional sin que México hubiera sido notificado. López Obrador aseguró en ese entonces que la DEA le fabricó delitos al que fuera el Secretario de la Defensa del Gobierno anterior.
TARJETA INFORMATIVA. “Procedimiento para la acreditación de agentes extranjeros en México”.
México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), lamenta las declaraciones de la titular de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), Anne… pic.twitter.com/0nEVbpp7l7
— Relaciones Exteriores (@SRE_mx) May 9, 2024
Ahora el informe de la DEA vuelve a poner el dedo en un punto que el mandatario mexicano ha sostenido en distintas ocasiones: que México no es el único lugar de Centroamérica donde se produce fentanilo. “El fentanilo se produce en Estados Unidos, Canadá y México. Y los precursores químicos proceden de Asia”, dijo el Presidente en marzo pasado al programa 60 minutes.
La Agencia Antidrogas estadounidense señala en ese sentido que «los cárteles mexicanos se benefician de la producción de drogas sintéticas, como el fentanilo y la metanfetamina que no están sujetas a los mismos desafíos de producción que las drogas tradicionales de origen vegetal, como la cocaína y la heroína, como el clima y los ciclos de las cosechas, o esfuerzos gubernamentales de erradicación».
Las drogas sintéticas, añade, representan una amenaza cada vez mayor para las comunidades estadounidenses porque pueden fabricarse en cualquier lugar y en cualquier momento, contando con los productos químicos, el equipo y los conocimientos básicos necesarios.
«El alcance letal de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco en las comunidades estadounidenses se extiende por los traficantes mayoristas y vendedores ambulantes que llevan las drogas de los cárteles al mercado, a veces creando sus propias mezclas mortales de drogas y explotando las redes sociales y las aplicaciones de mensajería para publicitar y vender a los clientes», completa.
NDTA_2024Describe a los cárteles arriba mencionados como «las principales organizaciones criminales de México, y las más peligrosas», ya que controlan sitios clandestinos de producción de drogas y rutas de transporte dentro de México y corredores de contrabando hacia Estados Unidos y mantienen grandes “centros” de redes en ciudades estadounidenses a lo largo de la frontera suroeste y otros lugares clave en todo Estados Unidos.
La agencia estadounidense prácticamente los culpa de todo. «[Ambas organizaciones] dictan el flujo de casi todas las drogas ilícitas hacia Estados Unidos, y su dominio sobre el comercio de drogas sintéticas en particular es evidente en el incesante flujo de fentanilo y metanfetamina ilícitos que cruzan la frontera hacia los mercados estadounidenses», asegura. Como resultado, «muchos estadounidenses están comprando y consumiendo drogas ilegales que creen que son medicamentos recetados legítimos».
Afirma que «miles de narcotraficantes» vinculados a los cárteles de Sinaloa y Jalisco llevan fentanilo, metanfetamina y otras drogas ilícitas a las comunidades estadounidenses todos los días. «Una red de mayoristas de drogas ilícitas, a sólo un paso de los cárteles de México, opera en las principales ciudades de Estados Unidos, como Los Ángeles, Phoenix, Houston, Chicago, Atlanta, Miami y otras», detalla.
No obstante, no menciona en ninguna parte cómo el contrabando de fentanilo hacia Estados Unidos es financiado en última instancia por los consumidores estadounidenses: casi el 99 por ciento, como señala el CATO Institute. En 2021, por ejemplo, 86.3 por ciento de los traficantes de drogas de fentanilo condenados fueron estadounidenses. Y más del 90 por ciento de las incautaciones de fentanilo ocurren en los cruces legales, no en las rutas de migración indocumentada, por lo que los ciudadanos estadounidenses que están sujetos a menos escrutinio.
EL CÁRTEL DE SINALOA, UNA HIDRA DE 4 CABEZAS
De acuerdo con el reporte anual de la DEA, el Cártel de Sinaloa «dirige el contrabando de fentanilo y otras drogas ilícitas a Estados Unidos todos los días, desde paquetes más pequeños transportados por ‘mulas’ humanas hasta miles de libras mezcladas con bienes comerciales legítimos transportados en camiones con remolque».
«El Cártel de Sinaloa ejerce su poder a través del miedo, las amenazas y la violencia, matando a policías locales, periodistas y miembros de otros grupos criminales que invaden su territorio sin autorización –generalmente obtenida pagando «piso»– víctimas civiles ‘en el lugar equivocado en en el momento equivocado’, e incluso matar a sus propios miembros por percepción de deslealtad, desobediencia o para enviar un mensaje», ahondó.
Además, el cártel comete delitos para promover y proteger sus intereses narcotraficantes, como soborno, extorsión y tráfico de armas; y cometen delitos por puro lucro, como el tráfico y la trata de personas, al tiempo que ha construido «una asociación mutuamente rentable con proveedores de precursores químicos con sede en China para obtener los ingredientes que necesitan para fabricar drogas sintéticas, y con organizaciones chinas de lavado de dinero para devolver las ganancias ‘limpias’ de las drogas al cartel en México».
La DEA afirma que el Cártel de Sinaloa «no tiene líder». En cambio, el “paraguas” del cártel cubre cuatro organizaciones criminales separadas pero que cooperan. Las cuatro organizaciones son: «Los Chapitos», nombre colectivo de Iván Guzmá Salazar, Alfredo Guzmán Salazar, Joaquín Guzmán López y Ovidio Guzmán López, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera; el grupo de Ismael “El Mayo” Zambada García, líder del cártel desde hace más de 30 años; el grupo de Aureliano “El Guano” Guzmán Loera, hermano “El Chapo”; y el grupo de Rafael Caro Quintero, el «Narco de Narcos».
El reporte afirma que «Los Chapitos» y el Cártel de Sinaloa «obtienen miles de millones de dólares en ganancias del comercio de fentanilo y fueron pioneros en la amenaza de drogas más mortífera que Estados Unidos haya enfrentado jamás»; domina el mercado de fentanilo mediante su manipulación de la cadena de suministro global y la proliferación de laboratorios clandestinos de fentanilo en México, un modus operandi que «desarrollaron a lo largo de más de 25 años de historia de fabricación de metanfetamina».
La producción de fentanilo se produce en grandes cantidades «desde al menos 2012», pero la facción de «Los Chapitos» es responsable de llevar la importancia del fentanilo al “resultado final” del cártel. «Inicialmente establecieron una base de operaciones para fabricar fentanilo ilícito en las montañas cercanas a Culiacán. Ahora controlan la adquisición de precursores químicos, en gran parte de China, y dirigen la producción de fentanilo ilícito desde laboratorios escondidos en las montañas de Sinaloa y en otros bastiones del Cartel de Sinaloa en todo México. Los laboratorios controlados por el Cartel de Sinaloa son responsables de introducir fentanilo en pastillas de marca falsa en el mercado estadounidense, al tiempo que producen miles de libras de fentanilo en polvo cada año.
La DEA refiere que el Cartel de Sinaloa puede operar libremente en algunas partes de México porque tiene una red de contactos policiales, militares y políticos corruptos. La agencia reconoce como uno de sus principales aliados en el Gobierno de Felipe Calderón, el Secretario de Seguridad Genaro García Luna, preso en EU por vínculos con el narcotráfico, utilizó su posición oficial para ayudar al Cartel de Sinaloa a traficar cargamentos de drogas en grandes cantidades principalmente cocaína y heroína. “Los sobornos aumentaron a lo largo de los años a medida que el Cartel de Sinaloa crecía en tamaño y poder gracias al apoyo del exsecretario. García-Luna es el funcionario mexicano de más alto rango condenado por delitos de narcotráfico en Estados Unidos”.
El reporte apunta que el Cartel de Sinaloa opera en al menos 47 países alrededor del mundo. En lugares como China, el Cartel de Sinaloa obtiene precursores químicos, trafica con metanfetamina y refuerza los contactos con los grupos criminales de ese país.
LAS «FRANQUICIAS» DEL CJNG
La DEA sostiene que el Cártel Jalisco Nueva Generación, por su parte, es una de las organizaciones criminales más poderosas y despiadadas de México, y uno de los factores clave de las sobredosis mortales en Estados Unidos. “Desde su formación alrededor de 2011 a partir de los restos del Cartel Milenio, afiliado al Cartel de Sinaloa, el Cartel de Jalisco se ha vuelto totalmente independiente y ahora opera mucho más allá de las fronteras de México, con presencia en docenas de países alrededor del mundo y en los 50 estados de Estados Unidos”.
El Cartel de Jalisco, menciona, usa vastos recursos financieros, violencia, sobornos a funcionarios corruptos y estructura de mando basada en franquicias para mantener y expandir su dominio en el tráfico ilícito de drogas en México. Los miembros clave del Cartel están vinculados por lazos de sangre o matrimonio con Los Cuinis, cuyos miembros y empresas están bajo sanciones de Estados Unidos.
“Al igual que el Cartel de Sinaloa, el Cartel de Jalisco obtiene miles de millones de dólares en ganancias de la fabricación de metanfetamina y fentanilo ilícito, y es uno de los principales proveedores de cocaína al mercado estadounidense”, destaca.
Con respecto al modelo de franquicias con el que opera, la DEA refiere que el cartel es liderado por Rubén “El Mencho” Oseguera-Cervantes y un pequeño grupo de comandantes de alto nivel que reportan directamente a El Mencho. Un segundo nivel de jefes regionales y de “plaza 5 opera bajo los líderes del nivel superior.
“El modelo de franquicia permite a cada grupo semi independiente personalizar sus operaciones de acuerdo con áreas específicas de especialización (por ejemplo, administrar laboratorios clandestinos de metanfetamina) o demandas del mercado, siempre que cumplan con los requisitos de nombre, marca y estructura organizacional, y sigan la dirección general dictada por los líderes del Cartel de Jalisco”, se lee en el reporte.
El modelo de franquicia también permite que el Cartel de Jalisco se expanda rápidamente, ya que es fácil establecer nuevas franquicias, lo cual maximiza los ingresos de esta organización, “porque el liderazgo no paga los costos operativos de sus franquicias pero sí recauda un porcentaje de las ganancias totales”.
Sin embargo, sostiene, una de las principales debilidades del modelo de franquicia es que los grupos que operan bajo el nombre del Cartel de Jalisco pueden formar sus propias alianzas con otros grupos criminales, algunos de los cuales están en oposición directa a las alianzas de otras franquicias.
“El Cartel de Jalisco se ha convertido en uno de los mayores productores y traficantes de fentanilo ilícito, tanto en polvo como en pastillas, hacia Estados Unidos. Aunque el Cartel de Jalisco no puede igualar la capacidad de producción del Cártel de Sinaloa, ha inundado las calles estadounidenses con fentanilo, a menudo mezclado con otras drogas como heroína, cocaína y xilazina. El cártel tiene sus propias conexiones con proveedores de precursores químicos en China para la producción de fentanilo y metanfetamina y ejerce control sobre varios puertos marítimos para importar los productos químicos. También controlan una extensa red de rutas de contrabando hacia Estados Unidos y lucrativos centros de distribución en las principales ciudades estadounidenses como Atlanta, Georgia”, destaca el informe.
La DEA acusa que el Cártel de Jalisco “fabrica y trafica drogas con relativa impunidad en algunas partes de México, sobornando e intimidando a funcionarios gubernamentales, militares y encargados de hacer cumplir la ley en todos los niveles”.
“Desde su formación hace más de 10 años, el Cartel de Jalisco ha dirigido algunos ataques de alto perfil contra el Ejército y la policía mexicanos, incluido el derribo de un helicóptero del Ejército que mató a seis soldados y el intento de asesinato del jefe de policía de la Ciudad de México (Omar García Harfuch), e incluso realizó un ataque contra el convoy del Presidente guatemalteco cuando éste recorría la región fronteriza entre Guatemala y México. El Cártel Jalisco también está implicado en el soborno a jueces”, puntualizó sin presentar mayores pruebas.