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Adela Navarro Bello

08/05/2024 - 12:04 am

Surfistas en territorio del narco

"Si los mexicanos no están seguros en el país pues pueden ser objeto de asesinos, criminales organizados que matan, secuestran o extorsionan, los turistas extranjeros menos".

"La realidad es que, para la mala fortuna de los surfistas turistas, sin saberlo, entraron en territorio dominado por el narcotráfico y donde la autoridad no existe". Foto: Omar Martínez, Cuartoscuro.

Callum Robinson tenía 33 años y una estatura de 1.95 metros. Atleta, era miembro del equipo nacional de hombres de Lacrosse de Australia. Originario de Perth, se mudó a los Estados Unidos precisamente para jugar Lacrosse colegial en la Stevenson University, donde incluso fue nombrado atleta del año.

Jake tenía 30 años y 1.88 de estatura, era médico y había viajado a los Estados Unidos para pasar dos semanas con su hermano Callum, habían asistido al festival de Coachella y días después decidieron, junto con el amigo norteamericano Jack Carter, viajar a Baja California para surfear en las costas del pacífico en Ensenada y Rosarito.

Pero en la costa bajacaliforniana, tomada por el cártel de Sinaloa en la mayor parte de su geografía, los tres surfistas fueron asesinados. Los mataron de disparos a la cabeza y arrojaron sus cuerpos a un pozo de agua que abastecía un hechizo rancho en una zona inhóspita del Valle de Ensenada.

Los tres surfistas extranjeros cruzaron de San Diego, California -donde residía Callum Robinson- a Baja California, y para su travesía habían arrendado un lugar para dormir en Rosarito, pero antes del día de entrada, el sábado 27 de abril, viajaron por la carretera escénica hasta llegar y pasar Ensenada. Se internaron en la zona del pacífico más allá del Puerto y terminaron en la zona costera de Santo Tomás, donde mentes criminales sellarían su vida.

A saber, por las declaraciones de la fiscal de Baja California, María Elena Andrade, los mataron “sin saber que eran extranjeros”, sino para robarlos. Según la abogada, los ladrones querían las llantas y otras partes del pick up Chevrolet Colorada con placas de California, Estados Unidos, para instalarlas en el pick up que tripulaban los agresores asesinos. El robo, insistió la fiscal en conferencia de prensa, se salió de control cuando alguno de los extranjeros opuso resistencia, y los mataron a los tres.

Posterior a ello, sus cuerpos fueron arrastrados -dijo la fiscal que había huellas de ello- para trasladarlos y tirarlos en el pozo de agua donde, al dragar los cuerpos de los surfistas, fue localizado un cuarto cuerpo de un hombre, cuya identidad no ha sido revelada.

El caso más que un robo, tiene las características de varios que han sucedido no solo en Baja California, sino en otros confines del País: asesinatos cometidos por bandas de narcotraficantes contra personas que “osaron” entrar a su territorio. Como dijera el presidente Andrés Manuel López Obrador a propósito de la masacre de cinco jóvenes en Celaya, Guanajuato en diciembre de 2023, “estaban en territorio que pertenecía a otra banda”.

La zona costera de Ensenada, incluido el puerto de carga, es dominada criminalmente por células del cártel de Sinaloa. Utilizan carreteras, zonas agrestes, ranchos, parajes, valles y costas, para el trasiego de droga vía marítima y terrestre con destino final a los Estados Unidos.

Jesús Gerardo, el Kekas, uno de los tres detenidos, de acuerdo a la fiscal Andrade, por la privación de la libertad y homicidio de los tres surfistas, es de hecho un conocido criminal en el puerto, al servicio de una célula del cártel de Sinaloa. Los otros dos aprehendido, la novia del Kekas y su hermano, no han sido relacionados directamente con el crimen de los extranjeros, fueron detenidos por delitos del fuero federal como portación de sustancias ilícitas, y por lo mismo, turnados a la fiscalía general de la República sede Baja California, aunque en esa institución informaron que únicamente les turnaron a Ary Gisell N, y desconocen el paradero del tercer detenido según la fiscal, Cristian Alejandro N.

El turismo no está a salvo de la violencia e inseguridad que se vive en México ante la impunidad que gozan los cárteles de la droga y las células que los integran. En Baja California, ni los bajacalifornianos están seguros.

En noviembre de 2022 en la ciudad de Tecate inauguraron una calle con el nombre de Jaime Maussan, el ufólogo mexicano. Atraídos por la personalidad del periodista especialista en objetos voladores ni identificados, tres muchachos de Mexicali, la capital de Baja California, viajaron hasta Tecate para tomarse una foto con el letrero de la calle con el nombre de Maussan.

Pero tuvieron la mala fortuna de entrar a territorio de narcotraficantes, y cuando viajaban en su vehículo, fueron atacados a balazos. Los criminales hirieron a dos de ellos y se llevaron por la fuerza al tercero. Tres días después en las inmediaciones de un panteón en la carretera que comunica Tijuana con Mexicali, fue localizado su cuerpo. Lo habían matado y además decapitado.

Indagaciones más extraoficiales que oficiales, concordarían en que los tres turistas bajacalifornianos habían entrado a territorio dominado por el cártel de Sinaloa y habían sido confundidos con miembros del cártel Jalisco Nueva Generación, dado que ambas organizaciones criminales se disputan la zona de Tecate… hasta la fecha.

Ahora mismo en streaming en México está disponible un documental titulado La Masacre de los Mormones, con el cual contextualizan la situación de inseguridad en el País, en la región norte de México, al momento de la masacre de nueve personas de la comunidad de mormones asentados en aquellas tierras. Una de las hipótesis es la misma: que fueron confundidas las camionetas en las que viajaban mujeres con sus hijos, con vehículos del cártel contrario y las órdenes fueron acabar con ellos y sus ocupantes.

Si los mexicanos no están seguros en el país pues pueden ser objeto de asesinos, criminales organizados que matan, secuestran o extorsionan, los turistas extranjeros menos. Desconocen los límites de la criminalidad y el contexto de violencia que se vive todos los días en México hasta sumar más de 30 mil asesinatos anuales en los últimos cinco años, los mismos de la política de los abrazos, no balazos, impuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

A pesar que la fiscalía bajacaliforniana quiera enmarcar el asesinato de los hermanos Robinson y su amigo Carter, en un simple robo, la realidad es que, para la mala fortuna de los surfistas turistas, sin saberlo, entraron en territorio dominado por el narcotráfico y donde la autoridad no existe. Y ahí terminaron asesinados y arrojados a un pozo, por presuntamente un miembro del cártel de Sinaloa que, impunemente, decide en qué zonas de Baja California los visitantes locales, nacionales y foráneos ya no pueden transitar.

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