El sistema de combate del juego es increíble y es que nos da una gran variedad de personalización a nivel de combate, con diferentes árboles de habilidad que nos brindan nuevas habilidades en movimientos, ataque y defensa.
Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).- Un año más dentro de la nueva generación de consolas y a pesar de que posiblemente sea el año más tranquilo en cuanto a lanzamientos exclusivos, el PlayStation 5 no deja de sorprendernos con pequeñas o grandes producciones, siendo ahora el turno de Stellar Blade, un juego que conocimos en septiembre de 2021 como Proyecto Eve y que a lo largo de estos casi 3 años nos fue enamorando y emocionado con su concepto y jugabilidad que poco a poco se fueron revelando y transformando hasta ser lo que hoy conocemos como Stellar Blade.
Cabe destacar que este es el primer proyecto AAA del estudio coreano Shift Up, quienes a lo largo de su trayectoria habían estado involucrados en el desarrollo de juegos menores y sin llamar tanto la atención, por lo que ha sido un verdadero logro a grandes creces en todos los apartados posibles y que muy seguramente le dará un impulso necesario al estudio para sus próximos proyectos.
Stellar Blade nos cuenta la historia de EVE, desde el primer minuto nos plantea un entorno plagado de destrucción y mucha acción, en medio de una guerra contra criaturas extraterrestres que conoceremos como "naytiba"; nuestros protagonistas buscan restaurar la Tierra y liberarla del control de estos seres que han expulsado a los humanos de su territorio. A lo largo de esta aventura conoceremos a personajes adicionales que dan paso a diferentes referencias sobre la humanidad siendo remplazada por máquinas, acerca de la creación, el mundo y su poder, entre otras cosas que claramente recuerdan a otras franquicias muy similares y algunas series o animes que hemos visto a lo largo de los años.
La historia nos propone un inicio bastante atractivo, no obstante, puede que sea el pilar más débil de todo lo que representa el juego y aunque existen elementos narrativos sólidos a lo largo de esta historia, en muchos momentos parece que se puede pasar hasta un tercer plano sin esta necesidad de empapar al jugador de drama y conocimiento, los personajes se vuelven cuadrados de inicio a fin y no logran cautivar por completo, tampoco se logra realmente empatizar con ellos como en otras entregas.
Por otro lado, tenemos el punto más fuerte del juego: su jugabilidad y es que estamos frente a una combinación, entre un “hack and slah”, pero al mismo tiempo podemos tener una experiencia bastante similar a juegos recientes como Elden Ring o Star Wars Jedi: Survivor, que a su vez, toman su inspiración del subgénero “soulslike” cuyo énfasis está en la dificultad y los enemigos, Stellar Blade no es la excepción. Adicional a su dificultad, el sistema de combate del juego es increíble y es que nos da una gran variedad de personalización a nivel de combate, con diferentes árboles de habilidad que nos brindan nuevas habilidades en movimientos, ataque y defensa yendo mucho más allá de sólo atacar y bloquear ataques, aunque si bien estos elementos básicos siguen formando parte de esta jugabilidad, nos brindan opciones más amplias para ejecutar comandos específicos al momento de bloquear un ataque y cambiar de posición o bloquear y contra atacar de una manera más eficaz, además de la cantidad de combinaciones de ataques que podemos realizar.
Claro, el concepto del juego y su combinación entre un mundo destruido, pero plagado de máquinas y extraterrestres crea un entorno que destaca a nivel gráfico, con escenarios que podemos explorar en su totalidad y que al mismo tiempo nos siguen adentrando en un mundo del que tenemos muy poca información, aunque la ciudad será sólo el principio de todo lo que nos aguarda.
El diseño de personajes y enemigos, tiene un nivel de detalle increíble, haciendo que cada combate sea un gran desafío pero sobre todo un espectáculo de efectos especiales, animaciones y cinemáticas.
Stellar Blade es una verdadera sorpresa, aunque sabíamos que estaba en camino, es hasta que realmente se experimenta y vive de primera mano cuando logra revelarnos todo su potencial.