Específicamente en América Latina, las tradicionales movilizaciones de sindicatos por el Día Internacional del Trabajo pusieron el foco principalmente contra las políticas de ajuste y la caída de los salarios.
Por Mehmet Guzel y Hyung-Jin Kim
ESTAMBUL/BUENOS AIRES (AP).— Trabajadores, activistas y otras personas de todo el mundo tomaron las calles el miércoles para conmemorar el Primero de Mayo con protestas contra el aumento de precios y llamados a obtener mayores derechos laborales. Los sentimientos a favor de los palestinos también estuvieron presentes.
La policía en Estambul usó gas lacrimógeno y disparó balas de goma para dispersar a miles de personas que trataban de atravesar una barricada y llegar a la importante plaza de Taksim, desafiando la prohibición de celebrar el Día del Trabajo en ese lugar. El Ministro del Interior, Ali Yerlikaya, dijo en la red social X que al menos 210 personas fueron detenidas.
Hace tiempo que el Gobierno del Presidente, Recep Tayyip Erdogan, prohibió las manifestaciones en Taksim por motivos de seguridad, pero la plaza tiene un valor simbólico para los sindicatos. En 1977, hombres armados no identificados abrieron fuego en la celebración del Día del Trabajo en Yaksim, provocando una estampida y 34 muertos.
1 Mayıs Emek ve Dayanışma Günü’nde ülkemiz genelinde siyasi partiler, sendikalar ve sivil toplum kuruluşları tarafından 7️⃣8️⃣ ilimizde toplam 2️⃣1️⃣0️⃣ etkinlik düzenlendi.
Miting, yürüyüş, basın açıklaması ve çelenk koyma gibi etkinliklere yaklaşık 2️⃣4️⃣1️⃣. 0️⃣0️⃣0️⃣ kişi katıldı.…
— Ali Yerlikaya (@AliYerlikaya) May 1, 2024
El miércoles, se permitió que un pequeño grupo de representantes sindicales entraran en la plaza para colocar una ofrenda floral en un monumento a las víctimas.
En el Día del Trabajo se celebran los derechos de los trabajadores y también es una oportunidad para manifestar quejas económicas o exigencias políticas. “Que los ricos paguen impuestos”, decía un pendón en Alemania. “¡No toquen la jornada de ocho horas!”, decía otro en Sri Lanka.
En Atenas, varios miles de manifestantes se unieron a las marchas mientras las huelgas laborales interrumpían los servicios de transporte público y ferrocarriles en toda Grecia. El sindicato más grande del país exige volver a las negociaciones colectivas después de que los derechos laborales fueran perjudicados durante la crisis económica griega de 2010 a 2018.
Manifestantes propalestinos se unieron a las marchas, agitando una gigantesca bandera palestina mientras marchaban frente al Parlamento griego. Otros mostraban pendones en apoyo a los estudiantes estadounidenses que protestan a favor de los palestinos.
“Queremos expresar nuestra solidaridad con los estudiantes de Estados Unidos, que enfrentan una gran represión a sus derechos y a sus justas demandas”, dijo Nikos Mavrokefalos en la marcha. “Queremos enviar el mensaje de que los trabajadores dicen no a la explotación, no a la pobreza, no a los altos precios”, añadió.
En París, miles de manifestantes marcharon por la capital francesa, buscando mejoras en los salarios y las condiciones de trabajo. Grupos propalestinos y activistas contra los Juegos Olímpicos se unieron a la marcha, coreando lemas en apoyo a las personas en Gaza.
Un grupo de manifestantes prendió fuego a unos improvisados anillos olímpicos para mostrar su descontento con los Juegos de Verano, que comenzarán en menos de tres meses. Los sindicatos franceses han advertido sobre la posibilidad de una huelga durante los Juegos si el Gobierno no compensa adecuadamente a las personas obligadas a trabajar en las vacaciones de verano.
Las autoridades gubernamentales no se han reunido con los líderes sindicales antes de las Olimpiadas, dijo Sophie Binet, secretaria general del sindicato CGT, uno de los más grandes de Francia. “¿Cómo esperan que las cosas salgan bien si las autoridades no responden a nuestra exigencia más simple?”, dijo.
En Sudáfrica, manifestantes propalestinos se unieron a la conmemoración del Primero de Mayo. En Kenia, el Presidente William Ruto hizo un llamado para aumentar el salario mínimo del país. En Irak, manifestantes exigieron mejores salarios, la reapertura de las fábricas cerradas y el fin de la privatización de ciertos negocios.
En Líbano, manifestantes propalestinos se mezclaron con los trabajadores que exigían el fin de una deprimente crisis económica. “Los políticos no sienten el dolor del trabajador ni las condiciones económicas”, afirmó Abed Tabbaa.
En Indonesia, los trabajadores reclamaron protecciones para los trabajadores migrantes en el extranjero, así como un aumento del salario mínimo. Se reunieron en medio de la presencia policiaca, coreando lemas contra la nueva Ley de Creación de Empleos y la relajación de las leyes de subcontratación durante una marcha hacia el principal estadio deportivo de Yakarta.
En Seúl, la capital de Corea del Sur, miles de trabajadores corearon lemas sindicales al inicio de su marcha, cuya prioridad, según los organizadores, era criticar lo que describieron como políticas contrarias a los trabajadores impulsadas por el Gobierno conservador liderado por el Presidente Yoon Suk Yeol.
“En los dos últimos años, bajo el Gobierno de Yoon Suk Yeol, las vidas de nuestros trabajadores se han sumido en la desesperación”, aseguró en un discurso Yang Kyung-soo, líder de la Confederación Coreana de Sindicatos.
Los miembros del sindicato condenaron la decisión de Yoon de vetar en diciembre una ley para limitar los derechos de las compañías a pedir compensaciones por daños causados por las huelgas sindicales. El Gobierno también ha prometido enfrentar severamente las huelgas ilegales.
En Japón, más de 10 mil personas se congregaron en Tokio para exigir incrementos salariales que compensen las subidas de precios. Masako Obata, líder de la izquierdista Confederación Nacional de Sindicatos, indicó que los menguantes salarios han agravado la desigualdad en los ingresos.
En Filipinas, cientos de trabajadores y activistas de izquierdas marcharon para reclamar aumentos salariales y seguridad laboral, ante la importante subida de los precios de los alimentos y el combustible. La policía antidisturbios les impidió acercarse al palacio presidencial.
LATINOAMÉRICA RECHAZA POLÍTICAS DE AJUSTE
Las tradicionales movilizaciones de sindicatos por el Día Internacional del Trabajador en Latinoamérica que se desarrollaban este miércoles pusieron el foco principalmente contra las políticas de ajuste y la caída de los salarios, mientras en el caso de El Salvador sirvieron de excusa para cuestionar el modelo de seguridad del Presidente Nayib Bukele.
Varios cientos de trabajadores se movilizaron hacia el centro de Buenos Aires convocados por la principal central sindical de Argentina, justo un día después de que el Presidente Javier Milei lograra el primer respaldo parlamentario a una reforma laboral que los gremios consideran una amenaza para sus derechos.
“Cuando todos los derechos sociales, laborales, sindicales y previsionales se encuentran amenazados, es un día de reivindicación y defensa de las conquistas y derechos adquiridos que se pretenden vulnerar sin respetar la voz de las y los trabajadores”, expresó la Confederación General del Trabajo (CGT) en un documento difundido en coincidencia con la manifestación que se congregó frente al centenario Monumento al Trabajo.
La referencia apunta a las políticas de austeridad y reformas impulsadas por el ultraliberal Milei, quien la víspera logró su primera victoria legislativa con la sanción en la Cámara de Diputados de la llamada Ley de Bases, un paquete de normas con las cuales el mandatario pretende desregular una economía signada durante las últimas décadas por una fuerte intervención estatal. La iniciativa ahora deberá ser tratada por el Senado.
En materia laboral, el proyecto amplía el periodo de prueba de un trabajador, deroga multas contra empresas por empleados no registrados, establece un nuevo sistema de compensación por despidos y sanciona la participación en bloqueos o tomas de establecimientos por parte de trabajadores.
Para la CGT, históricamente ligada al peronismo que hoy está en la oposición, Milei “en nombre de una malentendida ‘libertad de mercado’, implementa un ajuste brutal que sufren especialmente los sectores de menores ingresos, las clases medias asalariadas, jubilados y pensionados”, que vienen padeciendo desde hace años una inflación —de 288 por ciento interanual en marzo— que devora sus bolsillos y arrojó a la pobreza a casi 42 por ciento de los argentinos.
La CGT además ratificó la segunda huelga general contra Milei el 9 de mayo.
En coincidencia con la protesta, el Presidente publicó un video en redes sociales saludando a los trabajadores por su día y planteó en un mensaje indirecto a los sindicatos: “¿Quién es el bueno o el malo? ¿El que reclama derechos que no existen o aquellos que queremos sacar a la gente de esta miseria?”.
En Caracas, docenas de trabajadores, jubilados y sindicalistas salieron a las calles para exigirle al Gobierno de Nicolás Maduro salarios dignos, respeto a las convenciones laborales y su derecho a protestar.
En la céntrica Plaza Venezuela protagonizaron una breve escaramuza luego de que desconocidos en motocicletas, supuestos simpatizantes del Gobierno, agredieron a varios de los manifestantes justo cuando iniciaban la caminata.
Agentes de la Policía Nacional, con equipos antimotines, bloquearon el paso de la marcha opositora, particularmente en áreas donde los seguidores oficialistas se concentraban a distancia.
Los gremios piden un aumento del salario mínimo, que se mantiene inamovible desde marzo de 2022 en 130 bolívares al mes, equivalentes a 3.56 dólares. En la práctica, el salario mínimo, que devengan millones de venezolanos, no alcanza para comprar un litro de aceite de maíz que cuesta 3.69 dólares.
A lo largo de los 25 años de Gobierno socialista, Venezuela ha estado sometida a una severa crisis, signada por una alta inflación, bajos salarios y elevados precios, que ahora se fijan de acuerdo con su costo en dólares.
Los sindicalistas reclaman un salario mínimo equivalente a 200 dólares.
En la misma jornada también marcharon los partidarios del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela y de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, una de las mayores agrupaciones sindicales pro-oficialistas, con consignas contra el “imperialismo” y en rechazo a las sanciones estadounidenses que buscaban forzar a Maduro a dejar el poder.
En Ecuador, miles de trabajadores, integrantes de colectivos sociales y estudiantes, entre otros, protagonizan bulliciosas marchas pacíficas en las calles Quito, Guayaquil y Cuenca, en las que principalmente reclamaban respeto a los derechos laborales y más fuentes de trabajo. “Por trabajo y vida digna”, coreaban los manifestantes, mientras otro grupo tildaba de “mentiroso” al Presidente Daniel Noboa por no cumplir sus promesas de campaña de trabajo, salud y educación.
Uno de los gritos más repetidos era “de la lucha del pueblo, nadie se cansa” alternado con “que vivan los derechos de los trabajadores”.
Las marchas se desplazaban en medio de una prudente custodia policial y generando un atronador ruido con bocinas, tambores y cornetas, y alzando carteles en contra de las privatizaciones, del Gobierno y del Fondo Monetario Internacional.
En contraste, el Presidente de Bolivia Luis Arce participó de la movilización de los trabajadores de su país liderada por la Central Obrera Boliviana (COB) y decretó un aumento 5.8 por ciento del salario mínimo en busca de afianzar su alianza con los sindicatos frente a un creciente malestar social por la crisis económica.
“La unidad del Gobierno con los trabajadores está sellada”, dijo el mandatario de centroizquierda que llevaba puesto un casco de minero justo en momentos en que su país enfrenta una merma de ingresos por una baja en la producción de gas.
Arce aprovechó la ocasión para culpar a disidentes de su partido y a la oposición por “bloquear” su gestión desde la Asamblea Legislativa en la aprobación de créditos. “Algunos hermanos le hacen juego a la derecha para frenarnos”, dijo.
Con el incremento, el salario mínimo de Bolivia subió a un equivalente de 359 dólares. Según los expertos, beneficiará a un 20 por ciento de la masa laboral debido a la alta informalidad que ronda el 75 por ciento de la economía boliviana.
Miles de personas marcharon por las calles de Santiago de Chile en el marco de varias manifestaciones que, en su mayoría, transcurrieron de forma pacífica, aunque se registraron diversos episodios de vandalismo y enfrentamiento con la policía con un saldo de 15 detenidos.
El acto principal fue convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la principal organización multisindical de Chile, que contó con la presencia de diversos ministros y autoridades del Gobierno del izquierdista Gabriel Boric.
“Estamos defendiendo los derechos de los trabajadores pero también celebrando que ahora vamos a trabajar 40 horas, que el sueldo mínimo ha aumentado y tratando para que cambie el sistema de previsiones de seguridad social”, dijo la jubilada Angélica Molina, de 85 años, participante de la marcha del 1 de mayo desde que tenía 19 años.
En el centro de la capital chilena se registraron actos de vandalismo contra comercios y edificios públicos, y choques entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, que dispersaron a la muchedumbre con gases lacrimógenos y cañones de agua.
Los enfrentamientos, habituales en la fecha, obligaron al cierre de diversas estaciones del metro y resultaron en la detención de manifestantes, aunque no se reportaron heridos.
En El Salvador, trabajadores aglutinados en la Unidad Sindical Salvadoreña (USS) y miembros de organizaciones sociales y gremiales opositoras al Gobierno de Bukele, con adhesión de partidos opositores, marcharon sin que se reportaran incidentes graves.
Los opositores al Gobierno dijeron que marchaban en defensa de los derechos laborales y para exigir que se termine el régimen de excepción, vigente desde el 27 de marzo de 2022 y que ha permitido la captura de más de 79 mil 200 personas acusadas de pertenecer a las pandillas o colaborar con estos grupos criminales. Más de siete mil personas han sido liberadas porque no se pudo comprobar su vínculo con las pandillas.
“Nos unimos a esta marcha del 1 de mayo para visibilizar a las víctimas inocentes del régimen de excepción”, expresó Alfredo Mejía de la organización no gubernamental Movimiento de Víctimas del Régimen (MOVIR).